Movimiento Solidaridad critica acuerdo: “Es una desgracia, excluye a la mayoría del país”
“Luego de 100 días de negociaciones a puertas cerradas, la mayoría de los partidos y sus amigos de la élite política y económica alcanzaron un acuerdo para reformar la Constitución, y le llamaron 'Acuerdo por Chile'”, comienza asegurando un documento del Movimiento Solidaridad en el que el colectivo sincera su decepción ante el consenso alcanzado el lunes, apuntando a la desigualdad de nuestro país.
Y en medio del desencanto, se preguntan, ¿cuál Chile?, ¿será el Chile de las listas de espera, de los sueldos bajos, de los pisos de tierra y la sequía? ¿O será más bien el Chile de los clubes de golf, de las avenidas verdes, de los colegios de élite, de santos en la corte y sus clases de ética? Nos preguntamos, ¿el Chile de las mayorías o el Chile de los patrones?”.
“Es evidente que se trata de un acuerdo del Chile de la élite, que busca cerrar el ciclo de crisis y movilización que abrió la revuelta de octubre. Es por esto que acordaron un mecanismo que excluye explícitamente a movimientos sociales, independientes y pueblos indígenas, a quienes castigan por querer ir demasiado lejos en su lucha por la dignidad”, agrega el documento.
Entrando en materia y profundizando respecto del acuerdo, apuntan a que este “establece el mecanismo por el cual se espera reformar la Constitución de 1980, que incluye 38 personas designadas por el Congreso (24 para el Comité Experto y 14 para el Comité de Admisibilidad) y 50 personas electas para el Consejo Constitucional siguiendo las circunscripciones senatoriales. Además, establece 12 bases constitucionales que predeterminan el resultado de la reforma en aspectos centrales como derechos sociales, propiedad y pueblos indígenas”.
¿De qué se trata, entonces? “De un proceso que excluye a la mayoría del país, cuyos intereses no están contemplados en las bases constitucionales, y cuya participación en el órgano electo será con casi nula capacidad de incidir”, cuestiona el movimiento al tiempo que advierte respecto de sus consecuencias.
“Creemos que sigue un peligroso patrón. Cuando se cede en aspectos fundamentales a las exigencias conservadoras de la élite, se le abre camino a la ultraderecha para que gane terreno en la calle, en el discurso público y las instituciones políticas. Los partidos de Apruebo Dignidad (Frente Amplio y Partido Comunista) han desaprovechado una oportunidad histórica para constituirse como gobierno al servicio del pueblo, y han optado por retroceder ante las amenazas mediáticas de una derecha sin proyecto. Todavía están a tiempo de corregir el rumbo, y esperamos que las bases de sus partidos cumplan con su responsabilidad política”, plantean.
Respecto del rol de las organizaciones del pueblo, son claros. “Tenemos que dar un paso adelante, no podemos entregar a la elite parlamentaria las reformas que rayan la cancha de nuestras vidas. Así como tampoco podemos abandonar la construcción del poder popular desde la base territorial y la lucha por las demandas sociales que mejoren nuestras condiciones de vida y trabajo”, dicen apelando a una ciudadanía activa.
Constatada la situación en la que se encuentra el país, el movimiento plantea que se ve obligado “a asumir la responsabilidad histórica de mostrar una alternativa crítica al Acuerdo por Chile y al desempeño de Apruebo Dignidad”.
“Ante esta crisis, el rol de la izquierda, los movimientos sociales y las organizaciones populares no es solamente denunciar los aspectos antidemocráticos o neoliberales del Acuerdo, sino ofrecer un camino organizado para esas millones de personas que hemos creído que es posible mejorar la vida y construir un futuro distinto”, agregan al tiempo que aseguran que el camino debe considerar:
“Una respuesta urgente a la crisis económica en curso que contemple exigencias al Estado a nivel local y nacional, así como con planes de respuesta territorial que recojan y promuevan la creatividad autogestionaria de nuestro pueblo, como redes de cuidado, operativos de salud, ollas comunes, cooperativas de abastecimiento, entre tantas alternativas”.
Considerando que “la elite política ha mostrado su rostro excluyente, (se) nos ofrece la oportunidad y nos exige crear una alianza popular amplia, que rescate la experiencia de la revuelta y el proceso constituyente, y articule a organizaciones y movimientos en torno a un programa común de luchas y de cambios concretos”.
“Hacemos un llamado a nuestra militancia, y a quienes forman parte de organizaciones y movimientos populares, a defender el programa que hemos ido construyendo en las últimas décadas de lucha contra el neoliberalismo y la precarización de la vida y que se cristalizó en el proceso constituyente. Este acuerdo es una desgracia. Y por eso mismo, no podemos marginarnos y dejarle la cancha libre a los enemigos de los pueblos”, dicen evidenciando su malestar.
Finalmente, se convocan a encontrarse y articularse, plantenado que “es tarea de primer orden sumarse a la Coordinadora de Movimientos Sociales (CMS) y a participar en el Congreso que ya se comienza a preparar para el 2023. Ya hemos visto lo que ocurre cuando nuestra impugnación es dispersa. Hoy más que nunca debemos convertir este archipiélago de organizaciones en una alianza popular fuerte que trabaje por un horizonte de esperanza y de justicia para todo nuestro pueblo”.
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