Rachel Bronson, encargada del Reloj del Apocalipsis, sobre Donald Trump: "En EE.UU. sabemos que nuestro propio liderazgo emana desconfianza"
En el contexto de la inauguración de la décima versión del Congreso Futuro "Habitar la Incertidumbre", este lunes expuso de forma telemática la investigadora Rachel Bronson, presidenta y directora ejecutiva del Boletín de Científicos Atómicos, una organización dedicada al estudio y comunicación científica de amenazas humanas, que en entre otras cosas tiene a su cargo el famoso Reloj Doomsday o Reloj del Apocalipsis.
Riesgo nuclear, cambio climático y tecnologías disruptivas, son los principales focos que esta organización analiza para actualizar el mencionado reloj, que simboliza lo cerca que se encuentra la raza humana de provocar su propia extinción.
“La idea es buscar formas de retrasar y alejar el minutero de la medianoche, en este reloj”, partió explicando Bronson en su exposición, detallando que el concepto del “Reloj del Apocalipsis” fue creado en junio de 1947, por el Boletín de Científicos Atómicos, en Chicago, dos años después de haber presenciado dos explosiones nucleares en Hiroshima y Nagasaki. “Se descubrió cómo dividir un átomo y esto generó muchas mejoras para el desarrollo de energías limpias, el tratamiento de cáncer y otros beneficios. Sin embargo, fue un gran peligro”, relató Bronson.
En 1949 el minutero del reloj llegó a estar a las 23:55, con las primeras pruebas nucleares realizadas por la URSS. Cuatro años después, avanzó a las 23:57, debido a la primera prueba de la Bomba de Hidrógeno, realizada por Estados Unidos. Luego, en 1991, el reloj conceptual retrocedió hasta las 23:43, cuando finalizó la Guerra Fría y Rusia redujo sus arsenales nucleares. En 2017, en tanto, la modernización de armas nucleares a nivel mundial, el cambio climático, los ciberataques, y los comentarios de Donald Trump sobre la expansión del arsenal nuclear de EEUU, entre otros hechos, acercaron el reloj hasta las 23:58. La hora más cerca del fin de la especie hasta ahora.
"Debemos generar instancias de vigilancia a estos avances que inevitablemente traen beneficios y amenazas", fue una de las conclusiones a las que llegó la investigadora, que en conversación vía Zoom con El Desconcierto, enfatizó que "estamos en una época muy peligrosa" para la humanidad y el planeta.
- ¿Qué tan cerca estamos del fin del mundo hoy?
Bueno, es una época muy peligrosa, es una época de cambios e incertidumbre, y hay muchas cosas que vimos en el Boletín de Científicos Atómicos, como el riesgo nuclear, el cambio climático y nuevas tecnologías disruptivas que no van en la dirección correcta. Y así, en mi organización, todos los años nos sentamos al ver el icónico reloj del fin del mundo, que es una metáfora, y la metáfora es qué tan cerca estamos de terminar con la civilización como la conocemos, y según nuestra organización es un momento muy peligroso y todos necesitamos participar en el intento de crear un futuro más seguro.
- Cuando dices “nuevas tecnologías disruptivas”, ¿de qué estamos hablando específicamente?
Es una gran pregunta, observamos cosas como la seguridad cibernética, la inteligencia artificial, la nueva ingeniería genética, tecnologías que sabemos que mejorarán la vida y que están avanzando tan rápido que se hace difícil poder controlar su uso.
Muchos están construyendo, para poder facilitar la vida, extender la esperanza de vida y sacar a la gente de la pobreza, pero como toda la ciencia y la tecnología, tiene un lado negativo. Y lo que pasa con las tecnologías disruptivas es que estamos en un momento tan inicial que realmente podríamos crear las reglas, normas y expectativas para mantenernos a salvo. Podríamos construir el tipo de normas institucionales que controla el Ejército, desde los años 70, 80 y 90 convirtiéndose en un ejemplo de postura de los buenos gobiernos. Podríamos crear esos entendimientos compartidos, pero todavía no lo hemos logrado. Estamos apenas al comienzo de eso, así que creo que hay grandes oportunidades y un premio Nobel, Jennifer Doudna, la científica en ingeniería genética que este año ganó, habla sobre el hecho de que debemos asegurarnos de no hacer mal uso de la tecnología, a la vez que no (hay que) infrautilizarla, ese es nuestro desafío. Es realmente un desafío político, no es un desafío científico, es un desafío político asegurarnos de que pondremos los parámetros de seguridad en su lugar para no infrautilizarlas, pero tampoco abusar de ellas.
- ¿Y cómo ves la evolución del problema del cambio climático en los últimos cinco años? ¿Hemos progresado como humanidad?
