Maite Alberdi, documentalista: “No me quita el sueño” hacer ficción

Maite Alberdi, documentalista: “No me quita el sueño” hacer ficción

Por: Giglia Vaccani Venegas | 29.11.2022
En esta entrevista desde París, donde se presentó en el festival “Un état du Monde” (Un Estado del Mundo), la cineasta habla de su trabajo, sus sueños y del reconocimiento internacional que se ha forjado.

Desde hace un tiempo que el cine chileno está dando que hablar en el mundo entero. Los galardones obtenidos en prestigiosos festivales y las nominaciones a los premios Oscar, comienzan a sembrar la curiosidad en el público de países tan cinéfilos como Francia.

En la 13° edición del Festival “Un état du Monde” (Un Estado del Mundo) organizado por el Forum des Images de París, se hizo un focus sobre el cine chileno exhibiéndose retrospectivas del director Sebastián Lelio y de la documentalista Maite Alberdi.

Para clausurar el festival se mostró por primera vez al público francés El Agente Topo – que tuvo que ser traducido y subtitulado especialmente para este evento- y que fue presentado por una emocionada Maite Alberdi.

La directora respondió a las preguntas del auditorio, quienes en su mayoría descubrían el trabajo de la chilena, asegurando que volvería encantada a Francia una vez que termine su última obra, La Memoria Infinita.

Antes de su paso por Francia, Alberdi estuvo en el Festival Internacional de Ámsterdam, para afinar detalles de la producción de su nuevo documental.

-¿Cómo ha sido tu vida como cineasta después de la nominación al Oscar?

Mi vida como cineasta después de la nominación al Oscar ha cambiado principalmente la forma de pensar los proyectos, ya no hay límites territoriales, hay más facilidades de financiamiento. El Oscar te regala la posibilidad de seguir filmando, esa nominación siempre implica que te van a preguntar por el próximo proyecto, se te va a hacer un poco más fácil que antes filmar, y es más difícil al mismo tiempo porque uno tiene una presión, una carga y una expectativa que cumplir, entonces no es rápido, y también mis procesos son muy lentos. No es que al año siguiente uno tenga una película como espera a veces la industria.

-Tus documentales tienen un estilo muy específico, un sello personal. ¿Cuánto tiempo te toma hacer un documental? ¿Este proceso ha variado luego de tu reconocimiento internacional?

Me toma muchos años. La gracia del reconocimiento internacional hacia un sello o estilo es que uno también puede defender ese estilo y eso es lo que he tratado de hacer. Cuando se acercan empresas o productores grandes yo puedo decir ‘me voy a demorar 3 años’, porque es el tiempo que toma hacer este tipo de películas o ‘no sé cuánto me voy a demorar’ que para un productor es muy raro que te lo planteen así, yo digo ‘tienes que tener paciencia y esperar’. Creo que lo he logrado plantearme de esa manera y que también que las películas y las trayectorias también defienden eso, no solamente en El Agente Topo.

-El Agente Topo es tu documental más visto pero el que menos has presentado. Esta es la segunda vez que presentas tu documental a una audiencia en Europa. ¿Qué sientes?

Es muy emocionante volver a las salas, sobre todo porque en los diálogos después de las películas se termina de construir para uno, como director, el documental. Una cosa es lo que uno quería comunicar y otra es entender si el mensaje que uno quería comunicar llega, de qué forma llega y en qué contexto llega, porque El Agente Topo se lee distinto postpandemia, aunque yo lo terminé antes. Abrir ese diálogo me ayuda a reflexionar sobre mi obra, sobre lo que quiero hacer, surgen nuevas preguntas, porque uno tiene siempre los mismos temas rondando. Entonces haberme perdido ese diálogo con El Agente Topo, siento que es una obra que no está completa, más allá de todo el impacto que tuvo en audiencia, una película que fue vista en muchos países, por mucha gente, y de manera transversal en términos de edad, pero en la cual yo personalmente como directora tuve poca oportunidad de diálogo, era más un monólogo pandémico donde los periodistas te hacían preguntas y uno respondía, pero solo eso.

-¿Qué te parece participar en este festival de cine del Forum des Images que se llama “Un état du Monde” (Un estado del mundo) en donde Chile es el invitado de honor?

Creo que podríamos entender la historia de los últimos años de Chile desde la cinematografía. Muchas cosas, muchas problemáticas que surgieron durante el estallido social, muchas frases que se acuñaron y que en ese momento no entendíamos, hoy ya las tenemos incorporadas. Si uno se pone a mirar las problemáticas que trabajaban los cineastas en los últimos 10 años, estaba todo ahí, de distintas maneras, dicho con distintos personajes. Creo que revisar desde afuera el cine chileno es mirar un país, su idiosincrasia, entender su historia, entender a nivel micro las problemáticas que lleva ese pueblo y esa historia. No es solo la historia de esos personajes, hay contextos sociales que se dan a conocer desde nuestra cinematografía.

