Huenchumilla y propuesta de diálogo con forestales: "He escuchado a altos ejecutivos disponibles"
La violencia rural en la Macrozona Sur cobró otra vida esta semana, convirtiendo a Juan Segundo Catril Neculqueo en la séptima víctima fatal en lo que va del año, de acuerdo con cifras del fiscal regional de La Araucanía, Roberto Garrido. El 2021, se registraron seis. Catril, de 66 años, pertenecía a la comunidad Humberto Millahual de Tirúa, y trabajaba en la empresa Santos Reinao Millahual SpA. En el momento de su muerte, prestaba servicios para la Forestal Mininco, de la empresa CMPC. Nuevamente, falleció una persona ligada a las forestales, pero esta vez los grupos de resistencia mapuche no se atribuyeron el crimen.
Frente al lamentable fallecimiento del trabajador, han surgido diversos análisis del manejo que ha realizado el Ejecutivo respecto al conflicto, el cual comenzó con el acercamiento fallido de la ministra del Interior, Izkia Siches, a Temucuicui. Ya desde el tropiezo inicial, que la administración de Gabriel Boric ha sido cuestionada por evidenciarse la falta de experiencia frente a estas temáticas, y con la trágica muerte de Catril, que se dio a una semana de la implementación del Estado de Excepción “acotado” del gobierno, las críticas aumentaron.
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Además de emplazamientos a la gestión, también se han levantado propuestas para responder ante la escalada de violencia que se vive en La Araucanía y la Región del Bío Bío, con planteamientos que van desde endurecer la postura del Estado, aumentando las capacidades de las policías y las fuerzas de orden, hasta abordar el conflicto desde una perspectiva política, tomando en consideración la histórica lucha por la reivindicación mapuche, abriendo las puertas de La Moneda al diálogo con autoridades ancestrales y dirigentes de las primeras naciones.
Entre las ideas, está la del senador por La Araucanía, exintendente de la región, y exalcalde de Temuco, Francisco Huenchumilla, quien apunta a establecer un acuerdo político entre el Estado y las empresas forestales, además de todos los actores involucrados. Desde Temuco, el senador demócrata-cristiano plantea que “el núcleo central de la violencia está en aquellos territorios donde hay un conflicto de las comunidades con las forestales”, y que “los gobiernos han tenido una falta de gestión política, un déficit de política, y no han querido asumir con fuerza las posibilidades que hay en un gran acuerdo con los actores involucrados”.
-Primero, ¿cuál es su evaluación del manejo de la crisis por parte del gobierno?
Creo que el gobierno está un poquito estupefacto frente a los hechos de la Macrozona Sur. Creo que está en la búsqueda de un camino, y no estaba preparado para el realismo brutal que significa la situación de La Araucanía y provincias aledañas. Ha habido una suerte de ensayo y error en la estrategia del Ejecutivo frente a la realidad que tenemos acá. Espero que este aterrizaje difícil le permita tener un proyecto estratégico sobre lo que acontece acá, y buscar caminos de salida que sean diferentes a lo que aquí hemos visto en todos los gobiernos pasados. Esa es la esperanza que tengo yo.
-¿Y del primer acercamiento de Izkia Siches a Temucuicui?
Es evidente que hubo ahí una decisión probablemente no calculada, no bien pensada, no bien planificada, y esos son errores que se cometen cuando no existen conocimientos acabados del escenario en el que te mueves, y de la falta de conocimiento profundo de la lógica en la que se mueven los actores acá en la Región de La Araucanía. Eso fue netamente un error, desde cualquier punto de vista que se le mire. Una improvisación, al final de cuentas, y creo que significó un duro golpe para el debut de la ministra.
-¿Cómo ha visto gestión del subsecretario Manuel Monsalve en la Macrozona Sur?
Lo he visto como una persona aplicada, cumpliendo su tarea de apagar los incendios, pero creo que eso no es suficiente. Tiene que haber un proyecto estratégico, y ese no lo conozco, porque no he tenido la oportunidad de conversar con el subsecretario del Interior. Lo conozco solamente por la prensa, de tal manera que no conozco mayormente su pensamiento, pero he visto que se mueve el señor subsecretario.
-¿Cuál es su visión sobre la militarización que se ha realizado en la zona?
