Fiebre del Hidrógeno Verde en Magallanes
En su primera Cuenta Pública, y como parte de los anuncios en materia energética, el Presidente Boric señaló que “el hidrógeno verde es una alternativa real para una transición energética que nos lleve a un futuro más sustentable. Se trata de un combustible que, tanto en su producción como en su combustión, puede llegar a tener bajísimas emisiones, generando ventajas ambientales, pero también sociales y económicas, al crear empleos y adquisición de conocimientos y tecnología”.
En el marco de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, el Ministerio de Energía realizó un estudio en 2021 para identificar y cuantificar el potencial eólico para el desarrollo de dicha fuente en la Región de Magallanes y Antártica Chilena, donde se estima podría llegar a producir el 13% de Hidrógeno Verde del mundo con energía eólica, alcanzando un potencial de 126GW.
Esto ha desatado una verdadera fiebre en Magallanes, produciéndose una migración apresurada y masiva de ejecutivos de empresas, consultores y desarrolladores, mientras que Punta Arenas se prepara improvisadamente, y sin entender ni el alcance ni los beneficios, para recibir al “combustible del futuro”.
Las grandilocuentes expectativas generadas hacen crecer día a día la demanda por terrenos donde instalar infraestructura, lo que ha producido gran especulación en el precio de las estancias, tanto por compra como por arriendo. Incluso el holding HNH -compuesto por Austriaenergy y el fondo danés Copenhagen Infraestructure Partners- anunció ya un acuerdo con Neltume Port, del grupo Von Appen, para levantar en la región un puerto que permita exportar Hidrógeno Verde al mundo.
Se anuncian vientos de cambio para Magallanes. Debido a este boom, el relato comienza a girar en torno a cómo prepararse para absorber miles de nuevos habitantes, cómo satisfacer necesidades de vivienda, buscar mano de obra calificada y prepararse, en un abrir y cerrar de ojos, para una gran transformación.
En lo que nadie parece haber reparado es que, para desarrollar ese potencial de 126GW eólicos al servicio del Hidrógeno Verde, se requerirían al menos 13.000 km² de aerogeneradores instalados. Si miramos Magallanes, consideramos superficies ocupadas por sus centros poblados, extensión de sus áreas protegidas y de zonas con pendiente no aptas para este tipo de desarrollos, podemos ver a primera vista que se generaría un alto sacrificio territorial, con los negativos costos socioambientales que esto trae consigo. El paisaje de la Patagonia y su fisonomía cambiaría radicalmente y ya no se vería como lo conocemos.
¿Alguien le ha preguntado a la comunidad magallánica si está de acuerdo con hacer este tipo de sacrificios en pos de satisfacer las necesidades de e-combustibles de Europa? ¿La comunidad local está participando de estas decisiones que van a marcar la vocación de su territorio en el corto, mediano y largo plazo?
De modo de no chocar de frente con el muro de la conflictividad socioambiental y la judicialización, el desarrollo del Hidrógeno Verde en la región debe ser planificado cuidadosamente en el marco de un Plan Regional de Ordenamiento Territorial que viene en camino, pero llegando tarde a la cita. ¿A qué escala y en qué emplazamientos es sustentable el H2V para Magallanes? Son preguntas que una necesaria Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) debe responder de manera objetiva y sin pasiones.
Es importante además poner en la mesa y transparentar eventuales problemas técnicos de seguridad y manejo que podría suponer la apuesta por el Hidrógeno Verde en la región, asociados a captación de CO2 y fuentes de agua, entre otros factores críticos.
Como dato, en Chile hay instalados poco más de 4GW de energía eólica y 6,7GW de fotovoltaica. Para poder retirar centrales a carbón de la matriz eléctrica, debemos desplegar 22,5GW de renovables y almacenamiento al año 2030. ¿Estamos poniendo las prioridades, esfuerzos e inversión en el energético correcto? ¿Es hoy el Hidrógeno Verde una alternativa real y competitiva para descarbonizar la matriz energética de Chile?
Sería una gran contradicción que en el “primer Gobierno Ecologista de Chile”, y con un Presidente magallánico a la cabeza, se avanzara en una transición energética injusta y con profundas desigualdades territoriales, donde se termine tapizando las pampas patagónicas de aerogeneradores en nombre de las bondades del Hidrógeno Verde.
Es justamente esta lógica, junto a la carencia de planificación territorial y falta de participación de las comunidades en la toma de decisiones, la que nos ha conducido a la profunda crisis multidimensional que atravesamos; climática, hídrica, social y de legitimidad.