Las MiPymes, la política y los cambios
Al alero del nombre de MiPymes se reúnen las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, que son casi el 99% de las empresas que hay en Chile. Estamos hablando de más de un millón de empresarixs, quienes junto a sus familias le dan empleo a más de 3 millones de trabajadorxs. A esta cifra hay que sumarle los “trabajadorxs por cuenta propia¨, que son los independientes que no tienen trabajadores bajo su dependencia y desarrollan su propio negocio, profesión, oficio u arte (por ejemplo: taxistas, electricistas, pescadorxs, artesanxs), los que suman 1,5 millones de personas. Es decir, estamos hablando de 5,5 millones de chilenos y chilenas.
Y aquí comienzan a manifestarse los problemas, pues aun cuando las MiPymes son la fuente de ingreso del 65% de la Población Económicamente Activa (PEA), sus ventas representan apenas un poco más del 10% de las ventas anuales totales del país. Otra forma de verlo es decir que el 1% de Grandes Empresas se llevan el 90% de las ventas: la concentración económica, en su máxima expresión.
¿Cómo nos ven desde la política?
En los espacios de la política, tanto en la izquierda como en buena parte de los movimientos sociales, así como en los sucesivos gobiernos democráticos, nunca han reparado en el potencial democrático, económico y político que tiene nuestro sector.
Las MiPymes, a pesar de su importancia crítica en el empleo, de su profunda presencia territorial a lo largo y ancho de nuestro país, y no obstante ser un sector completamente menoscabado por el modelo neoliberal, nunca han sido consideradas seriamente en una estrategia de desarrollo. La política ha sido ciega y mezquina con nuestro sector.
La administración estatal y la tecnocracia nos ven como sujetos de segunda, como un problema desgraciadamente inevitable, con los cuales apenas vale la pena conversar. Para ellos constituimos un gasto, que acarrea pérdidas de tiempo y dinero, pues la inversión y el crecimiento no están en las MiPymes, sino en el Gran Empresariado, por lo que para ellos están siempre las puertas abiertas y son a los primeros que reciben.
Finalmente, el Gran Empresariado históricamente ha visto en las MiPymes la fuerza social que pueden y necesitan cooptar para impedir los cambios. Así lo hicieron en el gobierno de Allende, con los camioneros y comerciantes. Pero en esa época las MiPymes representaban el 30% de las ventas. Hoy, con apenas un 10% de las ventas, a los grandes empresarios se les hace más difícil vendernos los supuestos beneficios de su modelo. Pero sus intereses prevalecen, por lo que no cejan en el intento.
Aquí también está la fuerza del cambio
La gran mayoría de los empresarios MiPymes y sus trabajadores, hemos aprendido mucho en estos 30 años. Entendimos que nuestro lugar no está al lado de los poderosos, ni con el modelo neoliberal, ni con el pensamiento conservador.
Por eso podemos decir con seguridad que fuimos parte de ese 80% que votó por el Apruebo y por los cambios. Y que también nuestros empresarios y trabajadores, que reúnen la mayor diversidad de nuestro país, mayoritariamente nos opusimos al retroceso conservador y apoyamos al actual Presidente.
Ahora les toca a las nuevas autoridades de gobierno, a la izquierda y a los movimientos sociales, considerar a nuestro sector económico como parte importante de la base social necesaria para construir una nueva economía; así como para alcanzar las mayorías necesarias para los cambios democráticos que nuestro país está demandando.