La militarización responde, en todos los gobiernos, a una cuestión de concepción estratégica respecto del rol que cumple la fuerza. Todos los gobiernos han hecho la apuesta en orden a considerar que uno de los caminos de la solución a La Araucanía es el uso de la fuerza, ya sea la fuerza de las leyes, como la Ley Antiterrorista en su momento, o la Ley de seguridad interior del Estado, o la creación de nuevas leyes, o el uso de las policías, o la fabricación de montajes, como la Operación Huracán. Después, el uso del Estado de Excepción Constitucional, en los términos del Presidente Piñera, después el uso de la misma herramienta en términos acotados, entonces cuesta salir de un conflicto de naturaleza tan especial como en La Araucanía, que tiene características especiales no solo en Chile, sino que en toda Latinoamérica diría yo, desde la conquista de los españoles hasta ahora, el Pueblo Mapuche ha sido el que más resistencia ha colocado a la conquista.
De todo eso existe un desconocimiento, una subvaloración de los elementos políticos como elementos para solucionar este conflicto. Veo una cierta fijación de ideas respecto del uso de la fuerza, y una subvaloración de los elementos políticos para resolverlo, y con lo cual solamente atacan lo que se ve, los síntomas, y no van a las causas de fondo de este conflicto, que se arrastra por más de 100 años acá en la zona.
-¿Cuál debería ser el mecanismo, a su juicio, para poder avanzar en resolver el conflicto en la Macrozona Sur? ¿Un acuerdo político?
Esta es una cosa de manual y de teoría política en cualquier parte del mundo. La política debe ser la reina madre de la solución a todos los problemas. Siempre la política es la que tiene que llevar la batuta para resolver este tipo de conflictos sociales, históricos, étnicos, cuando hay demandas frente al Estado respecto de restitución de tierras y de territorio que conlleva a la violencia, entonces creo que los gobiernos han tenido una falta de gestión política, un déficit de política, y no han querido asumir con fuerza las posibilidades que hay en un gran acuerdo con los actores involucrados.
Los actores involucrados son los distintos liderazgos mapuche, que tienen distintas estrategias, unos con la violencia, otros sin la violencia, en distinguir qué es lo que es el conflicto mapuche de lo que son otras manifestaciones delictuales que pudieran haber, como por ejemplo el crimen organizado, el robo de madera, el narcotráfico, pero para ello tiene que tener servicios de inteligencia que estén funcionando, que no los tiene. También para conversar con los actores que son los dueños de las tierras, que el Estado les entregó después que se las usurpó a los mapuche, y además con un nuevo actor que entra en la década de los 70, 80, que son las grandes empresas forestales que reciben subsidios del Estado, en tiempos de la dictadura, que se han convertido en la gran industria de la celulosa, pero que cambiaron la estructura rural en la Macrozona Sur.
Todos esos actores hay que tenerlos encima del escritorio, y con todos ellos tratar de buscar una salida política, que es lo que va a resolver definitivamente, a mi juicio, el problema que tenemos acá.
-¿Quién debería estar al frente en representación del Estado?
Este problema de acá ha tenido distintos niveles de conducción. Desde los tiempos de la Concertación, pasando por la derecha y luego la Nueva Mayoría, siempre se encargó de eso el ministro de Desarrollo Social en su momento, después se encargaron los subsecretarios del Interior, después hubo ministros delegados presidenciales, ministros en campaña, intendentes, gobernadores, y creo que todo eso quedó en el pasado. Quedó superado. Hoy día el conflicto está instalado en La Moneda. Ninguna de las autoridades inferiores tiene la capacidad política, y la legitimidad política frente a los distintos actores como para buscar un acuerdo político global.
A mí juicio, el hecho de que esté instalado en La Moneda el tema político, hace que quien tenga que dar el puntapié inicial, por los principales actores, debe ser el Presidente, y después de eso tendrá que nombrar a los actores operativos que tendrán que darle forma a los acuerdos que se lleguen, pero es la autoridad de Jefe de Estado quien tiene que poner toda esa autoridad para lograr lo que tiene que ser un principio de acuerdo para resolver este tema. No veo qué autoridades de otro nivel estén en condiciones hoy día de poder liderar un proceso de esta naturaleza, porque las confianzas están en el suelo, porque nadie le cree a nadie, entonces tenemos la reserva de lo que significa el Jefe de Estado. Esa es mi visión.
-Le preguntaba porque entre las proposiciones al diálogo, a generar acuerdos está la del escritor Pedro Cayuqueo que sugiere tener un alto representante del Estado como interlocutor, y él lo ha mencionado a usted, ¿estaría de acuerdo con cumplir ese rol? ¿Qué le parece esa proposición?
Creo que el conductor que debe dar el puntapié inicial debe ser el Presidente, y después él podrá nombrar a alguna persona que lo represente para hacer operativo un posible acuerdo político, pero yo estoy en una responsabilidad distinta, porque yo soy parte del Poder Legislativo, estoy ejerciendo como senador, y por lo tanto no tengo facultades ejecutivas, de tal suerte. Creo que tiene que buscarse una persona de confianza, del Presidente de la República, que tenga funciones ejecutivas para poder llevar adelante esto.
