CRÍTICA| "Plata quemada": Una barricada invisible en plena Alameda
Plata quemada es una obra emblemática sobre el poder y la marginalidad, sobre cómo el dinero enfrenta a miserables de una misma casta: una pandilla de flaites por un lado, y por el otro los uniformados con todo el poder. Enfrentados a muerte por un puñado de billetes, se llegan a preguntar ¿de quién es la plata? La propiedad ¿es un robo? Una obra violenta en un contexto violento, una obra de protesta cuando las barricadas empiezan a ser sospechosas, montadas por encapuchados que desaparecen demasiado rápido. Una obra para ver ahora mismo, y condenar la violencia venga de donde venga. Porque viene siempre de los mismos.
Vi la obra en el GAM, un teatro emplazado demasiado cerca de la calle Carabineros de Chile, donde está el monumento al 11 de Septiembre y la iglesia de Carabineros que fue quemada el año pasado por encapuchados que luego resultaron ser –oh, chispas!– carabineros infiltrados. Fui en metro y no pude bajar en Universidad Católica, la estación estaba cerrada por disturbios en el exterior. Lo mismo estación Santa Lucía.
La noche anterior, el miércoles 3 de noviembre, las fuerzas del orden habían asesinado a dos comuneros mapuches en el wallmapu. Me bajé en Plaza Dignidad, estación Baquedano. La plaza estaba vacía, todo alrededor era dominado por los vehículos ahora blancos de Carabineros y sus uniformados verdes con caparazón de fuerzas especiales, que cortaban el inexistente tráfico vehicular. Caminé por el Parque Forestal con paso apresurado, tomé calle Estados Unidos y doblé por Villavicencio, saludé fugazmente a un par de parroquianos que tomaban cerveza en el Café 202, continué hasta Lastarria y ahí doblé hacia la Alameda. Al llegar comprobé que no había ninguna barricada, tampoco vi a encapuchado alguno. Solo un zorrillo blanco que pasó lanzando gas lacrimógeno.
El rayado ACAB en todas las paredes expresa un odio, una opinión extendida, de modo que parece inevitable incluso en el horizonte de mediano plazo, que se aborde de una u otra manera una mínima restructuración de las fuerzas del orden en nuestro país. Unos piden incluso la disolución de Carabineros, otres estarán tarde o temprano de acuerdo por lo menos en realizar un conjunto de reformas, y hay un abanico de rojo a amarillo de posibilidades, pero es un hecho tan evidente como la contaminación ambiental, que la policía en este país está totalmente desprestigiada ante la inmensa mayoría de la población y que es inevitable que se produzcan una serie de cambios radicales y severos.
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La función sin embargo no se suspendió y la sala estuvo llena dentro de lo que el aforo reducido permite. Al término, ante los aplausos, la compañía se despidió tapándose un ojo. La función fue dedicada a las víctimas de la violencia del Estado. ¿O no? Creo que esto último no fue exactamente así. Pero así quedó registrado en mi recuerdo. Porque es una obra contra la yuta asesina, contra los perros guardianes de los ricos y poderosos, una obra en la que los delincuentes, tipos brutos, oportunistas sin ética ni ideología, franco lumpen, le están constantemente ofreciendo pactar a la policía, ¿cuánto ganás tombo? te compro la vida boludo. Mañana podés ser vos el que esté de este lado.
Un policial basado en hechos reales
Plata quemada ha sido llevada al cine, una película que me rehusé a ver porque los comentarios de algunos amigos me prejuiciaron. Dicen que la cinta pone demasiado énfasis en la relación homoerótica entre dos delincuentes. Sí, bueno, en la novela está insinuado o es claro, pero está naturalizado o no alcanza a ser un tema central ni protagónico. ¿O sí? Sin duda la novela leída desde ese lente, expone algunos modelos de esa masculinidad latinoamericana, la masculinidad del pobre, del flaite, del lumpen que se conformó en los guetos suburbanos luego de la migración campo ciudad, el código macho de los choros, de los guapos de antaño, los malevos y el tango canero, entre varones. Por lo pronto, acá en la obra que usted no puede dejar der ir a ver en el GAM, la novela Plata quemada es literalmente, un policial basado en hechos reales, en que un cuarteto de delincuentes asalta un banco con complicidad de la polícía y de algunas autoridades corruptas del gobierno local. Pero algo sale mal y queda la escoba. Y por supuesto el pato lo pagan los pobres, el hilo se corta por lo más delgado. Más claro pa qué.
La policía está conformada por una base amplia de uniformados extraidos de la juventud menos educada y más marginal, del pueblo menos calificado, con menos horizontes de desarrollo profesional y humano. Y encima suyo, una casta de oficiales de alto rango, que son sujetos igualmente limitados en sus competencias culturales y desarrollo intelectual y profesional, y en cambio sí, en su mayoría son gente muy corrupta y oportunista, que profita de manera incluso ostentosa de sus contactos con el poder y que también por lo mismo, éticamente, son quienes no han tenido escrúpulos para cometer u ordenar que se cometan todo tipo de crímenes. Corruptos y asesinos descarados. No, no es alegoría. Es la realidad no más. Pero también es una novela de Ricardo Piglia y es ahora una tremenda obra de teatro.
La dupla Zagal y Pizarro
Ahora, cualquiera que haya tenido la suerte y hasta el privilegio de haber podido disfrutar de obras anteriores de esta compañía, sabe de lo que estamos hablando. Zagal y Pizarro son una dupla que viene trabajando juntos desde que con Lorca conformaban La Troppa. Luego con Teatro Cinema han seguido dando solo filete. No hay temor a un yerro con ellos, su nombre es garantía de un tremendo espectáculo. Es de pronto como haberse metido dentro de un cómic. Un tipo de teatro que combina recursos escénicos y audiovisuales y mejor imagíneselo no más, si no lo ha visto, imposible explicarlo. Tiene que verlo, que vivirlo. Esa es la verdad cuando hablamos de teatro. Y este es teatro de la más alta categoría. De lo mejor que hay como producto nacional.
Cuando salí a la Alameda, enardecido tras ver la obra, caminé por la avenida principal que seguía vacía, con el tráfico cortado. No había nadie, la ciudad parecía sitiada. No me crucé con ningún vehículo hasta que llegué de nuevo a Plaza Dignidad y entré al metro Baquedano. Varios uniformados con sus armas en las manos, custodiaban el ingreso. Debí contener mis impulsos de espetarles mi franco desprecio. Pensé en decirles vayan a ver esta obra de teatro, está dedicada a ustedes, tal como LasTesis les dedicaron Un violador en tu camino. Pero recordé que en esta estación tenían un retén acusado de haberse convertido en lugar de torturas.
Coordenadas
Funciones hasta el 5 Diciembre.
Ma a Ju, Sá y Do – 20 h
(excepto Mi 17 y Do 21 Nov)
$7.000 Gral.
$5.000 Personas mayores
$3.500 Estudiantes
Actividad presencial
+ 16 años
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