Bueno, hay algunos puntos realmente brillantes en torno al cambio climático y creo que podemos señalar el Acuerdo Climático de París hace unos años, como un ejemplo de la comunidad global que se une y establece políticas reales y objetivos políticos, puntos de referencia reales establecidos para tratar de reducir la cantidad de combustibles fósiles que estamos bombeando al medio ambiente.
Aún así, en los últimos años no hemos visto nada cercano al tipo de compromisos y la pandemia reciente es un ejemplo perfecto en el que no se puede confiar en el mundo, y no deberíamos confiar en las pandemias globales para ayudarnos con nuestro objetivos climáticos. La pandemia nos enseñó formas en que podemos alcanzar nuestros objetivos climáticos sin destruir la economía y causar millones de muertes en todo el mundo, por lo que este año ha sido un ejemplo de los tipos de reducción que necesitamos ver, porque vimos reducciones reales, cómo el mundo dejó de volar, la economía se desaceleró, vimos beneficios reales para el clima, pero eso no es en lo que queremos confiar, esa no es la manera de hacer esto y lo que hemos visto es que las emisiones de carbono se están recuperando y están casi donde estaban antes de la pandemia. Entonces, si bien hemos visto avances, no es la gran diferencia que esperábamos en el clima.
- ¿Qué esfuerzos se pueden hacer en esa materia?
Viendo el largo camino por recorrer, creo que lo más importante es que hemos demostrado nuestra capacidad para organizarnos globalmente. Realmente hay una conciencia global sobre el problema en cuestión, hemos visto líderes de todo el mundo, de todas las edades y particularmente de las generaciones más jóvenes, que realmente han incorporado los desafíos climáticos en su conciencia política. Estados Unidos sigue siendo un gran problema, nosotros estamos viendo esa lucha a diario, y de hecho los científicos del clima en los EE.UU., en la forma en que los EE.UU. se acercó a la ciencia del clima, muestra el tipo de negación del clima y la negación de la ciencia que estamos experimentando a nivel mundial, en los EE.UU. piensan que si no lo ven no es cierto, pero sabemos gracias al Covid que aunque no lo veas, es cierto. Así que hay puntos realmente brillantes, pero aún queda mucho trabajo por hacer.
- En el tema de la seguridad internacional, ¿qué te parecieron los últimos eventos en Estados Unidos luego de la invasión de los manifestantes pro Trump al Congreso? ¿Cómo ves la situación después de este episodio?
Es un momento muy difícil en los Estados Unidos y realmente estamos aprendiendo más y más sobre lo organizado que fue. Es un momento muy peligroso, y realmente apunta a una gran cantidad de problemas, pero en particular en torno al problema nuclear, sobre lo importante que es que creemos políticas que reduzcan los arsenales nucleares, reduzcan el tipo de planificación del uso de armas nucleares en una confrontación del Ejército. Los rusos planean firmar, pero el peligro de tener lo que llamamos la autoridad única de que una persona, en este caso el presidente de los Estados Unidos, puede comenzar una guerra nuclear -el Departamento de Defensa dice que sus salvaguardas están en su lugar, pero no lo están- y el presidente tiene la autoridad exclusiva para lanzar una guerra nuclear, así que este es el momento de volver a analizarlo, algo que mi organización ha estado pidiendo durante cuarenta años para cambiar esas políticas para garantizar que una sola persona no pueda hacer esto. Hay incertidumbre en los Estados Unidos. Esto habla de los cambios que deben suceder, pero también es parte de un movimiento global que se aleja de la democracia hacia el autoritarismo. Las nuevas tecnologías se suman a la confusión de la desinformación que realmente amenaza la democracia, y otros países están generando desconfianza intencionalmente.
Sabemos que en los Estados Unidos, nuestro propio liderazgo emana desconfianza, pero eso es algo estamos viendo globalmente, así que hay que preocuparnos sobre cómo manejamos los flujos de información en el siglo XXI, cómo manejamos la información errónea es realmente un desafío de seguridad en algo que estamos viviendo todos los días.
- ¿Ves a Donald Trump como una amenaza para la población en general?
Creo que lo que está claro es que él es una amenaza general, lo comprobamos el 6 de enero, cuando incentivó a que los manifestantes asaltaran el edificio del Capitolio. De todas maneras, en los niveles políticos más altos, hay más apoyo para tomar esto en serio, así que no creo que Donald Trump sea una amenaza en ese sentido, creo que el movimiento que se ha creado y que él ha ayudado a crear, es muy amenazante y creo que es muy similar para algunos países de todo el mundo. Pero en los Estados Unidos la libertad de repartir las armas entre la población ha estado (vigente) durante unos veinte años, por lo que hay algunos focos de resentimiento realmente profundos. Y eso va a tomar mucho tiempo para erradicarlo.
