Emilia Schneider por ausencia trans en la Constituyente: “Los electos deben convocar a los mundos no representados para llevar nuestras ideas”
Mientras Emilia Schneider (24) da esta entrevista se le acercan dos personas a felicitarla por su campaña lamentando que no hubiese sido escogida para integrar la Convención Constituyente. Ella responde amable los saludos y dice que ha sido algo frecuente en el distrito 10 por el que compitió, donde si bien fue la octava mayoría, con casi 12.500 votos, quedó fuera por el sistema de arrastre de las listas.
Le hubiese gustado que aquí se estampara el hecho histórico: escribir la primera Constitución con representación de la población trans. Es por eso que los resultados la dejan dolida y, además, preocupada por situaciones que le parecieron injustas en las campañas de otros candidatos LGBTIQ+, en las que quizás, advierte, no se valoró tanto lo que podrían hacer en la Constituyente. De todos modos, el resultado general la deja “esperanzadísima”. “Está claro que los sectores antineoliberales somos mayorías”, sostiene.
Por lo pronto, cree que se tiene que hacer “acuso de recibo” para las próximas elecciones de las comunidades que quedaron al margen de la representación, para que se piense en un mecanismo electoral que pueda corregirlo y que los candidatos escogidos recojan sus demandas. “Es una recomendación para Apruebo Dignidad, mi lista, y para todos los sectores políticos”, expresa la ex dirigenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y activista trans en entrevista con El Desconcierto.
-¿Crees que debió preverse un mecanismo para garantizar una cuota de representación trans?
Sí, y no solamente de candidaturas trans, pero, bueno, termina siendo la gran ausencia. Posterior a la paridad, las mismas abogadas feministas presentaron una indicación que hablaban de cupos para población en situación de discapacidad y población LGBTIQ+, y más. Es complejo hablar de cómo se trabaja estos cupos para evitar que alguien se aproveche de esto, pero pensando en una población que ha sido históricamente excluido me parece del todo razonable que existan estos cupos. La bancada Apruebo Dignidad, del Frente Amplio y el PC, con su jefa de bancada, la diputada Claudia Mix, presentaron un proyecto de cupos para personas trans, pueblos indígenas, afro e independientes.
-¿Esto después de los resultados del domingo?
Sí y también pensando en las parlamentarias. Creo que al final aquí hay un problema político de cómo las mismas coaliciones definen sus candidaturas prioritarias. Esto no puede ser solo por el peso específico de un partido al decir que tienen más votos, sino que de una lucha. Es decir, queremos que sean representadas en todos los espacios y eso no ocurrió aquí con las candidaturas trans y, por eso, nos terminamos quedando fuera de la Constituyente y espero que haya, tiene que haber, un trabajo con los constituyentes electos. De todos modos, es diferente tener intermediarios que tener voz propia en este espacio.
-¿Han conversado sobre el mecanismo con que se definiría ese cupo del proyecto que mencionaste?
Aunque no lo he leído al dedillo y no sé bien cuál es el mecanismo particular, el proyecto está público y la idea es que efectivamente este mecanismo, sobre todo, no patologice. No se le puede pedir a personas trans para optar a algunos de estos cupos que acredite hormonación, una operación, etc., porque es como hoy entendemos la identidad de género en la ley, con todas sus falencias. Es complejo, pero, insisto, más allá del sistema electoral, tenemos que preguntar políticamente cómo le damos espacio a proyectos transformadores, sobre todo, ahora que está la posibilidad de que existan estos proyectos para las personas trans y otros grupos excluidos. En el caso de Cony (Constanza Valdés) y mío, para haber tenido representación de personas trans, podríamos haber hecho algunas correcciones ante ciertas distorsiones democráticas, como que la paridad no opere por subpactos o que el arrastre no opere por lista de partidos, sino que sea por el pacto en general. Pero esas son cuestiones que, insisto, no van a resolver el problema de fondo.
-¿En algún momento lo evaluaron cuando vieron los escenarios que se podrían venir?
Desde que no se pudo dar la discusión que habían propuesto las abogadas feministas del cupo, sabíamos que no iba a ser fácil para nuestra comunidad conseguir un escaño. Es una comunidad que históricamente ha sido excluida de la política y, por ejemplo, las personas trans solo han sido electas en concejalías, pero no ha habido un ingreso masivo a las instituciones ni del poder Ejecutivo ni a nivel distrital.
-¿Cómo lo explicas?
