Inversión extranjera en América Latina retrocede una década por la pandemia
La pandemia de COVID-19 hizo retroceder la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina a niveles no vistos en la última década al provocar una caída del 34,7% en el flujo de capital el año pasado, el mayor descenso desde el que se registró en 2009, durante la Gran Recesión.
"Las entradas desde el extranjero fueron las menores desde 2010, una gran caída que da continuidad a una tendencia a la baja que comenzó en 2013", lamentó este jueves la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena.
La región recibió 105.480 millones de dólares de trasnacionales el año pasado, lo que implica una caída interanual de 56.000 millones de dólares y un retroceso que va en sintonía con el promedio mundial, que experimentó una caída de la IED del 35 %, según datos del organismo dependiente de la ONU.
El escenario de crisis sanitaria y de incertidumbre económica generada por el COVID-19, agregó Bárcena, hizo caer la inversión extranjera en todos los países de la región excepto en cinco: Bahamas, Barbados, Ecuador, Paraguay y México.
"Además, la participación de la IED en el PIB fue únicamente del 2,5 % en 2020, frente al promedio de la década anterior, del 3,5 %", concretó el organismo, con sede en Santiago de Chile.
México crece y Brasil y Panamá caen
Con 41,1 millones de infectados y 1,38 millones de muertos por COVID-19, América Latina y el Caribe es una de las regiones más afectadas del mundo por la crisis sanitaria en términos económicos.
La pandemia, que provocó un caída del 6,8% del PIB regional en 2020 -la mayor recesión en 120 años-, disminuyó 21% las adquisiciones y fusiones transfronterizas, que totalizaron 26.000 millones de dólares, una cifra levemente superior a la de 2009, agregó la Cepal.
Brasil, el país que más capital extranjero recibió, perdió en 2020 un 35,4% de sus entradas, aproximándose de forma inédita al segundo país de la lista, México, que aumentó sus flujos en un 6,6 %
En Sudamérica en su conjunto, la IED se redujo en un 40,4 %, siendo los países más afectados Bolivia (-406 %), Perú (-87 %) y Uruguay (-53 %).
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En tanto, los países que conforman el Caribe cayeron un -25,5 % en promedio, aunque la zona más afectada fue Centroamérica, con un descenso de la inversión en todas sus naciones y una caída en promedio del 89,4%.
"La tendencia de los extranjeros es la de irse a países desarrollados porque han mandado señales más claras de inversiones públicas en sectores estratégicos", explicó.
Uno de los casos más llamativos fue el de Panamá, país insigne en inversión extranjera, que llevaba una década incrementando su flujo de capital, pero que en 2020 registró entradas negativas en todos los componentes del índice (-140%).
Con estas cifras, alertó Bárcena, "la IED no va a ser un motor de recuperación en la región a menos que haya una mayor decisión en materia de las políticas que garanticen su reactivación".
¿Quiénes invierten?
En 2020, se produjo una reconfiguración del mapa de inversión en América Latina: cayeron los flujos de las empresas europeas, las principales inversionistas, que hasta 2019 concentraban más de la mitad de entradas, y aumentó la influencia de Estados Unidos y China.
La proporción de capital que llegó desde Europa cayó el año pasado hasta el 38%, mientras que el de Estados Unidos ascendió 10 puntos porcentuales, y ahora supone el 37 % de la IED en la región.
Además, agregó Bárcena, China "está ganando protagonismo como inversor sobre todo a través de fusiones y adquisiciones", sector en el que pasaron de 1,7 % de participación entre 2005 y 2009 a un 16,3% entre 2015 y 2019, con especial interés las energías verdes, transporte y redes digitales.
Energías renovables y digitalización
Los sectores más afectados fueron los recursos naturales, con una caída interanual del -47,9 % y las manufacturas, que se desplomaron -37,8 %, representando ahora el 37 % del total, un valor inferior al promedio de los últimos 10 años.
Para Bárcena, la caída del IED confirma la estrecha relación entre los flujos de inversión y los ciclos de precios de materias primas, una situación "preocupante" de cara a 2021, año para el que se proyecta un aumento de precios en los commodities por la recuperación global.
Frente al modelo de "reprimarización, que no garantiza un crecimiento sostenido", la Cepal propone "recuperar una visión estratégica del rol del IED hacia la diversificación" con las energías renovables y la transformación digital como sectores clave.
"El panorama va a seguir siendo muy complejo en 2021, año en el que esperamos un crecimiento de la IED mundial de entre el 10% y el 15%, sin embargo el panorama menos optimista le tocará a África y América Latina y el Caribe", concluyó.