Giorgio Jackson y 'Vocería de los Pueblos': “Proponer un autoboicot (...) es entregar el poder a quienes quieren que este proceso no vaya bien”
La ha repetido por activa y por pasiva, esta será su última legislatura, pero mientras no llegue el 11 de marzo de 2022, el diputado Giorgio Jackson "seguirá enfocado en su labor parlamentaria", reafirma. En el Parlamento, pero también con los ojos puestos en el Palacio Pereira, donde a partir de julio deliberarán los 155 constituyentes. Aunque se muestra optimista con las alianzas que puedan tejerse al interior de la Convención, expresa "preocupación" por una falta de diálogo que detecta entre sectores que, a su juicio, tienen un "vector común", y que "solo se repliquen las diferencias".
Diferencias como la que esta semana evidenciaron los 34 constituyentes de "La Vocería del Pueblo" a través de una declaración pública, sobre la que manifiesta confusión porque, dice, las normas de la Convención ya contemplan que por 2/3 los convencionales puedan definir sus propias reglas. Según él, la polémica no es más que una "falsa dicotomía" que pasa por "un interés identitario de diferenciarse", pero advierte del riesgo de "autoboicotearse" y "entregar poder" a quienes quieren que el proceso fracase.
Dice que, como Gabriel Boric, tampoco hubiese aceptado el apoyo de Pablo Maltés como candidato a la gobernación y anticipa una victoria de Karina Oliva. Hace un balance de la alianza del Frente Amplio (FA) con el PC (que apuesta por mantener en las elecciones parlamentarias) y de la gestión de la actual directiva de su partido, encabezada por Catalina Pérez, que este viernes cierra un ciclo.
¿Cómo valora la estrategia política de sumar FA y PC en la lista Apruebo Dignidad, tras los resultados electorales del 15 y 16 de mayo?
Fue acertado, los resultados en general fueron buenos, no solo para la lista Apruebo Dignidad, también para que no existan trabas ni amenazas de veto al proceso constituyente y para que se formen acuerdos genuinos. La elección de convencionales se rigió por el sistema de Hondt, que castiga la dispersión, por lo tanto había que tratar de hacer confluencias. En Chile Digno encontramos una posibilidad de sumar orientación programática y proyecto transformador en contraposición a los dos bloques tradicionales de la política chilena.
¿Había una necesidad o una demanda (no atendida) de los sectores más de izquierda de la sociedad para que las fuerzas políticas que los representan hicieran un giro más claro y decidido hacia la izquierda?
La última elección que tuvo método de Hondt a nivel nacional fue en 2017 y ahí fuimos como FA y el PC fue con la Nueva Mayoría [La Fuerza de la Mayoría]. El hecho de que hayamos confluido con las mismas ideas que el PC era algo que podría haber sido lógico desde 2017, solo que llegamos a esa confluencia recién en 2021. Esta suma es importante para consolidar un bloque que está al interior de la Convención, con 28 constituyentes, que van a jugar su rol.
¿Qué coincidencias programáticas tienen con el PC a nivel constitucional?
Hay una idea de superar el experimento que llevó a cabo la dictadura en nuestro país a través de la Constitución del 80 y las leyes económicas y sociales que se impusieron, la idea de dar paso a un estado social garante de derechos. También hay coincidencias en materia medioambiental, de enfoque del análisis del feminismo, etc. Había 12 puntos de concordancia en la lista Apruebo Dignidad que todas las candidaturas firmaron. Hay un vector común. En el momento de los detalles, pero, puede que surjan algunas diferencias sobre la forma de volcar los principios en un texto. Ahí los mecanismos de participación y la necesidad de generar mayorías de ⅔ va a ser lo que definirá la redacción final.
¿Y coincidencias programáticas en la mirada de país que les ha permitido ir juntos a unas primarias presidenciales?
Compartimos una propuesta en términos de dirección hacia la cual tienen que darse los cambios en nuestro país: dar la garantía al proceso constitucional e implementar algunas leyes que comiencen ese proceso de transformación. Me imagino que nadie pretende que en los cuatro años del próximo Gobierno se arreglen todos los problemas que se han desconocido en los últimas tres décadas. El próximo Gobierno tendrá la tarea y oportunidad de empezar el giro hacia la superación del neoliberalismo. En eso tenemos coincidencias. Luego, cada candidatura tiene énfasis específicos. Gabriel [Boric] es magallánico y el tema de la descentralización le toca muy de cerca, también está la propuesta de salud mental, temas sobre la primera infancia, materias relacionadas con el Estado cuidador o con el sistema universal de salud. Ambos liderazgos proyectan cosas distintas y ahí la ciudadanía tendrá que decidir cuál le hace más sentido porque de esas primarias es posible que salga el próximo presidente de Chile.
Hay un punto en el que ambos ya han expresado su diferencia: el acuerdo sobre el 15 de noviembre de 2019. Jadue dijo públicamente que se llegó al pacto gracias a los alcaldes y alcaldesas que “convocaron anticipadamente una consulta nacional”. Boric le replicó la opinión, incluso ud. mismo enmendó los dichos de Jadue. ¿De qué manera la mirada que cada uno tiene sobre ese acuerdo y sobre el propio proceso constituyente marca a ambos liderazgos?
