En Chile urge renovación política; en Providencia también
La mayoría estamos de acuerdo que en octubre de 2019 nuestro país cambió y que una de las lecciones más importantes surgidas del estallido social es que la política es demasiado importante como para dejarla sólo en manos de los políticos de siempre. Nuestra democracia está debilitada y en crisis. El estallido social de octubre de 2019 fue el resultado de un problema que se incubó durante muchos años, entre otras cosas, por el “anclaje” de políticos y la ausencia de renovación de cargos representativos, la pérdida del fair play para ejercer una política de ideas y no de descalificaciones, la desconexión con las necesidades de la población, como también la ausencia de participación ciudadana.
A un año y medio de esto, al parecer muchos no han entendido esta crisis. Tal es el caso del presidente Piñera cuando nombró a Patricio Melero como ministro del Trabajo. A Melero, quien lleva una carrera política ininterrumpida desde que Augusto Pinochet le ofreció un cargo en 1983, y que desde 1990 fue parlamentario, donde su acción más destacada fue estar en contra de la reducción de la jornada laboral a 40 horas y el postnatal de emergencia. Situación similar se vive en Providencia, comuna a la que repostula Evelyn Matthei, militante UDI, profundamente ligada a la dictadura de Pinochet y a la campaña del Rechazo. Ella es parte de la política desde 1989, cuando asumió como diputada; más de 30 años ejerciendo el poder, sin dar espacio a la renovación política que el país anhela y necesita.
Esta vez, ella no sólo busca la reelección como alcaldesa de Providencia, sino que también busca ser candidata presidencial. Situación que sin duda atenta a la transparencia y al fair play de la política. Un acto poco transparente para quienes votan en la comuna ya que, si es elegida Presidenta, los habitantes de Providencia quedarán con un o una autoridad no elegida por la mayoría, sino que asumirá un(a) concejal elegida por poco más de 1.000 personas, en una comuna con un universo de votantes superior a las 90.000 personas.
Esto es justamente lo que no queremos para Providencia. Para nuestra comuna queremos que acá comiencen los cambios que el país tanto necesita. Comenzando por el modo de hacer política, con un modelo de gestión que involucre la mirada y la participación ciudadana, de los barrios, donde vecinas y vecinos sean parte de las soluciones que nuestro territorio necesita. Tenemos la convicción de que los habitantes de Providencia quieren una comuna más amable, que se desarrolle a escala humana, que mejore la convivencia urbana y vial, que volvamos a ser el faro cultural del país y que seamos reconocida como la comuna parque que merecemos ser, donde el cuidado al medioambiente es primordial.
En la Mejor Providencia por la que estamos trabajando, pensamos que no basta con tener una administración “ordenada” como se ha mostrado, sino que tenemos los recursos financieros, humanos y profesionales, para ir a la vanguardia del país y generar los puentes necesarios para hacer una política con un pie en el territorio, con participación ciudadana y escuchando las diversas voces que viven en ella.