“Fake news” y la erosión de la democracia en Chile
Las fake news, utilizadas como una fuente de desinformación brutal por parte de la campaña del Rechazo en Chile, se han tomado la agenda del debate en torno al plebiscito de salida este 4 de septiembre. La contaminación informativa de esta campaña no es ajena a un capitalismo de vigilancia, concepto planteado por Shoshana Zubbof, profesora emérita de la Escuela de Negocios de Harvard, para referirse a una nueva forma de acumulación capitalista desde la Big Data que comienza a erosionar la autonomía individual y las democracias.
El caso de Cambridge Analytica es un ejemplo reciente de este capitalismo de vigilancia. Cambridge Analytica, una consultora británica encargada de recopilar datos y analizarlos para fines de campañas comunicacionales en procesos electorales, se vio envuelta en el escándalo Facebook–Cambridge Analytica cuando, diarios como The Guardian, The New York Times y The Observer denunciaron el acceso sin consentimiento, por parte de Cambridge Analytica, a la información de millones de usuarios de Facebook con el fin de manipular datos personales para fines electorales durante la campaña presidencial de Estados Unidos en 2016.
Este capitalismo de vigilancia es central para entender el alcance de las fake news y de cómo estas se han convertido en el modus operandi de la manipulación de datos con fines políticos por parte de una elite económica, política e intelectual. Un ejemplo claro de esta élite intelectual sería el caso de Amarillos por Chile y de su vocero Mario Waissbluth, con su controversial tuit sobre inversiones en Chile. La cuestión central aquí no es simplemente asumir que este tuit fue un error y esperar que la ciudadanía lo entienda así también. Aquella respuesta no sólo es naive, sino que reafirma esa distinción clara de posición de poder de esta élite. Es decir, poner en cuestionamiento, a partir de campañas de contaminación desinformativa, la capacidad deliberativa racional de la sociedad.
Es precisamente a partir de esta posición de poder que estas élites buscan, a través de campañas comunicacionales, manipular tanto el comportamiento electoral como también el comportamiento psicológico de un votante que vota por una opción que cree que es real pero que en la práctica no lo es.
Aquí la cuestión central es no sólo entender cómo operan las fake news, sino también extender este debate en torno al poder político de una élite que opera en Estados y gobiernos con el fin de manipular la psicología de un país en su conjunto, y con el propósito de erosionar procesos democráticos con tal de consolidar la hegemonía de un proyecto político y económico que es a la vez histórico. Este fue el caso de Brexit, que consolidó, desde una campaña digital de fake news, el proyecto histórico de un sector del Partido Conservador en Reino Unido, reminiscente de la nostalgia de lo que fue el poder económico y político del Imperio Británico.
Brexit ocurrió a pesar de que nadie pensó que ocurriría, y ese también puede ser el escenario para la campaña del Rechazo en Chile.
En el contexto de Chile, no sería muy difícil concluir que detrás de la campaña brutal de desinformación de los sectores del Rechazo existe un ideario político, que es histórico para los sectores conservadores en Chile, y que está siendo defendido por todos los medios posibles. De hecho, no es la primera vez que los sectores conservadores frenan el avance de fuerzas progresistas. Sólo basta con tomar como ejemplo la interrupción del proceso democrático en Chile a partir del Golpe Militar en 1973, y de cómo éste condujo al primer experimento de formación de Estado neoliberal en Chile. Ahora, y en un escenario diferente, los sectores del Rechazo instalan en la nueva propuesta de Constitución Política para Chile fake news tales como la pérdida de la propiedad privada o la casa propia, la eliminación de la libertad de enseñanza, o el aborto incluso hasta los nueve meses. Es a través de campañas de miedo que los sectores del Rechazo en su conjunto intentan manipular la psicología de todo un país para frenar el avance de un proceso constituyente. Es decir, intentan la manipulación de un país entero en un contexto de un proceso democrático.