Ha habido y seguirá habiendo una voluntad por parte de Gabriel de ver en la persona que tiene al frente alguien con algo que decir y que, independientemente de que sea un adversario político, no lo invalida como persona ni para persuadir al resto (...) Ahora, desconocer el rol que tuvieron alcaldes, por un lado, y el Congreso, por el otro, no aporta; no ayuda a construir una visión de sumar para avanzar, sino que más bien divide. Nunca ha pasado por mi boca ni creo por la boca de integrantes del FA la idea de desconocer el rol que tuvieron alcaldes y alcaldesas en este proceso constitucional. Pero, al mismo tiempo, reafirmo con determinación que en este momento álgido de movilización, abrochar institucional y constitucionalmente un camino para terminar la Constitución de Pinochet es algo de lo que me voy a sentir orgulloso toda mi vida.
Sin embargo, a pesar de que el acuerdo permite poner fin a esa herencia de la dictadura, sigue siendo una piedra en el zapato. Justo esta semana un grupo de 34 constituyentes de La Lista del Pueblo y otros independientes firmaron la polémica declaración sobre no subordinar el reglamento y normativas de la Convención al Acuerdo por la Paz. ¿Qué opina?
Leí la declaración y hay muchas preocupaciones compartidas, como sobre quienes muy dudosamente siguen en prisión desde el estallido hasta ahora, el hecho de que todavía no tengamos resultados concretos de las violaciones de derechos humanos habiendo tantas causas pendientes, la necesaria desmilitarización de Wallmapu o las críticas a las expulsiones arbitrarias a extranjeros por parte del Ministerio de Interior. Sin embargo, no entendí bien la referencia que hacen a no subordinarse al mandato de la Convención. En eso hay una ambigüedad que sería bueno explorar. Si se trata de mejorar las formas de participación de la ciudadanía en el proceso y no limitarse a lo que dice el acuerdo, coincido al 100%. Además, ya lo modificamos para incorporar la paridad, a los independientes y a los escaños reservados. Lo que hay [en el acuerdo] es un piso institucional y tenemos mucho espacio hasta llegar a un posible techo: establecer la participación de los cabildos, o decir que las cosas se aprueban o pre-aprueban con mayoría simple, etc. Dentro de las normas de la Convención está que por ⅔, autónomamente, ellos definan cuáles serán las reglas para llevar el proceso adelante (...) Proponer un autoboicot quizás no sea la opción más conveniente; que en base a algo que ellos hagan, funcione o no la redacción de la nueva Constitución es ponerse una camisa de fuerza y entregar el poder a personas que quieren que este proceso no vaya bien. Tengo mucha confianza en que las y los constituyentes van a ir encontrando cauce a medida que se conozcan e interactúen entre sí.
También Beatriz Sánchez y Fernando Atria, que son constituyentes que fueron en lista del FA, han dicho que están abiertos a la posibilidad de cambiar esos dos tercios.
La Convención que institucionalmente se acordó es autónoma y soberana y puede llegar a este tipo de acuerdos a través de los ⅔. Es desafiar lo que está establecido pero, al mismo tiempo, siguiendo las reglas de lo establecido. No encuentro que esto sea contradictorio, sino que es parte del mismo camino institucional que se construyó.
Pero en noviembre la presidenta de RD expresó que los 2/3 son elementos estructurales del acuerdo.
No he escuchado ningún constituyente que diga que para cambiar esos 2/3 no habría que hacerse a través de los 2/3 o que un próximo Congreso cambie el mandato y fije otras normas. Ambos caminos siguen en la línea de respetar el acuerdo aunque se quiera cambiar. La Convención Convencional tiene todas las facultades para decidir por ⅔ cambiar procedimientos internos como los quórums. Hay una especie de falsa dicotomía respecto a eso porque hay un interés identitario de diferenciarse. Sin embargo, cuando [los convencionales] se junten y empiecen a ponerse de acuerdo, esto va a tender a converger. Ningún bloque por separado puede actuar por sí solo en este proceso y soy optimista con el resultado al que se puede llegar cuando empiecen a hablar en conjunto.
En RD, ¿los convencionales tienen que conversar o compartir con el partido sus posiciones?
Algunos son militantes y otros son independientes que fueron en lista del FA. Hay una coordinación entre ellos, pero cuando tengan que votar no existe la orden de partido.
En La Lista del Pueblo estudian la posibilidad de presentarse a las parlamentarias e incluso presidenciales. ¿Lo ve como competidores del FA? Las últimas elecciones tanto a la Presidencia como al Congreso demuestran que el voto de izquierda tiene un techo.