Tiene que ver, primero, con una exclusión generalizada en la vida en sociedad. Es súper fuerte que mi generación -un poco las de más arriba y las que vienen hacia abajo-, sea de las primeras que entra tan visiblemente y abiertamente a la universidad a hacer activismo trans. Son una serie de exclusiones que hoy tiene a la mayoría de las mujeres trans mayores en el trabajo sexual, como imposición por falta de oportunidades. Eso, de alguna manera, te excluye de los círculos de poder porque no accedes a la educación, a trabajo, salud. Y también porque en los partidos políticos ha habido transfobia internalizada, porque ha costado que la lucha feminista y de las disidencias sexuales, tanto en la izquierda como en la derecha, pase a ser una cuestión relevante. Hoy en la izquierda es una cuestión ineludible, pero nos hemos hecho un espacio con mucho trabajo y eso habla de las altas votaciones que tuvimos en listas de izquierda, pese a las correcciones. También hay falta de comprensión y conservadurismo de la política, en general, para dar espacio a esas voces, muchos grupos excluidos de la sociedad, mujeres, pueblos indígenas, que de alguna manera se les niega su calidad de sujetas políticas y no se le da su propia voz y organización para resolver sus problemáticas, sino que se llega desde fuera para darles una solución o derechamente se meten los problemas afuera de la alfombra, como ha sido durante años. Lamentablemente la falta de presencia en cargos de elección popular, no solo tiene que ver con nuestra exclusión de organizaciones, sino también de nuestros temas. Las problemáticas trans no son parte del debate público o solo recientemente lo han sido.
-¿Se vuelve una de las razones más preocupantes no estar representados cuando las denuncias por homofobia y transfobia han ido en aumento?
La posibilidad de un Constituyente trans tiene que ver que con que ese escaño le abría la puerta a activistas que les cuesta mucho hacerse escuchar, el sindicato de trabajadoras sexuales Amanda Jofré, la OTD (Organizando Trans Diversidades), organizaciones de niñez trans como Fundación Selena, etc, activistas históricas como las que fundaron Traves Chile y otras organizaciones. Lo heavy es que no se le abre directamente la puerta y se queda afuera nuestra perspectiva para temas específicos, como el derecho a la identidad, al trabajo, que es algo que en mi campaña postulamos fuertemente como derechos fundamentales. También respecto a la visión de cómo funciona el Estado y cómo pensamos una democracia paritaria.
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-¿Cómo sería?
Que no se piense solo entre hombres y mujeres, sino que tiene que tener todos estos elementos incluidos, como los escaños reservados para pueblos indígenas, cupos laborales en el sector público para la población trans, los escaños para personas en situación de discapacidad, la paridad de género, escaños para población LGBTIQ+. Es decir, todos los mecanismos para hacer la democracia mucho más rica y corregir desigualdades estructurales que hay para ciertos grupos, así me imagino la democracia paritaria. Y esto no es solamente para los temas constituyentes en particular. La posibilidad de tener vocerías en instituciones nacionales para la población trans es urgente. Hace poco las compañeras del sindicato Amanda Jofré denunciaron el crimen que vivió su compañera Isidora. Entonces, esas cosas se podrían trabajar con mucha fuerza si integráramos el Congreso y otras instituciones.
-¿Lo están pensando para que se aplique en las próximas parlamentarias?
O sea, tiene que existir representación trans hoy en el Congreso y, por eso, la ley integral trans es una urgencia que no pasa por la Constitución solamente. La Constituyente es fundamental para lo que vine, pero hay muchas cosas de las que hay que hacerse cargo ahora, como que existan personas trans en los municipios, en las gobernaciones regionales, quizás no en cargos de elección popular, pero en espacios de trabajo que permitan pensar políticas para hacerse cargo de situaciones graves que vive la población trans. Esto es la falta de oportunidades laborales, que se puede corregir con cupos, generación de capacitaciones e invertir en educación, la discriminación en general y la violencia extrema que, sobre todo, viven las compañeras que se dedican al trabajo sexual.
-Con Karina Oliva son militantes del mismo partido, ambas feministas y le has dado un fuerte apoyo a su campaña. ¿Te gustaría llegar a integrar el equipo para trabajar en políticas de disidencias sexuales si saliera electa gobernadora?
