Virólogo Luis Avendaño le augura larga permanencia a la vida de pandemia: “La normalidad la vamos a recuperar en un año“
Cuando el país se acostumbra a exhibir crecientes cifras de COVID-19 en medio de una circulación importante de gente en las calles, balnearios y distintos centros de carácter urbano y rural a lo largo del Chile, como si la pandemia se hubiera ido junto al adverso año 2020, Luis Fidel Avendaño, virólogo y académico del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile nos ilustra respecto de un futuro que debiera traernos mejores noticias, no así con la perentoriedad deseada.
Y es que desde su ámbito de su experiencia, el profesional mira las cifras que actualmente exhibe nuestro territorio, en promedio 4.000 casos diarios, y pese a mostrarse más bien optimista, entiende perfectamente cómo operan los virus y cómo se las ingenian para permanecer.
En primera instancia le consultamos qué pasa con las altas concentraciones de personas, a propósito de la temporada estival por la que transitamos en medio de fiestas y eventos varios que sólo le han hecho más fértil el terreno al avance de la pandemia. “El virus se contagia más en lugares cerrados que abiertos, debiera ser menos en esta época, pero como se contagia persona a persona, en la medida que la gente se junte se puede contagiar“, comenta asumiendo la nueva contingencia a la que nos encontramos afectos.
Todavía 70% de la población se puede contagiar
Paralelamente, Avendaño agrega que actualmente en el mundo el número de personas que se puede contagiar es significativo. “Hasta el momento se ha contagiado el 5% dela población, si agregas un poco más (considerando toda la gente que adquirió el virus sin saberlo), tenemos 30%, o sea 70% de la población se puede contagiar, pero nunca va a ser tanto como lo que se piensa“, agrega.
No obstante lo anterior, nuestro entrevistado nos aterriza en la realidad y asegura que el virus no se irá y que, de hecho, convivirá con nosotros. “Siempre va a estar, eliminarlo va a ser casi imposible. Al virus lo que le importa es multiplicarse y con que se contagie una o dos personas, permanece. Es imposible erradicarlo“, dice antes de ejemplificar con el índice de casos notificados este viernes.
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“Si hay 4.000 (certificadas), unas 8.000 personas podrían estar contagiados sin saber, circulando por cualquier parte. Lo importante es saber con quién se junta uno“, ilustra asumiendo que ya en el entorno de cada uno de nosotros puede haber gente transmitiendo el virus en completo desconocimiento de esta situación.
Insiste en que lo principal es evitar el cara a cara. “Con estas cifras, siempre va a haber alguien contagiándose. ¿Cómo le vamos a ganar a esto? La opción es que los que ya se contagiaron se reinserten, salgan a trabajar porque no van a contagiar. Se supone que de los que se enfermaron, 95% debería quedar inmune. Esto es muy parecido a la influenza“, dice apuntando a también muta, aunque admite que mucho menos.
“Los viejos y los crónicos van a morir“
Respecto del futuro, el académico se muestra más bien optimista, aunque insiste en que quienes corren mayor riesgo son las personas con preexistencia de algunas enfermedades y gente de la tercera edad. “Los viejos y los crónicos son los que van a morir“, dice antes de aclarar que la población joven es la menos afecta a los riesgos derivados de esta enfermedad.
Cuando le preguntamos por las fiestas y eventos que se efectúan clandestinamente en distintos lugares del país, como es el caso de Cachagua, el académico no se muestra particularmente sorprendido y, de hecho, asume que el desacato y la falta de disciplina es inherente a las personas. “En Europa y en otros países del mundo ocurre lo mismo, esto es parte de la conducta humana y es casi imposible de controlar. Claro, si uno piensa los jóvenes que se enferman no van a morir. El virus no es tan contagioso como para matarlos a todos, ya no muere tanta gente, tal vez los que podían morir ya murieron“, asegura.
Consultado respecto de la situación hospitalaria, Avendaño no se muestra significativamente preocupado, sino más bien confiado respecto de un sistema que él siente, responderá a las circunstancias a pesar del estrés y la sobredemanda de pacientes que se observa durante estos días. “En la primera ola estuvimos bien al límite, pero los ventiladores no faltaron, ahora vamos a estar mejor que antes“, dice apuntando a un mejor manejo de la patología, a que ya empezaron a llegar las vacunas, un escenario que a su juicio debiera redundar en el traslado de menos pacientes a las UCI.
La pandemia va a terminar, pero “el virus se va a mantener“
Pese a que su visión puede parecer extremadamente positiva en contraste con la opinión mayoritaria de expertos y primera línea de la pandemia, el académico apela a que nos otorguemos la posibilidad de reaccionar mejor. “No sé si hay que asustar a la gente o no, pero virológicamente puedo decir que el virus se va a mantener, porque tiene esa estrategia de multiplicarse (silenciosamente)“.
Por último, le preguntamos hasta cuándo permaneceremos sometidos al coronavirus viviendo amenazados por él, insertos en una cotidianeidad tan limitada y en medio de la incertidumbre. “Hasta que la mitad de la población esté vacunada“, dice antes de entregarnos plazos estimativos.
“La normalidad la vamos a recuperar en un año, más o menos. Y esa normalidad va a consistir en que vamos a tener el virus con nosotros, como la influenza“, dice entendiendo que ya inoculados, el virus se mantendrá en tasas mucho más bajas y con menor impacto en la salud de la población, salvo en el caso de aquellos que presenten patologías importantes y que puedan ver amenazada su existencia frente al COVID-19.