Los Derechos de la Naturaleza

Los Derechos de la Naturaleza

Por: Fernando Salinas | 25.03.2022
Con la nueva Constitución, tenemos la oportunidad de realizar cambios que permitan la sobrevivencia. Los cambios climáticos y ecológicos se van a seguir acelerando cada vez más. Esta nueva Constitución debería durar décadas y muchos temas ecológicos que ahora nos pueden parecer manejables no lo serán en muy pocos años más. Por eso es necesario que la naturaleza tenga derechos, lo cual ya se aprobó en el Pleno de la Convención la semana pasada a través de una norma de la Comisión de Principios Constitucionales. Sin embargo, para que ello tenga efecto real es necesario que se definan específicamente esos derechos por intermedio de una norma de la Comisión de Medio Ambiente que se votará hoy.

Hasta hace muy pocos años la crisis ecológica era considerada como algo de fines de siglo. De hecho, esto fue así hasta el 8 de octubre de 2018, cuando un informe especial del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC en inglés) nos informó que a partir del año 2030 entraremos a un periodo de incertidumbre sobre la reversibilidad de la crisis.

El último informe de hace unas semanas está implícitamente reconociendo que la posibilidad de que se supere la crítica temperatura de 1,5 °C sobre la temperatura preindustrial es prácticamente inevitable, dada la inacción de los Estados para enfrentarla con medidas que incluyan cambios trascendentes en nuestra forma de producir, distribuir y consumir. Incluso se habla de trabajar urgentemente en la adaptación.

Si bien la información de la potencial crisis estaba disponible desde hace décadas, no se habían visualizado sus primeros efectos, como lo estamos apreciando ahora: sequías, contaminación, pandemias, extinción acelerada de especies, derretimiento de los polos, incendios forestales y tantos otros.

¿Por qué fue tan rápida la aceleración de la crisis climática? Resulta que el clima no se comporta de manera predecible, los modelos matemáticos que mejor lo simulan son los llamados caóticos, los cuales tienen una característica que es una gran desventaja para la predicción: tienen una extrema sensibilidad, lo que se ha llamado ”efecto mariposa”. Sucede que cuando todo está relacionado con todo, como sucede en la naturaleza, es difícil predecir y se dan efectos de retroalimentación que se potencian. Por ejemplo, los incendios forestales aumentan la temperatura del planeta, la cual a su vez aumenta el derretimiento de los glaciares, los cuales disminuyen el reflejo de la radiación solar, por lo que aumenta aún más la temperatura provocando más incendios forestales, y así se produce un circuito entrelazado de efectos que, de un momento a otro, salta a un nuevo equilibrio que acelera más el proceso. Ese es el problema que estamos comenzando a vivir hoy.

Con todo, acá en Chile, a través de la nueva Constitución, tenemos la oportunidad de realizar cambios que puedan permitirnos enfrentar mejor esta situación. Como dije, los cambios climáticos y ecológicos se van a seguir acelerando cada vez más. Esta nueva Constitución debería durar décadas y muchos temas ecológicos que ahora nos pueden parecer manejables no lo serán en muy pocos años más. Por eso es necesario que la naturaleza tenga derechos, lo cual ya se aprobó en el Pleno de la Convención la semana pasada a través de una norma de la Comisión de Principios Constitucionales. Sin embargo, para que ello tenga efecto real es necesario que se definan específicamente esos derechos por intermedio de una norma de la Comisión de Medio Ambiente que se votará hoy. La norma propuesta dice:

Artículo 4°. - De los Derechos de la Naturaleza. La Naturaleza tiene derecho a que se respete y proteja su existencia, a la regeneración, a la mantención y a la restauración de sus funciones y equilibrios dinámicos, que comprenden los ciclos naturales, los ecosistemas y la biodiversidad. El Estado a través de sus instituciones debe garantizar y promover los derechos de la Naturaleza según lo determine la Constitución y las Leyes.

No podemos seguir considerando a la naturaleza como algo externo, porque somos Naturaleza y nos une un vínculo indisoluble con sus elementos con los cuales tenemos una relación de interdependencia. La naturaleza nos proporciona el aire, el agua, los alimentos, la necesitamos para existir. La naturaleza genera y reproduce la vida; todos los seres vivos de este planeta se constituyen en la naturaleza y cada uno tiene una función en sus ecosistemas. Así lo entienden, ancestralmente, los pueblos originarios.

Igual como los humanes tienen funciones vitales, como la circulación sanguínea, la respiración, la dinámica de sus órganos, la naturaleza también tiene funciones equivalentes, que son los ciclos naturales, los ecosistemas y la biodiversidad. Debemos protegerlos y restaurarlos.

Los Derechos de la Naturaleza constituyen el primer gran paso en la dirección correcta para enfrentar la crisis climática, pero no es el único. También se votará una norma sobre los Bienes Comunes Naturales, una nueva categoría que los ecologistas chilenos quieren incorporar en la Constitución, categoría que reconoce que hay bienes comunes a todos los seres vivos y que son inapropiables, como el agua. Además, se votará la protección de las especies animales, la que lamentablemente no llegó a tener apoyo para constituirse en derechos de los animales, lo cual le habría dado mucha mayor protección. También se votarán otras normas sobre la crisis climática y ecológica, democracia ambiental, etc.

Esperamos que estas normas se aprueben hoy y comencemos a revertir esta inercia que existe frente a la crisis climática y ecológica que estamos comenzando a vivir, especialmente por el incierto futuro que enfrentarán los niños y jóvenes de hoy.