Es muy pronto para candidatearme a un puesto así, pero ahora estoy en el equipo de campaña porque tanto ella como el presidente de partido hicieron un gesto que creo que para las personas trans es valioso. No es para andar dando medallas, pero es importante que las figuras políticas reconozcan la ausencia de personas trans y eso lo he extrañado en el resto de mi coalición y de la política en general. En particular en la gobernación, más allá de estar o no, esperamos tener un Observatorio LGBTIQ+ que pueda implementar políticas, que pueda incorporar, por ejemplo, en las casas de acogida que se están pensando para situaciones de violencia y discriminación, incluir para población LGBTIQ+ que vive el problema de la vivienda, de ser expulsadas de sus hogares. Me encantaría poder aportar en eso, pero en lo que me toque en realidad. Por el momento me toca estar con Karina en su equipo, después de una semana de descanso por las elecciones, me integro con harta fuerza como parte del equipo ejecutivo- programático que vamos a ir anunciando los próximos días. Y, ojo, creo que esto no es solamente en la candidatura de Karina, bueno, sobre todo, en la de ella porque es feminista, pero también Rodrigo Mundaca, en la quinta región, lo vi en una entrevista y habló de las disidencias sexuales en una región donde hay muchísimos crímenes de odio y por donde iba Constanza. Espero que haya un diálogo ahí.
La campaña
-Asumiste este desafío como militante de Comunes, ¿cómo fue tener a este partido de soporte? En cuanto a las ventajas y las desventajas de estar afiliada a un partido.
Lo primero, que es algo muy clave, es que siempre fui súper sincera con que yo milito desde la universidad. Fui parte de un movimiento universitario que después fue Comunes y creo que en las elecciones hubo un voto bien duro contra los partidos. Igual a mí me fue bien y eso no nos pegó tanto porque supimos construir una campaña que tenía un soporte material y, hasta cierto punto, económico porque igual éramos una campaña pobre al ser un partido pequeño. Pero lo hicimos convocando a voluntaries, independientes, organizaciones, como OTD, que nos apoyaron caleta. Entonces, al final, es eso, saber construir.
-¿Te sentiste acompañada por el partido en el proceso?
Súper acompañada y respaldada. Eso me llamó harto la atención porque tenía miedo de una candidatura trans feminista porque siempre una se imagina que los sectores conservadores son muchos más y ahora quedó claro que están absolutamente sobrerepresentados.
-¿Lo enfrentaste en terreno?
Muy poco y eso fue lo bacán. Lo decía los días antes de la elección, aunque no me las quiero dar de pitonisa porque nadie sabía lo que iba a pasar el fin de semana, pero algo en lo que estaba muy confiada es que los sectores odiantes- antiderechos, ultra conservadores, están sobrerepresentados en las instituciones y se vio que son una minoría que no tiene poder de veto, que no va a poner los imites de las discusiones como hemos estado acostumbrados estos años en que han tenido de su lado la Constitución. Me topé con muy poca gente así, obvio que te topas con gente discriminatoria, pero fue lo menos y eso fue súper grato.
-Te hizo cambiar esa proyección entonces…
Más que nada me hizo constatar de lo mucho que hemos avanzado. Pese a todo lo que queda por transformar para que la población trans viva dignamente porque hemos logrado visibilidad, hemos logrado entendimiento de nuestra realidad, ser parte también de la cotidianidad y eso es algo que cambió radicalmente las cosas. En la columna que escribimos con la Cony recalcamos que aquí no hay un “voto castigo”, que hay apoyo a nuestra comunidad. Eso me sorprendió gratamente y que el trabajo que llevamos está bien y es algo que tienen que recoger las coaliciones que se plantean horizontes de transformación, como Apruebo Dignidad. En el fondo, es cómo le damos espacio a estos temas y estas organizaciones directamente, no con soluciones paternalistas.
-¿Por qué era importante recalcar que no se trató de “voto castigo”?
Mira, porque al principio hablé con ciertas personas de mi familia que estaban preocupadas, pero que me apoyaron mucho, y me decían que faltaba harto para la aceptación de la población trans. Yo les decía que mi votación en realidad mostraba que no tanto, que no es que la población no esté preparada. El distrito 10 es diverso en cuanto a composición socioeconómica, nivel educacional y fui la octava persona más votada de cerca de 100 candidatos. Para mí eso no es que la población trans no tenga respaldo, pueden existir lecturas distintas, pero para mí significa que, sin duda, la población trans se ganó un espacio para las trasformaciones y el Chile que queremos, nuevo, digno, que venimos demandando en las calles, que ha ido tomando forma en el proceso constituyente. Por eso, lo que me dio más pena de la votación es que todas las candidatas trans que fuimos a las elecciones, Alejandra, Constanza, Rodrigo Mallea, del activismo no binarie, Lorraine Salvo que es activista histórica, hicimos historia con la votación que obtuvimos y la visibilidad de nuestra comunidad, dando cuenta que esto no es algo que “nadie pesca”, sino que se ha ganado un espacio en la sociedad.