A partir de experiencias como el Brexit en Reino Unido, la campaña de Macri en Argentina, o la elección de Trump en 2016, sería importante para la democracia en Chille que las fuerzas democráticas y progresistas en Chile se preguntarán sobre ¿qué poderes económicos, políticos y militares operan detrás de las campañas del Rechazo? ¿Cuáles son sus redes globales? Por ejemplo, ¿cuáles son los nexos de la élite económica, intelectual y política del Rechazo con otras élites globales que estuvieron detrás de las campañas de Macri en Argentina, de Trump en Estados Unidos o del Brexit en Inglaterra?
Asimismo, el actual proceso democrático que vive el país requiere abordar el rol de los medios de comunicación, y abrir el debate sobre el rol de la prensa escrita y la TV abierta como máquinas de propaganda política de los sectores del Rechazo. Aquí es importante hacer una distinción central sobre el rol que el pluralismo de los medios de comunicación tiene en el fortalecimiento de los sistemas democráticos y la desinformación. Sin embargo, pluralismo no es lo mismo que desinformación.
El rol de la TV abierta reside precisamente en desplegar la campaña de las fake news a través de todos los canales de información más alejados o más cercanos al sector del Apruebo de tal forma de controlar el debate sobre la nueva propuesta de Constitución Política para Chile. Es decir, los medios de comunicación afines al sector del Rechazo disputando la batalla hegemónica discursiva de este proceso democrático y por consiguiente definiendo cuál es la agenda a seguir por parte de los sectores del Apruebo: desmontar las noticias falsas sin poder debatir sobre la nueva propuesta de la Constitución Política. Christopher Wylie, antiguo empleado de Cambridge Analytica, describió el experimento de manipulación de datos con fines electorales en la campaña de Donald Trump, como burdamente antiético. En el contexto chileno no sería políticamente incorrecto llamar a la campaña de los medios de comunicación afines al Rechazo por lo que es: un experimento grotescamente antiético que busca torcer la posibilidad de que el laboratorio de cambio social que se abrió en Chile después de la revuelta social de octubre de 2019 se vuelva también un laboratorio de fake news.
Así también, la cuestión de la erosión de la democracia por parte de las fake news radica principalmente en el hecho de que la contaminación desinformativa de un sector instala una percepción de desconfianza hacia otro y, en este caso, en relación con la Convención Constitucional (CC) y al proceso constituyente. Claramente, este escenario también responde a una falencia comunicacional de la CC, que no logró instalar con mayor solidez una narrativa comunicacional más eficiente en torno a las distintas discusiones que se dieron a lo largo del año de funcionamiento de la Convención. Entonces, una consecuencia directa de las fake news es que parte de la casi abrumadora mayoría del 80% que apoyó tener una nueva constitución en Chile comienza a ver el proceso constituyente de forma distinta y a reaccionar frente al proceso de modo distinto. Un ejemplo reciente es la Encuesta Criteria que desvela como un 73% de chilenos comienzan a identificarse con posiciones intermedias, precisamente porque las fake news apuntan a transformar la psicología del comportamiento de este electorado.
Lo fundamental en este momento político actual es tomar nota de que las fake news erosionan el funcionamiento de un sistema democrático. Para ser más precisa: su objetivo es instalar una contaminación desinformativa que hace imposible encontrar una narrativa común precisamente porque lo que yo puedo ver no lo ve el otro, la otra, el otre y viceversa. Aquí el rol del actual gobierno y de la campaña Chile Vota Informado es central para el estado de la democracia en Chile.
Es decir, tanto para lo que entendemos como democracia como para el funcionamiento de la democracia, es necesario llegar a un acuerdo de lo que es real y de lo que no lo es antes de comenzar un debate ideológico. De ahí que se pueda entender la postura del gobierno con respecto a salvaguardar lo democrático de este proceso a través de ampliar el acceso a la información de la actual propuesta de constitución política para Chile.
Esto último se vuelve también un campo de disputa hegemónica de los sectores del Rechazo que cuestionan la capacidad de la sociedad de querer leer una propuesta de Constitución Política. Aquí la cuestión central es cómo se fortalece el debate democrático desde lo institucional, que, en lo fundamental, es la responsabilidad de cualquier estado garante de un sistema democrático. De otro modo el legado de esta élite intelectual, económica y política del sector del Rechazo será consolidar la fragmentación de la sociedad de modo tal que el actual proceso constituyente ya no será el espacio de encuentro colectivo que le dio su origen.