Boric y Ralco
En dos oportunidades, durante la primera semana de su gobierno, el nuevo Presidente de Chile ha recordado la triste historia del proyecto hidroeléctrico de Ralco y a una de sus emblemáticas dirigentas, la dirigenta pehuenche Nicolasa Quintremán Calpán, de la comunidad de Ralco-Lepoy.
La primera vez que mencionó Ralco fue en su conferencia de prensa del día lunes posterior a su toma de posesión, al cuestionar la construcción de nuevos embalses; y la segunda, al firmar el Tratado de Escazú, tratado que dijo podría haber dado protección a Nicolasa.
De manera paradójica, precisamente por estos días, el presidente Boric podría tomar una decisión crucial para actuar consecuentemente con sus palabras. Es que se está a punto de otorgar -o negar- un permiso de corta de especies protegidas que podría decidir el futuro del cuarto proyecto hidroeléctrico que se pretende construir en la zona, el de la Central Rucalhue, de la empresa china CWE. El proyecto inundaría otros 7 kilómetros del río Biobío, impactando aún más el territorio ancestral de Nicolasa Quintremán y el legendario río que fuera la antigua frontera del pueblo mapuche.
Hoy la decisión está administrativamente en manos de Cobaf, quienes han estado meses sin resolver la situación, enfrentados con el rotundo rechazo del Ministerio del Medio Ambiente y las municipalidades de Quilaco y Santa Bárbara, además de cientos de lugareños que se han expresado tomándose las instalaciones donde se pretende construir el proyecto, proponiendo y ganando ampliamente un plebiscito comunal, y los últimos días realizando manifestaciones en Los Angeles, Concepción y Santiago.
La decisión última está en manos del nuevo Presidente, quien perfectamente puede ordenar a las nuevas autoridades ministeriales revisar y eventualmente denegar el crucial permiso. Sería el mejor homenaje para Nicolasa Quintremán.