Carta Abierta a la Convención Constitucional de Chile
Como comunidad de chilenos en la diáspora, hemos seguido con atención y esperanza el desarrollo del proceso constituyente en nuestro país, el que también ha concitado las miradas del mundo entero. Es por esto que les hacemos llegar esta carta abierta de apoyo a sus labores y reconocimiento al compromiso democrático puesto en ellas, al tiempo que manifestamos públicamente nuestra preocupación por las trabas y dificultades que la institucionalidad vigente está poniendo para su éxito.
El proceso constitucional chileno es inédito en muchos sentidos, partiendo por el hecho de poner fin a una Constitución ilegítima, escrita en una de las dictaduras más ominosas de las que se tenga memoria, que fuera la razón por la cual muchas de nosotras y nosotros tuvimos que abandonar el país. La Constitución de Pinochet sirvió además como modelo de gobierno neoliberal para muchos países, aunque también los sectores progresistas del mundo la vieron como el ejemplo de lo que hay que transformar en pos de alcanzar mayores niveles de justicia social en todo el mundo.
No debemos olvidar que la posibilidad de un proceso constituyente estuvo dada por la lucha de masas en Chile desde el 18 de octubre de 2019 en adelante, con enormes costos en vidas, ojos y privación de libertad de muchas hermanas y hermanos. Las condiciones de funcionamiento acordadas para la Convención Constitucional (participación de actores no partidarios -independientes-, paridad de género y escaños reservados a pueblos originarios), también inéditas en muchos sentidos en el mundo, son resultado de esas mismas luchas.
La importancia del proceso constituyente chileno es indesestimable para nuestro país, pero también para la región y el mundo, puesto que muestra una alternativa democratizante para la redefinición de nuestras formas y marcos de convivencia y de desarrollo. La crisis chilena no es exclusiva, y podemos verla en otros países y regiones en los que revueltas y estallidos han demandado cambios profundos y que pongan freno a la crisis económica, política, social y climática que vivimos.
Es por todo esto que, a tres meses de la instalación de la Convención, y junto con reconocer el compromiso y responsabilidad democrática que la mayoría de las y los convencionales han puesto en cumplir el mandato ciudadano, se ve con mucha preocupación las actitudes de negligencia y entorpecimiento de sus labores por parte de la institucionalidad vigente, en especial del gobierno y del Congreso. El gobierno de Sebastián Piñera parece comprometido en hacer todo lo posible por entorpecer las condiciones de funcionamiento de la Convención, mientras que el Congreso en su totalidad ha adoptado a este respecto una actitud que raya en la indiferencia y, en consecuencia, complicidad con el Ejecutivo.
Como comunidades chilenas en el extranjero, a quienes no se nos ha permitido participar de manera directa y vinculante en este proceso, reiteramos nuestro enérgico compromiso con el proceso constituyente, llamando a la solidaridad activa de chilenos y no-chilenos para con la Convención, y denunciando públicamente la vergonzosa actitud que ha mostrado hasta ahora el poder constituido en Chile.