¿Habrá seguridad social?
Como es sabido, en Chile no hay seguridad social. A los trabajadores se les obliga a entregar un 12,5% de sus sueldos a las AFP, para que estas lo devuelvan al capital empresarial, que por sí mismo no es capaz de generar recursos para su reproducción. Esto es único en el mundo, “un robo en despoblado”, se dirá en el futuro. Cuando el trabajador jubila se le paga una pensión de hambre en base a los recursos recaudados en la cotización de los trabajadores activos, esa es la realidad. Sus ahorros se esfumaron en la codicia del capital financiero.
Se cuenta el cuento de que “la plata es tuya”, y eso es mentira. Se dice que ello se comprueba por los retiros, y también es mentira. Tú no puedes disponer de tu plata porque ya no te pertenece. Los retiros fueron una concesión demagógica de la clase política, que lo determina según sus conveniencias politiqueras. Antes sí, ahora no, cuando los políticos lo decidan. Por cierto, si vas a la AFP y le pides que te devuelvan el dinero, se hacen los sordos y te responden que ellos no pueden… porque la ley se los impide, ley hecha por políticos. El negocio de las AFP es la más grande colusión habida en la historia económica del país.
El gobierno del Presidente Boric ha presentado la más fundamental de sus reformas: el fin de las AFP. Tomando en cuenta la correlación de fuerzas en el Parlamento, no ha podido establecer un sistema de seguridad social como existe en todos los países civilizados. Aquí en Chile, el peso de la noche del extremo neoliberalismo (abusos inconcebibles con el dinero de los propios trabajadores) sigue campante. Las propias AFP a diario gastan miles de millones en propaganda amarilla y negra para defender su robo legal. Y cuentan con una parte relevante de la clase política a su servicio.
El proyecto del gobierno no toca el 12,5% actual, aunque permitirá que las personas opten sobre quién les gestiona sus ahorros. Lo más importante es que propone aumentar progresivamente en un 6% adicional el ahorro forzoso, esta vez destinado a un fondo común para el pago efectivo de pensiones y en cuya administración se prohibirá lucrar. Este fondo es clave para ir mejorando progresiva y efectivamente las pensiones. Será tan evidente el beneficio para los trabajadores y el pueblo que se impondrá a futuro como mecanismo para gestionar toda la contribución salarial a un real fondo de pensiones. Ahí radica la dificultad del proyecto previsional del Presidente Boric para convertirse en ley.
Derrotar a la más formidable colusión político empresarial, llamada AFP, que defenderá sus prebendas actuales, es el desafío de políticos y políticas honestas que, felizmente, aún quedan en Chile.