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Libro "Primera Línea Chile" documenta lo que los medios no mostraron del estallido social

Por: Agencia Télam | 08.05.2022
El libro no sólo aborda los capítulos más conocidos de la ola de protestas - manifestantes, escudos, represión y víctimas civiles-, sino que intenta una mirada superadora a la que tuvo la prensa tradicional, a partir de los relatos descarnados de sus protagonistas y una didáctica explicación del contexto social y político de lo que el autor, Marco Sepúlveda, llamó  "la Revolución de Octubre".

Por Iván Gajardo Millas/Télam.

El estallido social iniciado en Chile en octubre de 2019, que sacudió los cimientos hasta el punto de gatillar la elaboración de una nueva Constitución, fue sistemáticamente distorsionado durante su desarrollo por los medios de comunicación oficiales que "contaban otra historia y no la que ocurría en terreno", señala Marco Sepúlveda, economista y fotógrafo que documentó este momento político, uno de los más intensos de las últimas décadas en el país.

En su libro “Primera Línea Chile”, Sepúlveda muestra no sólo la parte más conocida -manifestantes, escudos, represión y víctimas civiles- de la ola de protestas que él prefiere llamar "la Revolución de Octubre", sino que combina además esas imágenes con relatos descarnados sobre el contexto en que fueron capturadas, en una propuesta estética que en ningún momento aspira a la imparcialidad.

El libro, editado por Ocho Libros, da cuenta de esa alza de reclamos ciudadanos que buena parte de la TV, las radios y periódicos buscó reducir a imágenes vandálicas, incendios y violencia, pero desde otra mirada, una que contara "eso que ellos no estaban diciendo y que yo captaba con mi cámara", subraya el autor.

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En charla con Télam, Sepúlveda, que viajó a Buenos Aires para presentar su trabajo este fin de semana en la Feria del Libro, donde firmará ejemplares este domingo, cuenta cómo nació el proyecto que culminó en “Primera línea Chile”, qué dificultades fue encontrando en el camino y cuál es su mirada política sobre la fotografía documental.

¿Quién es Marco Sepúlveda y de dónde viene esta pasión que pareciera ser paralela entre la economía y la fotografía?

Mi historia política se inicia con el golpe militar en Chile (1973), porque mi padre, Armando Sepúlveda, estuvo preso y sufrió todo lo que sufren los detenidos políticos, por lo que debimos salir exiliados a Estocolmo, Suecia, y ahí vivimos muchos años.

En el 96 decidí volver a Chile. Desde los 15 años que saco fotos, pero el primer trabajo fotográfico-político lo hice en el año 1988 cuando viajé a Chile a documentar el plebiscito que decidía la continuidad o no de Pinochet. El triunfo del "NO" fue central en mi decisión de regresar definitivamente. Antes que eso estudié economía en Estocolmo y finalmente volví a mi tierra en el año 1996.

-¿Cómo y por qué decidiste fotografiar el estallido?

-Cuando empezó la revuelta, la Revolución de octubre, yo me encontraba en Estocolmo visitando a mi hijo y fue terrible ver por la televisión cómo los militares estaban en la calle apuntando su fusil a la gente. A mí se me vino el mundo abajo y, por supuesto, se me vinieron los recuerdos de la dictadura y me dije: 'Aquí va a quedar una tremenda cagada', y me volví inmediatamente. Puse una GoPro (mini cámara de video) en un casco y salí con eso y mi máquina fotográfica. Así empecé.

Al principio, y a muchos fotógrafos les pasa esto, te llenas de fotos y te preguntas para qué saqué esta o esta otra y empiezas a sistematizar y organizar la cosa, preguntándote el objetivo de cada una.

-¿Cuándo decidiste que esto tenía que ser un proyecto más grande?

-Tiene que ver con lo que estaba comentando, que sacaba fotos y me topé con la 'Primera línea' (un grupo de escuderos que defendían a los manifestantes durante la revuelta) y me metí a ver qué pasaba, aunque yo no andaba ni con mascarilla ni con antiparras....al principio no tenía nada.

