Alta exposición de la diversidad de miles de especies arbóreas a la presión de actividades humanas
En un estudio global reciente de más de 46,000 especies de árboles, un equipo internacional de investigadores ha demostrado que muchas especies de árboles están bajo una presión sustancial y mal protegidas. El equipo de investigación, encabezado por la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, ha estudiado como mejorar esta situación lo que requiere la designación ambiciosa e inteligente de nuevas áreas naturales protegidas. La investigación fue publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Según el autor principal de la investigación, Dr. Wen-Yong Guo, el mapa mundial muestra hasta qué punto las áreas protegidas actuales y las áreas prioritarias para los objetivos de protección del 17 % y el 50 % están bajo presión por actividades humanas (HMI = Índice de Modificación Humana). Vemos, por ejemplo, que el Amazonas tiene muchas áreas donde los árboles están ligeramente presionados. También se observa que en muchas áreas protegidas actuales hay una presión relativamente alta de las actividades humanas, especialmente en el este de Asia.
Los árboles desempeñan un papel importante en los ecosistemas naturales, para el clima y para las sociedades de todo el mundo. Sin embargo, investigaciones recientes muestran que muchas especies de árboles son raras y corren el riesgo de desaparecer.
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El director del Centro para la Dinámica de la Biodiversidad en un Mundo Cambiante (BIOCHANGE) Jens-Christian Svenning y profesor de biología de la Universidad de Aarhus, participante en este proyecto de investigación de gran escala, estuvo anteriormente involucrado en el mapeo de las especies arbóreas del planeta.
El estudio muestra que, para las 46.752 especies de árboles estudiadas, la mitad de la distribución de cada especie se encuentra en paisajes sin áreas protegidas. En promedio, el 13,6 por ciento de las especies no tienen protección en absoluto, y todas tienen una distribución limitada, lo que las hace vulnerables.
Además, el 14,8 por ciento de las especies está expuesta a una presión humana alta o muy alta, mientras que el 68,5 por ciento está bajo presión moderada. Sólo el 17 por ciento de las especies no está bajo presión de actividades humanas.
¿Cómo llegaron los investigadores a estas cifras?
Integrando cinco grandes bases de datos con registros de la ocurrencia de las especies arbóreas. Utilizaron estos datos para calcular la distribución geográfica de cada especie de árbol. Luego combinaron estas distribuciones con un mapa global de cuán intensamente las actividades humanas afectan a la naturaleza, y con la Base de Datos Mundial de Áreas Protegidas, que incluye información de más de 200.000 áreas protegidas.
"Al compilar millones de registros recopilados por investigadores y ciudadanos de todo el mundo y compartidos en bases de datos abiertas, se puede calcular dónde es más importante preservar y restaurar las áreas naturales para proteger eficazmente la biodiversidad", dice Josep M. Serra-Diaz, anteriormente afiliado a la Universidad de Aarhus, y ahora profesor asociado en AgroParisTech en Francia.
Los investigadores no sólo cuantificaron la amenaza a la riqueza mundial de árboles; si no que también investigaron cómo mejorar esto. "Para ello calculamos las ubicaciones más adecuadas de las áreas de protección potencial si queremos salvaguardar la diversidad de las especies arbóreas, no sólo respecto de su cobertura, sino también en relación con sus diferencias evolutivas y funcionales", explica el autor principal, el Dr. Wen-Yong Guo, quien comenzó el trabajo en BIOCHANGE, y ahora está afiliado a la Universidad Normal del Este de China, en Shanghai.
Esto incluye muchas áreas protegidas actuales con una presión relativamente alta de las actividades humanas, como en el este de Asia. La protección de áreas adicionales seleccionadas para cubrir de manera óptima múltiples dimensiones de la diversidad de árboles mejoraría fuertemente esta situación. Es necesario mejorar la designación y características de las áreas naturales protegidas para lograr una protección eficaz, considerando no sólo una mayor cobertura de las especies, sino también sus diferencias evolutivas y funcionales. integrando la diversidad de árboles en los esfuerzos de restauración en paisajes dominados por el hombre.