-¿Cómo cree que será acogida la idea de un acuerdo entre el Estado y las forestales dentro de los representantes de las forestales?
Yo hablo a partir de mi experiencia y lo que conozco de este mundo, y la visión que tengo es que el núcleo central del conflicto es con las forestales. Evidentemente también hay peticiones de restitución de tierras agrícolas, pero a mi juicio lo que gatilla la naturaleza y el nivel de desarrollo del actual conflicto, es fundamentalmente el tema de la industria forestal, por la forma de ocupación de inmensas cantidades de territorio que hizo mediante esta industria, que cambió la estructura rural de la conformación de los territorios en la Macrozona Sur. Ese es un diagnóstico que estoy llano a que me digan que estoy equivocado, entonces no es un ataque a la industria forestal lo que yo hago, es simplemente la constatación de que su presencia generó aquí un conflicto muy superior al que se puede tener entre algunas comunidades y algunos predios agrícolas, individualmente.
Creo que el núcleo central de la violencia está en aquellos territorios donde hay un conflicto de las comunidades con las forestales. Por eso digo que el acuerdo tiene que ser entre los actores incluidas las forestales. Por lo demás, lo que yo he escuchado a los altos ejecutivos de las forestales es que ellos están disponibles para conversar, y espero que el gobierno avance en una conversación que permita ir generando un escenario distinto, y se logre convencer a los liderazgos mapuche que se va a caminar en esa dirección.
-¿Y cómo cree que será recibida la idea entre los grupos de resistencia mapuche?
Los grupos de resistencia mapuche lo han dicho públicamente, que su conflicto es con las forestales, pero eso hay que trabajarlo con el gobierno. No basta mandar recados por la prensa, sino que esto tiene que hacerse con un trabajo fino, de acercamiento y de diálogo, y ese diálogo siempre ha existido. Yo mismo, cuando fui intendente nunca corté los diálogos con nadie, siempre tenía la posibilidad de conversar, lo que pasa es que yo no tenía piso político porque el gobierno de la época estaba en otra, pero creo que el gobierno tiene que tener los canales de comunicación, con distintos liderazgos indígenas que saben hacer política, y por lo tanto están disponibles para un acercamiento, no por supuesto en la plaza pública, ni en medio de un espectáculo, sino que como son las tratativas políticas de conversar con seriedad, y confianza, para buscar los caminos de entendimiento.
-¿Qué opina del término Yanacona?
Es muy antiguo en la cultura de los pueblos indígenas, sobre todo en el mundo mapuche, eso se refiere a que muchos indígenas prestaron ayuda a los conquistadores, en su momento, entonces ahí nace ese término de personas que vendieron, digamos, su condición de tales al servicio de los conquistadores, se ha tratado a lo largo de los años a la persona que es servil con los conquistadores, por así decirlo. No se refiere a grupos que tienen una estrategia distinta, porque en el mundo mapuche, que es muy diverso, no todos comparten la estrategia de la violencia. Hay estrategias de trabajar con el Estado, de asumir posturas políticas, como por ejemplo lo han hecho los convencionales de escaños reservados, que están por la vía institucional, entonces son distintas visiones y diferencias respecto de estrategias. El término Yanacona está para quien no tiene estrategia, sino que es servil.
-En relación al caso particular de Segundo Catril, donde se atribuye la muerte de este trabajador mapuche a otros grupos de resistencia mapuche, ¿cómo se debería abordar, desde el Estado, la problemática de estos conflictos?
Sobre esa materia yo no puedo tener opinión, porque yo opino como senador y como político. Esa pregunta, más bien, es para la policía, sobre quiénes son los grupos. Es una pregunta para los servicios de inteligencia que deberían saber distinguir un grupo de otro, para que el Estado pudiera tener información sobre qué grupo es violento, la naturaleza de su violencia, de su organización, para distinguirlos de los que son ladrones o los que son narcotraficantes, o se dedican a otro tipo de delitos, o acciones. El mundo político se nutre de un organismo profesional, que tienen todos los Estados, el cual debe buscar información, procesada y correcta, y esos son los servicios de inteligencia, que en la zona no existen simplemente.
-¿Los servicios de inteligencia no están haciendo su labor?
Creo que no están haciendo su labor, es la percepción que tengo yo, ojalá esté equivocado. Creo que, por lo que veo, no existe una labor de inteligencia, tan fundamental, que le permita al gobierno tomar buenas decisiones, sino no se estarían cometiendo tantos errores hace tanto tiempo.