El rol de la ciencia en las negociaciones climáticas de la COP26
En 1985, Jill Jäger, científica climática, asistió a una reunión en una pequeña ciudad de los Alpes austríacos. La reunión, presidida por meteorólogos, fue una pequeña reunión de científicos climáticos con la intención de discutir los resultados de una de las primeras evaluaciones internacionales del potencial de cambio climático inducido por el hombre. La reunión de Villach de 1985 fue la culminación de un proceso en el que tres organizaciones internacionales - ICSU, PNUMA y OMM - unieron fuerzas para traer un tema a la agenda política internacional que hasta ese día había estado confinado a las páginas de revistas científicas: la amenaza del cambio climático por causas antropogénicas. La reunión resultó ser la chispa que encendió el fuego que despertó a los gobiernos del mundo, lo que finalmente condujo a la creación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático o IPCC en 1988.
A partir de ese momento la relación entre la ciencia y la política climática internacional no ha estado exenta de conflictos. Un ejemplo, fue lo sucedido en la reunión intermedia de Bonn en 2019 (SB50), previa a la COP25 presidida por Chile, en representación de América Latina y el Caribe. En aquella ocasión, se despertó una polémica cuando el informe climático del IPCC fue descartado del texto de la negociación y se percibió una falta de sintonía de los gobiernos con la urgencia de la emergencia climática. En aquel momento, Maisa Rojas, científica chilena, destacó en una entrevista su frustración ante la poca ambición y falta de sintonía de los gobiernos con los informes científicos. “La estrategia no fue solo socavar el informe 1.5ºc del IPCC sino de bloquearlo explícitamente”.
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Ahora, a puertas de finalizar la COP26 en Glasgow, Reino Unido, se repite la polémica. El reciente informe del IPCC presenta con contundencia, evidencia científica a partir del análisis de más de 14 mil investigaciones publicadas de 1991 a 2012, que coinciden en que el Cambio Climático es un fenómeno provocado por la acción del hombre. Pese a esto, una gran filtración de documentos vista por la BBC muestra cómo algunos países estuvieron tratando de cambiar un informe científico antes de iniciar la conferencia. El IPCC salió a responder indicando que los comentarios recibidos por los gobiernos son parte del protocolo de consulta y que cualquier sugerencia de modificación no influye en los resultados del informe.
Construir un posicionamiento común en la ciencia tampoco ha sido fácil, se ha tratado de construir estadísticas con alto nivel de confianza entre los científicos, utilizando conjugaciones de modelos climatológicos ya existentes. A fin de cuentas, el trabajo del IPCC es compilar investigaciones de pares científicos y sacar conclusiones a partir de estos resultados, no supone construir modelos climáticos propios. En este trabajo cuasi artesanal de construcción de consenso científico, los equipos latinoamericanos han participado activamente en los diferentes informes del IPCC.
El proceso de selección de estos científicos es complejo y no está exento de sesgos. Pese a que el IPCC busca generar representatividad por región, género, edad, entre otros criterios, los científicos de América Latina han solido estar subrepresentados, según la opinión del chileno Alex Godoy-Faúndez, Director, Centro de Sustentabilidad UDD, Experto Revisor de la campaña Race to Resilience. “Pese al intento del IPCC de generar equilibrio en la representación de los científicos en el mundo, es complejo para América Latina y para Chile ya que depende de la cantidad de científicos que publican en idioma inglés, en diferentes áreas de estudio para lograr diversidad en la participación, y por la cantidad de científicos frente a otras regiones del mundo. Sin embargo, América Latina ha logrado ganarse un espacio importante en las salas del IPCC con el pasar de los años”.
También existen divergencias entre los mismos científicos. Si bien el último informe del IPCC es contundente con los resultados sobre la responsabilidad del hombre en el Cambio Climático, ya que es el primer informe en que los modelos dicen a ciencia cierta que este es el principal driver del cambio climático, en Chile se desató una nueva controversia por la entrevista en CNN a María Teresa Ruiz, astrónoma y Premio Nacional de las Ciencias Exactas, quien afirmó razones no antropogénicas sobre el cambio climático negando en cierto modo los resultados del informe del IPCC.
Tanto Maisa Rojas en su Twitter como Alex Godoy-Faúndez salieron a responder a las afirmaciones negacionistas de la laureada chilena. “Creo que es irresponsable de parte de María Teresa Ruiz salir a dar esas afirmaciones luego del informe del IPCC. Una cosa es lo que opine pero otra cosa diferente es negar los resultados científicos. Además, es irresponsable salir a hablar sobre una materia que no es su especialidad. Es negligente. Es como si yo saliera a opinar sobre la astronomía en Chile, como si fuese un astrónomo. Además, genera ruido en el consenso tan difícilmente logrado en la ciencia climática”, indicó Godoy-Faúndez.