En la última elección competimos entre listas y esto no tiene nada de malo. Ni la Lista del Pueblo, ni Apruebo Dignidad, ni el Apruebo va a ganar el 50%. Ninguna por sí sola puede gobernar o dominar un Congreso. Vamos a tener que acostumbrarnos a convivir entre una pluralidad y diversidad de organizaciones más grandes, y la necesidad de respeto, escucha y entendimiento van a ser más determinantes que nunca. Ese diálogo es una de las cosas que me preocupa que no se esté dando con la fuerza que se necesita y que lo único que se replique sean las diferencias que se puedan tener respecto a un momento histórico y no las confluencias respecto al futuro (...) Los votos del FA están para que ellos puedan tener una representación en el Congreso, pero lamentablemente los partidos de las coaliciones más tradicionales han anticipado que no están de acuerdo y eso lo dificulta.
Sobre el diálogo al que se refiere, la Lista del Pueblo ha insistido que no va a hablar ni con Daniel Jadue ni con Gabriel Boric.
Va a depender de ellos porque las puertas siempre han estado abiertas. En cada debate en los que hay alguien de Apruebo Dignidad y de la Lista del Pueblo hay una convergencia importante en los temas, un vector de dirección común respecto al contenido, a los temas de fondo, al futuro. Sí hay diferencias, en cambio, respecto al pasado, al acuerdo [del 15 de noviembre], o a las acciones para tensionar o no la Convención. Será natural que se vaya produciendo una confluencia hacia las ideas de cambio. De lo contrario, ¿con quién se suman los ⅔? Nadie querrá que por falta de conversación los acuerdos se tengan que conversar con quienes quieren mantener el sistema.
¿Es partidario de mantener el pacto Apruebo Dignidad para las parlamentarias?
Es un piso desde el que se debería trabajar. No tengo ninguna razón para pensar que debiésemos deshacer esa alianza, que logró interpretar a una buena cantidad de votantes.
¿Han tenido retroalimentación o señales del PC al respecto?
Aún no lo hemos hablado y, probablemente, saliendo de la primaria va a ser el momento. No veo razón de fondo por la cual si estamos yendo a una primaria presidencial, no queramos tener una lista que no se incluya a quienes estamos en esta primaria o, eventualmente, más grande.
En entrevista con El Mercurio dijo que en caso de llegar a gobernar, Apruebo Dignidad no podría hacerlo solo y mencionó a independientes o a quienes mostraron interés para que haya cambios. ¿A quién se refería, exactamente?
Sería optimista y soberbio pensar que la Lista de Apruebo Dignidad pudiese ganar en una primera vuelta. En la práctica, va a tener que llegar a algún entendimiento en segunda vuelta con algunas candidaturas que hayan ido a primera vuelta, reconocer experiencias de militantes que estén fuera y de quienes hayan estado en el aparato estatal en los últimos 30 años empujando por cambios sin haber sido escuchados. La coalición no va a poder gobernar sola. Hay que saber balancear la necesidad de experiencia con la renovación y el mundo independiente. Hay tremendos cuadros en el FA para poder asumir los desafíos de un próximo gobierno pero –para ser honestos y humildemente– no creo que sea suficiente con la capacidad que existe para poder gobernar.
Sobre las elecciones a la gobernación, ¿qué balance hace de la campaña de segunda vuelta de la candidata Karina Oliva?
Yo creo que Karina Oliva va a ganar la elección del domingo. Ha logrado interpretar a una audiencia que busca la autenticidad en la renovación de la política. En caso de ser electa, va a tener una oportunidad y la responsabilidad gigantesca de gobernar una región tan relevante como la RM.
¿Habría aceptado públicamente el apoyo de Pablo Maltés? Gabriel Boric ya dijo que no.
Yo tampoco.
Este jueves y viernes se celebraron elecciones internas en RD, pero solo se puede votar por una única lista, liderada por Margarita Portuguez. ¿Por qué?
Las distintas tendencias al interior del partido reconocieron que el momento histórico que vive Chile requería avanzar hacia una directiva en la que confluyeran las distintas sensibilidades del partido, en vez de una sola [sensibilidad], además tensionada por un proceso electoral. Para el momento político, es la decisión acertada y estoy contento de que los distintos espacios se hayan puesto de acuerdo.
Pero eso no ayuda mucho para la participación, que en los últimos años tampoco ha sido muy alta...
No ayuda, pero es bueno para otras cosas. Cuando no hay tensión entre dos tesis la gente considera que es irrelevante ir a votar. Sin embargo, la participación de la militancia en procesos internos ha sido súper difícil desde el día que nos configuramos como partido. Aunque hay que mejorarlo, siempre lo he desdramatizado. El partido es la herramienta para articular las demandas sociales y llevarlas al plano político y para formar dirigentes que canalicen el debate en los espacios institucionales. En eso RD dio un salto gigantesco que no se ve traducido en la cantidad de participación en la interna. Ahora gobiernamos en comunas como Maipú, Casablanca, Viña, Ñuñoa, Til Til, Valdivia o Viña del Mar.
¿Qué balance haces de la etapa de Catalina Pérez?, que ha sido compleja para RD, han perdido más de 10.000 militantes...
Ha tenido altos y bajos, pero hago un balance absolutamente positivo de la gestión de esta directiva. Estuvieron a la altura del momento histórico más importante que ha tenido nuestro país en décadas. Catalina y la directiva se jugaron mucho en ese momento y eso logra superar todas las críticas internas que hayan surgido, y con los que algunos pudimos tener diferencias.