El aporte de las cooperativas de salud

El aporte de las cooperativas de salud

Por: César Gattini | 23.11.2022
Las cooperativas de salud pueden aportar un apoyo clave a aquellos grupos de población que no cuentan con recurso asistencial local o tienen limitado acceso al uso de servicios.

El seminario sobre cooperativismo en el sector salud (El futuro de la salud es cooperativo, que se realizará esta semana) es muy oportuno y promisorio para fomentar el rol de las cooperativas en el sector salud, en los distintos países y grupos de población. La colaboración entre el sector público y privado es esencial para mejorar la cobertura de los sistemas nacionales de salud, especialmente de la atención primaria de salud local.

En el seminario se difundirá el modelo de cooperativismo y se discutirá sobre experiencias concretas de cooperativas que apoyan a los sistemas de salud que pueden ser prototipos de uso en otros lugares y sistemas. Este es un campo muy necesario y útil de acción para apoyar el resguardo de la salud de toda la población, lo que efectivamente puede contribuir al fortalecimiento de los sistemas nacionales de salud con una mezcla público-privada coordinada, de los cuales las cooperativas son componentes que pueden constituir un aporte cada vez más clave en el aporte del sector salud a todas las personas que lo necesitan.

Al revisar el rol potencial que pueden cumplir las cooperativas en el sector salud se advierte que ellas tienen una gran oportunidad de complementar la cobertura de acción de los sistemas de salud, favoreciendo el acceso al uso de la atención en salud cuando se necesita, especialmente en aquellos grupos y áreas donde no llega la cobertura asistencial por falta de recursos. O bien, cuando existiendo recursos locales, algunos grupos tienen obstáculos para poder acceder a aquella atención sanitaria que necesitan (por limitaciones de tipo económico, geográfico, social, cultural, de tiempo u otras).

En este contexto, las cooperativas de salud pueden aportar un apoyo clave a aquellos grupos de población que no cuentan con recurso asistencial local o tienen limitado acceso al uso de servicios, especialmente si se les puede aportar atención clínica, acceso a medicamentos y a los exámenes de apoyo diagnóstico y terapéutico. Las cooperativas también pueden contribuir a la estrategia de atención de salud primaria de salud en cada comunidad, con actividades que pueden ser de promoción (hacia una vida saludable), de prevención de riesgos o enfermedades, o bien de pesquisa oportuna de problemas de salud que pueden tener efectivo tratamiento o evitabilidad de complicaciones.

Cabe recordar que el objetivo de los sistemas de salud es abordar y tratar de resolver las necesidades y demandas de salud de toda su población objetivo. Cada persona de la comunidad tiene diversas necesidades, ya sea para promover una vida saludable, prevenir riesgos y enfermedades, o bien abordar problemas que perciben sobre su salud (como enfermedad o accidente) y que requerirían de una atención clínica, que ojalá resuelva ese problema.

Sin embargo, esas necesidades y una potencial demanda sanitaria de la población parecen ser infinitas, pues superan con creces la oferta que pueden proveer los sistemas de salud. Se tiende entonces a generar una brecha de acceso y uso de servicios, lo que es más crucial en aquellos grupos de población o áreas con predominio de población pobre, con mayor vulnerabilidad social, o en zonas rurales o alejadas de los centros urbanos.

En general, los sistemas de salud tienen un mayor componente del sector público, y otro componente del sector privado, ya sea con o sin fines de lucro. Los sistemas de salud en Latinoamérica, especialmente los públicos como en el caso chileno, tienden a ser organizados en redes asistenciales, donde el nivel primario de atención juega un rol esencial, en contacto directo con su población objetivo y como primera entrada al sistema. Allí se resuelve la mayoría de los casos de problemas de salud en las personas que consultan mediante una capacidad resolutiva apropiada, y se derivan aquellos casos que requieren una mayor complejidad tecnológica y resolutiva.

La atención básica o más frecuente de salud en el nivel primario involucra tres tipos principales de bienes y servicios: la atención clínica (que incluye diagnóstico, pronóstico, indicaciones y tratamiento); la entrega de medicamentos; y la realización de exámenes de apoyo diagnóstico y tratamiento (como los exámenes de laboratorio e imagenología).

La falta de cobertura formal tiende a ser abordada por organizaciones no gubernamentales que utilizan financiamiento y recursos ya sean propios o bien proveniente de donaciones, aportes de la cooperación internacional o de convenios con entidades gubernamentales. La falta de cobertura es también asumida parcialmente por el sistema informal de salud (como la medicina tradicional), el autocuidado y la provisión directa o autónoma de medicamentos en farmacias.

Para asegurar una mayor cobertura asistencial local, cada día es más evidente que se requiere contar con una mezcla pública y privada global, con una dinámica integración. En el caso chileno, es importante el reciente ejemplo de la integración de todos los sectores para poder abordar exitosamente el caso de la pandemia por Covid-19, bajo el liderazgo del Ministerio de Salud. Las estadísticas comunales comprueban que se pudo llegar con intensivos y complejos tratamientos y vacunas a todas las comunas del país, sin mayor diferencia entre aquellas más pobres, rurales o de población mayor de 65 años y más. Ello permite sacar útiles lecciones para enfatizar que el abordaje efectivo a las necesidades salud de la población deben ser tanto públicos como privados, adecuadamente coordinados e integrados.