Territorios constituyentes: ¿qué sucedió en la Región de Valparaíso?
Transcurridas casi tres semanas del plebiscito, no nos dejan de sorprender las reflexiones sobre los históricos niveles de participación evidenciados en el proceso, así como los análisis relacionados a la distribución territorial del voto, expresados por una minoría localizada en tres comunas de la Región Metropolitana y por una decisiva mayoría, representativa de las desigualdades socioeconómicas del país.
Y entonces, ¿cómo se expresaron estas tendencias en la Región de Valparaíso? El estudio “Territorios Constituyentes: Procesos y tendencias en la distribución territorial del voto en la Región de Valparaíso”, desarrollado por el Observatorio de Participación Social y Territorio de la Universidad de Playa Ancha, permite profundizar en las tendencias territoriales del voto en la región, y al menos, cuestionar algunos mitos reproducidos desde el centralismo de los primeros análisis y resultados.
El estudio da cuenta del proceso de segregación territorial del voto vinculado a la opción Rechazo en la Región de Valparaíso, representado por la alta preferencia en comunas costeras, no contiguas y con un perfil socioeconómico medio-alto, como Santo Domingo, Concón, Zapallar y Algarrobo, donde la opción por el Rechazo llegó a representar entre el 29% y 39% de las preferencias, como también en los resultados de la única circunscripción electoral en toda la región donde ganó la preferencia por el Rechazo (Reñaca bajo), con un 60,3% a favor de esta opción.
Estas cifras son representativas territorialmente del voto mayoritario de nuestra élite regional. Tenemos la costumbre de vincular el concepto de gueto sólo a la concentración territorial de la pobreza, sin embargo también ha sido utilizado para dar cuenta de la segregación espacial de diferentes grupos sociales por clase o raza, pudiendo ser sus causas una opción (en el caso de la élite) o forzada (en el caso de los grupos de bajos ingresos). En este sentido, cabe discutir si se ha conformado un “gueto de élite” en un territorio donde históricamente se ha reproducido una minoría que ha concentrado el poder económico y político de la región, y en donde sus preferencias políticas son representativas de los privilegios restringidos predominantemente para las personas de estos territorios. También cuestionarnos si en este sector de la comuna de Viña del Mar, paradojalmente también aquella que concentra la mayor cantidad de campamentos de todo Chile, es el símil regional de las comunas del cono de alta renta de Santiago, como Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea. Si fuese así, estaríamos también en presencia de un escandaloso proceso de autosegregación de la élite en la Región de Valparaíso.
Por otro lado, la opción por el Apruebo, ampliamente mayoritaria en la región, presenta una distribución territorial mucho más diversa, destacándose las mayores preferencias por esta opción en municipios del sector interior-norte de la Región de Valparaíso. En este contexto, habría que preguntarse: ¿qué tienen en común estos territorios donde la opción por el Apruebo fue mayoritaria? Proponemos como hipótesis que en estos territorios transcurren diversos y complejos procesos, que van más allá de vincular su tendencia de voto sólo a las diferencias socioeconómicas de los territorios y/o carencias materiales de vida. Por el contrario, advertimos que en estos lugares se han venido desarrollando cuestionamientos consistentes al modelo de desarrollo vigente. Por un lado, como bien es sabido, la Región de Valparaíso concentra la mayor cantidad de conflictos socioambiéntales en Chile, territorios en donde se han desplegado importantes luchas y resistencias contra el modelo extractivista. Destaca el caso de Petorca con el agua, de Puchuncaví como zona de sacrificio, las zonas del interior con el monocultivo extensivo, entre otros. Por otro lado, también se reconoce a un conjunto de comunas, con menor visibilidad, pero que representan territorios que han sido postergados de los supuestos beneficios del desarrollo plasmado a nivel regional en la centralidad y cualidad de las estrategias regionales de desarrollo, las cuales han priorizado a los sistemas metropolitanos de la región en desmedro de otros territorios, como también dimensiones del desarrollo económico por sobre el buen vivir de las comunidades.
Finalmente, si bien este estudio también reconoce importantes niveles de participación electoral en la región, su distribución presenta todavía significativas inequidades territoriales. En este sentido, la brecha entre las comunas que más y menos participan alcanza una diferencia de un 15%, lo cual es representativo de la persistente desigualdad territorial de la participación en la región, en donde las comunas que más participaron, coincidentemente, son de un perfil socioeconómico medio-alto y con mayores preferencias por el Rechazo y, por el contrario, las comunas donde menos se participó fueron las rurales e insulares más aisladas de la región.
Lo anterior permite reconocer una distribución territorial diversa del patrón del voto, donde es prioritario analizar cada uno de los territorios con todas sus especificidades y cualidades, para comprender la complejidad del proceso constituyente que actualmente está en curso. En este sentido, estos resultados son una invitación a debatir y reflexionar acerca de las características y particularidades regionales del proceso constituyente, entendiéndolo como una oportunidad, pero también un desafío que represente políticamente la heterogeneidad y diversidad de los territorios en la Región de Valparaíso.
La descentralización, no es solo una demanda por equilibrar el poder político de los territorios, o descentralizar más recursos para la investigación, es también la necesidad de descentrar los imaginarios sobre la producción del conocimiento, y esto básicamente, es superar el “santiagocentrismo” como realidad extrapolable a todo el país. Otra vez: Santiago no es Chile o, mejor dicho, Santiago no es la diversidad de los territorios de Chile.