[caption id="attachment_652909" align="alignnone" width="1280"] Agencia Uno[/caption]
-¿Cómo fue acercar el tema a la gente a la hora de hacer campaña? ¿Qué estrategias comunicacionales debatieron?
En mi caso, me reuní con una compañera trans activista, Romina Ramírez, que había sido candidata a core para me diera tips desde su experiencia. Me dijo, sobre todo, que la gente está mucho más informada de lo que la pintan los medios oficiales, tradicionales, y que fuera con mucha fuerza a hablar sobre todo de mis ideas. Una lectura que vimos sobre todo con Constanza y conversando con Rodrigo, era esta idea que desde la población trans no solo queríamos contar nuestros temas particulares, como identidad, oportunidad de trabajar, sino que también aportar a la discusión de la democracia. Eso es un relato y lectura correcta de lo que pasó por la alta votación de listas de independientes, activistas y dirigentes territoriales que representan un Chile no escuchado. El eslogan de la Cony era “transformemos la realidad” y el mío “trasformemos la democracia”. A propósito de transformar las reglas del juego para que los movimientos sociales que no han sido escuchados podamos ser parte de la política y del país que queremos. Ahí hacíamos el vínculo con una sensación de abuso que es generalizada en la población.
-¿Es sintonizar con las luchas de la población migrante, afrodescendiente, mujeres, pueblos indígenas?
Sí y, por eso, también lamento que no exista mucha más representación de personas en situación de discapacidad, por ejemplo, y que también que se quede afuera la población afrodescendiente. Falta mucho. Lo hemos visto en redes y a mí me lo han dicho en la calle, que lamentan que no esté nuestra voz. Esta ha sido la reconstrucción de la idea de “pueblo” y entendernos como parte de un fenómeno más colectivo, a contrapelo de un individualismo de un modelo extremo que se implantó luego de la dictadura. Aquí el mandato a la Constitución después de los resultados, es que necesitamos una toma del poder, democrática por su puesto, por los sectores populares no escuchados de Chile.
-Y, ¿cómo debería reaccionar la Convención ante la ausencia de representación trans? ¿Qué esperarías?
Espero que, primero, como lo han hecho algunas constituyentes electas, sea acercarse a hablar con personas que apostábamos a representar eso. Eso es un primer diálogo importante y, sobre todo, algo que dije en la campaña que la Constituyente ni pueden ser las 150 personas, sino que tiene que ser un proceso participativo en los territorios, con las organizaciones y ahí tiene que haber cuando se vaya a discutir sobre el derecho a la identidad, educación, trabajo. Las y los candidatos electos deben convocar a las organizaciones y todos los mundos no representados para llevar nuestras ideas. Tengo confianza en que sea así, porque en eso se juega la legitimidad de la Nueva Constitución, que debe ser un pacto social legítimo. Aquí se marca un precedente porque este no es un pacto con la derecha, sino que con las mayorías.
-En términos personales, ¿con que te quedas?
Bueno, la campaña me hizo crecer mucho, me hizo generar muchos vínculos con distintos territorios. Recorrer el distrito 10 no es algo que una hace siempre porque vivo en una sola comuna del distrito y de repente no tiene tanto sentido territorial en términos de identificación, pero me permitió conocer muchas realidades que están ahí, pero es distinto vincularte con las organizaciones. Tuve un equipo tremendo, al que le agradezco su compromiso, su trabajo y el nivel de conocimiento que pusieron a disposición. Fue hermoso porque, de principio a fin, fue un proyecto colectivo. Hice muchos amigues y me deja bien inquieta todo ese mundo, independiente y militante, que quiere transformaciones y que hoy estemos superando diferencias identitarias y nos podamos articular en proyectos de largo plazo.
-¿En qué te vas a concentrar ahora?
Sobre todo, en la campaña de Karina Oliva como gobernadora porque es la estocada final a la DC y la política de los 30 años. También volviendo al activismo más de base, tanto en los espacios feministas, como de disidencias sexuales y quién sabe si en algún desafío electoral o trabajando en alguna institución.
-¿Te gustaría un nuevo desafío electoral pronto?
Eso no lo sé todavía, pero quiero aportar por mi comunidad, donde se me necesite, una va a estar. Por lo pronto, también quiero descansar de estar en el foco.