La ayuda de Brasil al derrocamiento de Salvador Allende: Archivos desclasificados revelan su rol en el golpe de Estado
Una investigación recopilada en un libro que fue publicado en febrero pasado, reveló documentos desclasificados en los que se detalla el papel que jugó Brasil en el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende.
En un artículo de la National Security Archive se detalla que, según la investigación, en marzo de 1971 el embajador de Chile en Brasil, Raúl Rettig, envió un cable "estrictamente confidencial" a la Cancillería chilena informando que el "Ejército brasileño estaría realizando estudios sobre la introducción de guerrillas en Chile". Distintas fuentes le habían comunicado que el gobierno de dicho país estaba analizando instigar la caída del gobierno de la Unidad Popular.
Rettig informó que los militares habían montado una "sala de guerra", donde tenían mapas de la Cordillera de los Andes para establecer puntos de acceso. "El Ejército brasileño aparentemente envió a Chile a varios agentes secretos que habrían ingresado al país como turistas, con la intención de recabar más antecedentes sobre las regiones donde podría operar un movimiento guerrillero", habrían advertido al embajador. La misma fuente agregó que todavía no había fecha para el "movimiento armado".
Fue el periodista de investigación Roberto Simon, quien tuvo acceso a los documentos sobre Chile, Brasil y Estados Unidos y los recopiló en un libro llamado "O Brasil contra A democracia: A ditadura, o golpe no Chile ea Guerra Fria na América do Sul", publicado en pasado febrero en dicho país sudamericano.
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"El libro muestra cómo la dictadura militar brasileña trabajó activamente para socavar la democracia en Chile durante los años de Allende y, después de 1973, cómo ayudó a la junta militar gobernante a consolidar su poder. Brasil brindó apoyo directo a la dictadura de Pinochet", explicó Simon al NSA.
Uno de los episodios revelados en la investigación es una reunión el 4 de septiembre de 1970, pocos días después del triunfo de Allende, en la que participó el embajador de Estados Unidos en Chile, Edward Korry, y su análogo brasileño Antonio Cândido da Câmara Canto. En la cita se compartieron detalles de los intentos de la Casa Blanca para que Allende no asumiera la presidencia. Entre ellos, se les entregaba información hostil a comandos militares chilenos y se amenazó con cortar cualquier tipo de ayuda económica.
Paralelamente se detalla respecto de los vínculos de agentes brasileños con dirigentes de Patria y Libertad, a los que Brasil ofreció protección luego del 'tanquetazo', el fallido Golpe de Estado de junio de 1973.
De la misma forma, se da cuenta de la ayuda económica que envió Brasil a la Junta Militar luego del Golpe. Esta consistió en transferencias y créditos por un total que supera los US $1,2 mil millones (en dinero actual). Además, el Ministerio de Relaciones Exteriores del país sudamericano realizó grandes esfuerzos para validar el régimen de Pinochet en el extranjero.
Otro de los antecedentes más relevantes de la investigación es que Brasil, a través de sus servicios de inteligencia, supo de los planes golpistas en Chile e identificaron a los oficiales que estaban trabajando en eso. El 2 de agosto de 1973, solo días antes del bombardeo a La Moneda, se celebró una reunión en la Base Aérea El Bosque donde los chilenos analizaron el Golpe de Estado de 1964 en Brasil para revisar qué elementos podían sacar de esa experiencia.
Entrenamiento a agentes de la DINA
Según consta en el libro, Brasil entrenó a decenas de miembros de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), incluyendo a agentes que participaron en misiones de asesinatos fuera del país, como el auto bomba que acabó con la vida del ex embajador Orlando Letelier y de Ronni Karpen Moffit, en Washington D.C. También, se les dio entrenamiento a funcionarios que ejecutaron el fallido atentado contra el líder demócrata cristiano Bernardo Leighton en Italia, en 1975.
Además, el general Humberto Gordon, fue destinado a Brasilia como "agregado militar" en 1974, para después convertirse en el jefe de la Central Nacional de Informaciones (CNI).
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Adicionalmente, los antecedentes revelan que Brasil envió agentes de inteligencia a Chile para participar de los interrogatorios y torturas de personas detenidas en el Estadio Nacional.
"La imagen del régimen militar brasileño como ‘títere de Washington’, plenamente alineado con la superpotencia regional, es un mito que relega a Brasil a un mero papel subsidiario en la región. El libro demuestra que era todo lo contrario: la dictadura brasileña tenía sus propias motivaciones – estratégicas, ideológicas, económicas y más – para intervenir en Chile", sostiene Simon en la introducción del libro.
Las revelaciones arrojarían nuevas luces sobre cómo se preparó el Golpe de Estado de Chile y la influencia extranjera, más allá del propio EE.UU.