Ni siquiera en casa es sencillo ponerse de acuerdo, sin embargo la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Chile ha sido un hito para lograr consenso y apoyo al trabajo científico en el país.
Roxana Borquez, doctora en geografía del Kings College London, Ingeniera en Recursos Naturales y miembro del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, sostiene: “Es importante que el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología, siga presionando para que tenga un rol fundamental y para que el conocimiento científico y otros tipos de conocimientos sean incorporados con el objetivo de tomar mejores decisiones a futuro. Una de las cosas más importantes que ha aportado este ministerio, es que integró a los científicos dentro de su creación, ha permitido que el mundo científico forme parte.”
Desde que se creó este ministerio ha estado involucrado en muchas de las decisiones políticas, tanto en términos de energía renovable, como en términos de cambio climático. La creación del comité científico, alojado en el ministerio y formado por un set de científicos de gran trayectoria, han permitido que los distintos informes de gobierno incorporen esta visión de cambio climático. El objetivo del comité es elaborar reportes que permitan apoyar la decisión de políticas públicas, no condicionarlas, pero por lo menos entregar la evidencia para que la política pública tome decisiones basadas en evidencia científica. Uno de los últimos ejemplos ha sido el informe de energías renovables, coordinado por Rodrigo Palma, del ministerio de energía.
El informe reunió a más de 70 científicos para evaluar el potencial climático, económico y político de las energías renovables en Chile, de cara a las políticas públicas de desarrollo y exportación de los próximos años. Se trata del tercer informe presentado por este comité científico bajo el paraguas del ministerio de ciencia, que desde su creación en 2019 ha logrado rastrear a más de 500 científicos chilenos que antes estaban dispersos cada uno en su materia.
“La creación de este ministerio como ente formal a cargo del desarrollo de las políticas científicas, ha permitido disponer de un presupuesto formal, independiente del resto, y que en ese contexto dicta las políticas científicas o de tecnología e innovación y por eso la mayoría de los científicos lo recibió positivamente en el momento de su creación. Se ha hecho una gran construcción, donde la toma de decisiones de políticas públicas se ha visto influenciada por los académicos correspondientes del Ministerio de Ciencia y Tecnología”, indicó Paulina Aldunce, Autora Líder del Sexto Ciclo, del Resumen para Tomar Decisiones y de Síntesis Report para el IPCC.
Sin embargo Godoy-Faúndez sugiere algunos aspectos políticos son necesarios de considerar a la hora de pensar en el rol de un ministerio en un sistema presidencialista. “La pregunta de fondo es si es necesario un ministerio de ciencia y tecnología, o no. Si bien el ministro de ciencia marca un hito respecto a que la ciencia en Chile, existe en toda esta gobernanza un tema que hay que considerar y genera impacto de tipo conceptual en las decisiones políticas. Las desventajas de un ministerio en un régimen presidencialista como el que nosotros conocemos, es que el ministro es definido por el presidente de turno y esto puede generar conflictos de intereses. Algunos de nosotros pensamos que quizás un ente mucho más independiente, similar a, por ejemplo, un banco central, sería una mejor figura. Además, hemos observado la poca influencia que ha tenido el ministerio por ejemplo con el proyecto Dominga, que tendría que haber pasado por el ministerio de ciencia y no fue así. Esto ha demostrado su poca influencia en las materias de gobierno, según mi opinión”.
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Finalmente, algo que Chile ha logrado en estos últimos años ha sido un mayor protagonismo de la ciencia en las salas de la Conferencia de Cambio Climático y de las iniciativas no estatales también. Este es el caso del rol del Centro de y la Resiliencia (CR)2 en la Campaña “Carrera a la Resiliencia” (Race to Resilience) lanzada en la COP26 con el objetivo de impulsar iniciativas que ayuden a 4 billones de personas a enfrentar las consecuencias del Cambio Climática. En este sentido, Roxana Borquez , describió el rol del CR2 en esta materia: “Mientras la Campaña ace to Zero se enfoca en la mitigación y la disminución de gases efecto invernadero, Race to Resilience se enfoca en la adaptación. Una de las partes centrales de la resiliencia es lograr adaptarse, bajo un sistema que es capaz de prepararse, anticiparse, recibir y enfrentar, y luego aclimatarse a las nuevas condiciones que genera el cambio climático. CR2 actuará como secretaría técnica para esta campaña, evaluando la calidad de las iniciativas, impulsando métricas concretas. Estamos orgullosos de participar en esta campaña con el aporte de Chile”.
De esta forma, las campañas y la participación de científicos y expertos chilenos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático está estableciendo y consolidando las directrices y la hoja de ruta de cara tanto a enfrentar y coadyuvar los efectos de la crisis climática, como a prevenir y desacelerar los efectos del paso arrasador del ser humano en el planeta. Sin lugar a dudas, Latinoamérica y el Sur Global tienen todo lo necesario para adquirir el protagonismo que ameritan en las próximas conferencias.