-¿Cómo ves la evolución del cine chileno tanto en el documental como en la ficción?

Siento que hemos ido todos aprendiendo juntos, nos pasamos una posta en que una película va ayudando a otra, la industria crece, se complejizan los lenguajes. Siempre digo que es un cine muy diverso y esa es su gracia, no es una cinematografía que tú puedes decir ‘el cine chileno es tal cosa, se filma de tal manera, trabaja ciertas temáticas’. Su gracia es que hay muchos cineastas, cada uno con su propia voz, su propio estilo, pero sí creo que todos somos cineastas que nos interesa reflexionar sobre nuestro entorno. Eso sí es algo común, todas las películas tienen una problemática social que están abordando, alguna inquietud que está en el aire.

-¿Cómo ves la acogida de tus películas en el extranjero?

Mi cine es bastante universal, habla de la sociedad y lo que trato de hacer con las temáticas es que hagan eco en todos los lugares y me preocupo en el montaje de abrir conversaciones con otros territorios para ver si la película funciona, la voy compartiendo y quiero que haga eco en el mundo. Lo que tienen mis películas que hace que funcionen en otros países es que son emociones universales a partir de una idiosincrasia particular, pero con temáticas con las cuales todos estamos relacionados.

-Antes de llegar a este festival estabas en Ámsterdam. ¿Nos puedes contar algo de tu paso por esa ciudad?

Estaba haciendo un pitch de mi próximo proyecto que se llama La Memoria Infinita para la industria del Festival de Documentales de Ámsterdam, IDFA.

La película está casi terminada y es una historia de amor de una pareja en donde a él le dio Alzhéimer muy joven y trata de cómo logran ser pareja hasta el final con el mismo amor del primer día.

-Tus documentales abordan temas difíciles, pero tienen un abanico de emociones, no es todo triste ni todo risa. ¿Cómo logras mostrar esto?

Creo que la vida tiene ese abanico de emociones siempre, no es todo blanco ni negro, hay grises, uno puede estar viviendo un duelo y reírse, uno puede estar teniendo días alegres en medio de la pena. En el documental es difícil hablar de géneros como en la ficción: es una comedia, es una tragedia, pero en la vida no existen los géneros, están cruzados. Por eso me gusta el documental porque es difícil de encasillar, es lo que me pasa a mí viviendo con mis personajes, si uno ve todas mis películas creo que tienen una estructura que es dramática, que tienen finales dramáticos, creo que ninguna tiene un final muy luminoso, en todas hay pérdidas al final, pero pese a la pérdida grande uno tiene la sensación de haberlo pasado bien, por el goce de vivir de esos personajes en medio de esos dramas y de las cosas que van perdiendo. Así vivimos, no puedo elegir una sola cosa porque uno no convive con una sola emoción, esa es la complejidad de la vida.

-¿Sientes que esta mirada diferente que entregas a tus documentales tiene que ver con el hecho de ser mujer?

Todo influye, el hecho de ser mujer, de ser hija, el haber vivido duelos, alegrías, influye que soy madre. Está mi punto de vista, pero mi identidad por supuesto que tiene que ver con ser mujer, pero no creo que ciertas cosas de mi mirada no puedan estar en un hombre. Tiene que ver con muchas situaciones, historias y contextos que me constituyen.

-¿Te has planteado hacer ficción?

Sí, pero todavía nada concreto, depende de las historias que lleguen, pero no es algo que busque, no me quita el sueño. Me interesa que me lleguen buenos personajes documentales más que hacer una ficción.

-¿Ha cambiado la manera en que tus personajes se acercan a ti ahora que la gente ya te reconocen?

Me lo facilita ya que la gente confía más rápido porque saben qué tipo de películas puedo hacer.

-¿Qué otras historias te gustaría contar?

Creo que no me alcanza la vida para la cantidad de historias que me gustaría contar. Lo que más me gustaría es defender un proyecto por mucho tiempo, mi sueño sería acompañar a una persona por 20 años. Vivir procesos, a mí me gusta en las películas acompañar procesos, que el espectador sienta que vivió un tiempo, la vida no cambia en un mes, entonces no puedo filmar en un mes. La vida cambia en la medida que pasa el tiempo, pero las personas no cambian.

-Claro, pero en un momento hay que cortar

Este proceso de cuándo cortar me gustaría que fuera lo más lento posible, tener la posibilidad – en esta industria que cada vez produce más rápido- de filmar cada vez más lento.

Artículo publicado en alianza con Culturizarte.

[Te puede interesar] Lobby por Reforma Previsional: Reuniones en el Tavelli, la gigante BlackRock y los favoritos de las AFP

 

[Te puede interesar] ¿Chile al borde del autoritarismo? Expertos analizan “tormenta perfecta” de factores sociales

 

botón Socios El Desconcierto 2022