- Entiendo que tu experiencia también está estrechamente vinculada a la relación de Estados Unidos con Arabia Saudita, país cuestionado internacionalmente por diversas temáticas de DDHH y con el que Donald Trump estrechó las relaciones. ¿Cómo crees que será la nueva relación entre los dos países bajo la administración de Joe Biden?
Creo que Estados Unidos, ya sea una administración republicana o democrática, siempre ha mantenido fuertes lazos con Arabia Saudita. Tiene una fuerte presencia en el Medio Oriente con aliados de larga data, siendo Israel y Arabia Saudita las dos relaciones más importantes, a las que se suman buenos vínculos, aunque a menudo cambiantes con Egipto, y relaciones desafiantes en la última década más o menos en Turquía. Pero Arabia Saudita e Israel siempre han sido aliados muy fuertes, demócratas o republicanos.
Esta administración llevó eso a una relación mucho más intensa e incuestionable de la que probablemente haya existido y yo esperaría que la administración de Biden retroceda un poco. Van a revisar su política de Yemen. Van a revisar, creo que el ejemplo del asesinato del periodista árabe-estadunidense Jamal Khashoggi (en el consulado saudita en Estambul en octubre de 2018), donde la falta de respuesta de Estados Unidos fue impresionante, por lo que la administración de Biden, yo esperaría, cree un poco más de espacio en nuestra relación con Arabia Saudita. Sin embargo, no espero de ninguna manera una revisión total de la relación o un abandono de la relación. Este es un vínculo de larga data que tanto demócratas como republicanos han construido, pero yo no creo que ninguna administración sea tan cercana a la de Arabia Saudita, personalmente como lo fue la administración de Trump porque creo que además de ganarse la confianza, la administración de Trump se sintió muy cómoda con la naturaleza autoritaria del régimen saudí en comparación a administraciones anteriores que siempre se sintieron incómodos con eso.
- ¿Entonces no ves grandes cambios?
Con Arabia Saudita veo cambios más pequeños. (Y) veo cambios más grandes con la administración Biden en otros sentidos. La administración Biden hará todo lo posible para volver a la era del compromiso y las relaciones internacionales, tendrán legítimamente una enorme desconfianza dados los últimos cuatro años y cuánto se puede confiar en cualquier cosa que diga la administración de Biden si la ex administración simplemente lo cambia.
Por ejemplo, en el acuerdo de Irán, donde la administración de Obama negoció un acuerdo muy importante, un acuerdo global con los iraníes y luego la administración de Trump simplemente vino y se alejó de este compromiso, por lo que todos los demás países se cuestionan legítimamente si los compromisos estadounidenses perdurarán más allá de cualquier administración o no, y creo que con razón sospechan que no lo harán, lo cual es devastador para los asuntos globales. Dicho esto, la administración intentará anunciar que se comprometerá con una nueva entrada del Acuerdo de París. El ex secretario de Estado, John Kerry, ha sido elegido como Consejero Ambiental, por lo que probablemente sea el agente de mayor rango en contra de la cartera climática. Veremos un retorno al compromiso global, un retorno en las inversiones, en los programas globales, verás un esfuerzo por construir salvaguardias, cuánto podrá hacer el gobierno será una gran pregunta dado el todo en el que esta administración se ha sumergido.
- En Chile el Presidente -Sebastián Piñera- tiene algunos elementos comunes con Trump. Básicamente que ambos son millonarios y de derecha. ¿Qué opinas de esta figura? ¿Cómo se explica su éxito electoral?
En los Estados Unidos hemos cambiado algunas reglas, poniendo más dinero en la política, y creo que el dinero siempre ha estado en la política, por supuesto, pero en Estados Unidos cambiamos las reglas para hacer más fácil usar dinero individual, no corporativo, dentro de la política, y creo que eso es muy peligroso. Es fácil ser de derecha cuando no tienes mucha experiencia lidiando con conflictos, con problemas que son de nivel global. Las tendencias y el dinero siempre han sido parte de la política, el dinero en la política no necesariamente alude a cosas malas. Aún así, creo que en la medida en que podamos poner salvaguardas que limiten la cantidad de dinero que puede destinarse a la política para que los votos individuales importen tanto como los que tienen riqueza, conduciría a mejores resultados.
- ¿Y crees que es un fenómeno global que presidentes millonarios lleguen al poder?
No sé si es un fenómeno global, pero sí creo que el cambio en las comunicaciones, el creciente compromiso de la gente con la política sin una educación complementaria sobre cómo funciona la política y el uso de desinformación y la capacidad de controlar la información, está llevando a un creciente autoritarismo. Pero creo que estas nuevas tecnologías están cambiando nuestra política. El dinero puede influir en eso. Estamos en las primeras etapas de esto y es por eso que realmente necesitamos poner nuestra atención en qué tipo de salvaguardas queremos que se implementen en términos del uso y mal uso de la información y su difusión a nivel mundial.