Adolfo Millabur por excepción en Macrozona Sur: "El presidente no da el ancho"
La semana de despliegue territorial ha sido intensa para el ex alcalde de Tirúa y convencional de los pueblos originarios Adolfo Millabur. Desde el viernes pasado, primer día para estar en terreno, y hasta el domingo ha recorrido Hornopirén, Calbuco, Chiloé (Chonchi y Achao), Maullín y Puerto Montt. Este martes estuvo en las provincias de Arauco, donde pasó por Lebu, Los Álamos y Tirúa, y este miércoles se trasladó a Puerto Saavedra, donde se ha juntado con la asociación de comunidades de borde costero Identidad Territorial Lafkenche, junto a la presidenta de la Convención, Elisa Loncon. Ambos vivieron una jornada "muy intensa y de mucha alegría", dice Millabur, "con mucho cariño recibido por la presidenta y mucha esperanza en lo que están haciendo", añade. Para este jueves, les espera una encuentro con la asociación de alcaldes de la región y una última parada en la zona huilliche de Osorno.
[caption id="attachment_694294" align="alignnone" width="1024"] Encuentro territorial Puerto Saavedra[/caption]
Su visita coincide con el decreto de parte del presidente Sebastián Piñera del estado excepción por 15 días en las provincias del Biobío, Arauco, Malleco y Cautín, en la llamada Macrozona Sur. Una medida que el ex alcalde considera "un desatino" y contraria al uso del diálogo para resolver los conflictos. En entrevista con El Desconcierto expone su mirada sobre la decisión gubernamental y su percepción sobre la medida en los territorios.
¿Qué respuesta han obtenido de las comunidades en este primer encuentro territorial como convencional?
Una manifestación de admiración y red de apoyo hacia nuestro trabajo y hacia la presidenta. Se sienten muy representados por el accionar, el actuar y el desempeño de la presidenta.
¿Se han topado con alguna manifestación de rechazo de los propios pueblos originarios, como se ha visto en alguna ocasión en la Convención?
No, al contrario. La gente se pliega a escuchar y a conocer la discusión. Nunca hemos visto una manifestación de rechazo. La gente plantea la demanda territorial y también está con mucha fuerza el derecho al agua.
¿Qué ambiente se respira en la zona después de que el presidente haya decretado el estado de excepción en la macrozona sur?
No veo un ambiente polarizado, lo que sí vimos en la carretera principal es el movimiento de los camioneros. La decisión del Gobierno es un desatino a poco tiempo de que se produzca una elección presidencial en la que ya se está jugando los últimos tiempos de ejercicio del cargo. Este tipo de medidas no son propias de una democracia y eso demuestra que no hay capacidad de diálogo y que el cargo que ostenta el presidente no le da el ancho para gobernar desde la política, sino que desde la fuerza. Habla muy mal como para finalizar el período de un gobierno que está muy desacreditado en la población.
¿Cómo han recibido las comunidades ese recorte a sus libertades?
Lo han recibido con desazón, con malestar y repudian este accionar del Gobierno, que sin dialogar saca las FF.AA. a la calle para hacerse respetar mediante la acción de la fuerza.
El ministro Delgado ha dicho que esta medida se tomó porque hay “terrorismo, crimen organizado y narcotráfico” en la zona. ¿Qué le respondería?
Ese es un relato y un discurso que viene desde hace años y que se ha intensificado con este Gobierno. Han instalado el narcotráfico en esta zona como concepto, pero hace años hablaban de que el mapuche no tenía capacidad, luego de que teníamos armas, y ahora que somos terroristas y vinculan al pueblo mapuche con el narcotráfico. Pero el narcotráfico está en todo Chile, no es propio de nuestros territorios y no necesitan un estado de excepción para resolver este tema. Si no, deberían aplicar [el estado de excepción] también en las grandes ciudades, en Santiago, donde el narcotráfico campea con toda libertad. Es una estrategia comunicacional para desvirtuar la reivindicación de los pueblos originarios y funciona como cortina de humo. Eso no significa que, como en cualquier parte de Chile, haya consumo y tráfico de drogas, y hay que combatirlo también.
La presidenta de la Convención manifestó su “preocupación” y se mostró contraria a la decisión del Gobierno. El ministro Delgado le ha pedido que respetara las decisiones del poder Ejecutivo. ¿Qué opina de esa postura?
Hace solo dos semanas el presidente Piñera se puso a opinar respecto a la Convención, y hace rato que el Gobierno trata de intervenir en los asuntos de la Convención. Entonces hay que ser coherente. Como convencionales de los escaños reservados, estamos autorizados para hablar cuando los intereses de nuestros pueblos estén afectados. La presidenta no está equivocada y está bien que manifieste su opinión porque no puede salir nada bueno de tener a los militares desplegados.
¿Qué opina respecto al momento político en que se anunció esta medida?
Los parlamentarios fueron los primeros que salieron con eso, antes que el gobierno, porque el tema mapuche sirve de cortina de humo. El presidente está cuestionado en materia de probidad. ¿Qué mejor que usar estas decisiones para cambiar el centro de la atención y sacar la polémica que está viviendo en su condición de presidente en referencia a la probidad?
El candidato Sichel solicitaba un estado de sitio en la zona.
Todos los sectores conservadores del país, cuando no encuentran solución en el diálogo y la razón, van por la fuerza. Es parte de su ADN político y siempre recurren a los cuarteles cuando se sienten en dificultad de defender sus intereses.
¿Qué balance hace de la primera etapa de la convención, de la elaboración del reglamento?
Hemos salido a informar a las comunidades del estado de avance, a rendir cuentas de los cuatro reglamentos aprobados (General, Ética, Consulta Indígena y Participación Popular). Los sacamos en tiempo muy intenso y también estamos explicando lo que se viene en las siete comisiones temáticas, en que cada uno de los mapuche vamos a estar representados. Yo voy a estar en la de Forma jurídica de estado, gobierno locales, descentralización, autonomía, entre otros.
¿Si ocurriera de nuevo, cómo tienen pensado enfrentar el rechazo de otros grupos originarios a la participación de los pueblos en la Convención?
No lo hemos discutido, pero hay que sobrellevar todo esto.
¿Lo logrado hasta ahora deja a los pueblos originarios en una posición fuerte para el debate de fondo que se viene?
No creo que sea mejor escenario con la aplicación de la ley de excepción, pero tampoco nos vamos a aminorar por eso a pesar de las dificultades que nos pone el Gobierno de turno.