En la Comisión de Constitución, los diputados Gonzalo Fuenzalida, Luciano Cruz-Coke, Jorge Alessandri y compañía, presentaron una indicación que busca aumentar la recaudación fiscal mediante el otorgamiento de beneficios tributarios para las personas de mayores ingresos del país. Es decir, se les reduce la carga tributaria a los más ricos, provocando una caída en los ingresos fiscales al año siguiente y a mediano plazo. Todo lo contrario a lo que inspira el impuesto a los súper ricos.

En concreto, proponen un impuesto sustitutivo al Fondo de Utilidades Tributarias (FUT) acumulado al año 2016, con tasas que van del 5 al 20%. Pero debemos tener claro que, si los dueños de las grandes empresas que tienen dinero acumulado en el FUT los retiraran hoy, respetando las normas tributarias vigentes, deben pagar el impuesto global complementario que les corresponde. Al ser personas de alto patrimonio, su pago bordeará el 40%. Es decir, con la propuesta de la derecha pagarán casi un tercio menos de los impuestos que los corresponde.

Otro asunto vergonzoso: esta norma permitirá igualmente a los Fondos de Inversión Privados acogerse a este impuesto transitorio.

También proponen una repatriación de capitales no declarados que se encuentran en el exterior, pagando una tasa de 8%. Aunque una iniciativa de este tipo fue impulsada por Bachelet en 2014, tanto autoridades de gobierno como expertos consultados insistieron en su carácter excepcional. Claro, pues los países no deben realizar en forma regular este tipo de amnistías tributarias, porque legitiman los delitos de cuello y corbata. Sale más rentable asumir el riesgo de no declarar, ya que se sabe que pronto vendrá la siguiente amnistía tributaria.

También los autores de esta indicación afirman que esta propuesta recaudará más que el impuesto a los súper ricos. Otra mentira, pues acogerse a estos mecanismos es voluntario y es imposible prever cuántos multimillonarios aprovecharán este ofertón.

Hay que decirlo claro y firme: la propuesta de la derecha solo incrementa la desigualdad, teniendo como efecto inmediato que los súper ricos se harán más ricos, gracias a los generosos beneficios tributarios que una vez más se les conceden.

En síntesis, esta indicación de la derecha es una propuesta indecente, que retrata de cuerpo y alma la codicia infinita que caracteriza a la clase dominante chilena. Y como toda propuesta indecente, es un traje a la medida para Sebastián Piñera, quien sin duda la hará suya, porque él mismo será uno de los mayores beneficiados con esta rebaja de impuestos.

Una vez más Piñera y sus boys nos quieren pasar gato por liebre.

Si bien es un gran paso que la sala de la Cámara de Diputadas y Diputados aprobara en general y con algunos votos oficialistas el impuesto a los súper ricos, no es carrera ganada.

Ahora que el proyecto volvió a la Comisión de Constitución para su debate y votación en particular, es imprescindible rechazar la indecente indicación de la derecha para volver al espíritu del proyecto original.

El impuesto de 2,5% al patrimonio personal de los 1.409 multimillonarios que poseen sobre los 22 millones de dólares y que tiene identificado el Servicio de Impuestos Internos no quedó aprobado por la sala de la Cámara de Diputados. Corre peligro que el corazón del proyecto pueda caerse cuando regrese a la sala para su votación en particular, porque requiere un alto quórum.