Bebés tienen aire contaminado en pulmones y cerebro antes de respirar por primera vez
Científicos de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido) y la Universidad de Hasselt (Bélgica), estudiaron nanopartículas de contaminación del aire, llamadas carbono negro, o partículas de hollín, para ver si estas pueden llegar a los fetos humanos.
Los hallazgos innovadores publicados en Lancet Planetary Health muestran que bebés recién nacidos y su placenta están expuestos a nanopartículas de carbono negro de forma proporcional a la exposición de la madre a la contaminación del aire.
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De acuerdo a los investigadores, estas nanopartículas también cruzan la placenta hacia el feto en el útero ya en el primer trimestre del embarazo y llegan a sus órganos en desarrollo, incluidos el hígado, los pulmones y el cerebro.
El carbono negro es un material negro como el hollín liberado en el aire por los motores de combustión interna, las centrales eléctricas de carbón y otras fuentes que queman combustibles fósiles. Es un componente importante del material particulada (PM).
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Los mecanismos por los que estas diminutas partículas provocan conocidos problemas de salud son poco conocidos, aunque en parte se deben a los productos químicos con los que se recubren durante la combustión.
Estudios previos realizados por el equipo de la Universidad de Hasselt encontraron que las nanopartículas de carbón negro ingresan a la placenta, pero no hubo evidencia sólida de que estas partículas luego ingresaran al feto.
Este último estudio es la primera vez que se demuestra esta preocupante situación. Al respecto, uno de los autores del estudio, el profesor Tim Nawrot dijo que: "Sabemos que la exposición a la contaminación del aire durante el embarazo y la infancia se ha relacionado con la muerte fetal, el parto prematuro, los bebés con bajo peso y el desarrollo cerebral alterado, con consecuencias que persisten durante toda la vida".
“En este estudio demostramos que la cantidad de partículas de carbono negro que ingresan a la madre se transmiten proporcionalmente a la placenta y al bebé. Esto significa que la regulación de la calidad del aire debe reconocer esta transferencia durante la gestación y actuar para proteger las etapas más susceptibles del desarrollo humano” exlplicó Narwot.
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Al respecto, el académico de la Universidad de Aberdeen señaló que: “Lo que es aún más preocupante es que estas partículas de carbón negro también ingresan al cerebro humano en desarrollo. Esto significa que es posible que estas nanopartículas interactúen directamente con los sistemas de control dentro de las células y los órganos fetales humanos”.
Los autores del estudio concluyen que ahora que se sabe que el bebé en desarrollo en el útero está directamente expuesto a las partículas contaminantes del aire de carbono negro, descubrir los mecanismos involucrados en los riesgos para la salud se ha vuelto aún más urgente.