Me llamó mucho la atención que un grupo de jóvenes combatía con la policía para proteger al resto. Eso me impresionó y me llamó la atención la valentía de estos jóvenes que estaban ahí recibiendo golpes y balines, porque lo único que hacen es recibir y eso me empujó a enfocarme solamente en eso.

-¿Qué pesó en esta decisión: un impulso político o una intención estética?

-De inicio fue político. Sospecho que lo estético para mi fluye solo después. Por ejemplo, en el detalle de pedirle a los manifestantes que miren a la cámara. Como fotógrafo sé la importancia que tiene la mirada hacia cámara para que quien vea esa foto después tenga un contacto, una relación con la imagen.

-¿Cómo fue la relación con este grupo? ¿Desconfiaban de tí? ¿Te costó ganar su confianza?

-Al principio tenía miedo de acercarme a los encapuchados y preguntarles si les podía sacar fotos. No era fácil, pero cuando hice la primera el resto fluyó. Además ya había empezado a trabajar un canal que tenía en YouTube que se llama Primera Línea Chile, en el que había entrevistas a manifestantes, ellos conocían el canal y eso contribuyó. Si bien al principio me costó que me reconocieran, que yo pueda estar ahí, por miedo a los infiltrados, después pude estar con ellos y trabajar con mucha libertad. A varios de ellos los reconocía por sus ojos, entre las antiparras y los pañuelos.

-A propósito, en muchas imágenes la protagonista es la mirada y los ojos de los manifestantes parecen interpelar al lector. ¿Fue este un efecto estético buscado, pensando en el tipo de represión que se centró precisamente en dañar los ojos de quienes protestaban?

-Comprendo la analogía que me estás haciendo, me parece muy interesante.. y te voy a ser sincero. En ese momento no lo vi así, pero pensado ahora, quizás debería...o quizás fue inconsciente. Me gustó mucho esa relación que estableces.

-¿Cuándo decidiste que todo ese trabajo debía plasmarse en un libro?

-Yo nunca había pensado hacerlo, o sea, nunca estuvo en mi cabeza que esto iba a ser un libro. De todo este material -1.500 fotos de las que finalmente quedaron 310 en las 272 páginas del libro- lo único que yo quería hacer era documentar lo que ocurría, que además nadie sabía cuánto tiempo se iba a prolongar. No sabíamos nada.

Lo que sí se me pasó por la cabeza es hacer una exposición, invitando a los otros fotógrafos, en el bandejón central (Boulevard) de La Alameda, para que la vea gente que venía a las marchas. pero esa idea no creció y finalmente un amigo que se llama Carlos Monsalve, un profesor de fotografía bastante conocido en Chile, me sugirió hacer un libro.

Me tomó una semana más o menos decidirme a hacerlo. Empecé a trabajar y a anotar ideas. Me contacté con varias editoriales, pero era un tema complicado, La comunicación oficial hablaba de la Primera Línea en términos de 'delincuentes', en medio de una fuerte intentona de criminalizar el movimiento social.

-Decías antes que en principio sólo te interesaba documentar la protesta. ¿Qué importancia le das a la fotografía documental en estos procesos políticos como el que vive Chile actualmente?

-Me parece muy importante porque (los fotógrafos) éramos los únicos que podían mostrar y denunciar la violación a los derechos humanos que ocurrían a través de todo Chile. Eso fue una de las cosas que rápidamente aprendimos nosotros, los que trabajamos independiente y estábamos en terreno, y es que cuando llegábamos a casa, lo que veíamos en las noticias era otra historia, otra versión, otra realidad totalmente distorsionada.

Estaban ahí (los medios) mintiendo derechamente, entonces la gente se volcó a las redes sociales, donde aparecen una cantidad enorme de canales, de grupos con diferente nombre. La información independiente cobró enorme relevancia para saber qué pasaba realmente. Yo subía cientos de videos a mi canal con ese objetivo y entiendo que cumplimos, nosotros, las redes sociales y los medios independientes.