Análisis | Cómo evitar perder la gran cantidad de carbono contenido en las formaciones vegetales nativas

Análisis | Cómo evitar perder la gran cantidad de carbono contenido en las formaciones vegetales nativas

Por: El Desconcierto | 09.10.2020
Y así aportar a la mitigación del cambio climático custodiando el carbono de la vegetación nativa y compensando el que emitirán las plantaciones a establecer en los primeros decenios.

Las promesas del sector forestal propuestas por el Gobierno para la COP25, las “Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional” (conocidas en su sigla en inglés como NDC) para disminuir las emisiones de CO2 y así aportar a mantener la temperatura global dentro de los límites propuestos por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), si bien han mejorado respecto a promesas de reuniones COP anteriores, no están aún a la altura de la emergencia.

Y no están a la altura principalmente porque no considera la protección del carbono (C) actualmente fijado en las formaciones vegetacionales nativas (FVN: bosque nativo, formaciones xerofíticas, humedales y turberas), en riesgo de perderse por la explotación, incendios y paradojalmente por el mismo cambio climático.


PROMESAS, INTENCIONES O COMPROMISOS REALES

Compromisos COP 10: Restaurar a 2020 15% de sus ecosistemas degradados.

Prácticamente No Cumplido. Por avance de la degradación y desertificación se ha perdido más superficie que lo reforestado por CONAF (promedio de plantaciones 472 ha/año).

Compromisos COP 15: Reforestar 200 mil ha. Cumplido al parecer en un 11%.

Compromisos COP 25:

  • Recuperar y manejar 200 mil ha de bosque nativo y plantar 130 mil ha de especies exóticas y 70 mil ha de especies nativas (contribución 15). Primer compromiso dividido en dos: “forestación incondicional” (plantación de exóticas y nativas) y “forestación condicional” (bosque nativo), Condicional: ejecución sujeta a condiciones externas, o sea puede que no se haga;
  • Reducir las emisiones del sector forestal por degradación del bosque nativo en un 25% al 2030 (contribución 16);
  • Plan de Restauración (contribución transversal 19). Sólo propone un Plan de restauración de 1 millón de ha pero no compromete su ejecución. Hay muchos planes ambientales, impresos en estantes o en archivos digitales, no ejecutados.
  • Mensura de la superficie de las turberas y cómo manejarlas (contribuciones 17 y 18), pero no compromete parar la explotación de las enormes reservas de C presente en las turberas, ni el musgo que las recubre. O sea, tres de sus contribuciones son meros estudios.

Lo anterior se suma a grandes promesas ambientales no cumplidas: los 11 mil millones de pesos para reforestar el Parque N. Torres del Paine tras los incendios del 2011-12; y hacer efectivo el fondo de recuperación del bosque nativo tras los incendios del 2017. Pero aún cumpliendo los compromisos Chile arriesga seguir perdiendo aceleradamente el C almacenado en millones de hectáreas de Formaciones Vegetales Nativas que no están bajo protección o al menos bajo protección efectiva.

Para cumplir con las grandes cifras anunciadas en la contribución 15: fijar cada año entre 3 y 3,4 MtCO2eq al año 2030, habría que lograr un incremento anual de biomasa entre 1,8 y 2 millones de toneladas por encima de lo que se quema, se cosecha legalmente o se corta y deteriora al margen de la ley.

En el reciente informe de evaluación del cumplimiento de los compromisos de la agenda 2030 de la ONU, Chile es primero en el ranking de América Latina, sin embargo, respecto del clima (emisiones de C), aparece estancado; y referente al cuidado de la biodiversidad aparece con retroceso; y sin presupuesto para implementar compromisos y desarrollos estratégicos, es decir, estamos en la retórica.

LAS PLANTACIONES NUEVAS NO ACUMULARAN CARBONO A TIEMPO…

Las plantaciones propuestas no permiten almacenar el C que podemos perder producto de incendios, tala y reemplazo por otros usos, ya que son cortadas antes de que alcancen al almacenar suficiente C.

Por ejemplo, en los incendios del 2017 se quemaron 89.350 ha de bosque nativo (liberando masivamente C a la atmósfera), es decir, en un solo año se quemaron 20 mil hectáreas más que las que el gobierno promete plantar en 10 años.

No estamos en contra de las plantaciones, al contrario, sólo queremos recalcar el abandono de las formaciones nativas. El punto es que si los bosques u otras formaciones, incluidos humedales, se cuidaran, por ejemplo, pagando por servicios ecosistémicos, como atrapar C, evitar erosión, etc., no estaríamos liberando C a la atmósfera producto de su degradación, quema y reemplazo.

Las plantaciones de especies exóticas (y de las nativas dependiendo como se hagan y su uso) tardan años en ser acumuladoras netas de C: en los primeros años emiten C por eliminación de vegetación competidora, uso de fertilizantes y por las emisiones de la cadena de producción maderera, por lo que su mayor aporte a la fijación recién la hacen muchos años después de la plantación.

En la práctica, la tala rasa de bosques y plantaciones contribuye más al cambio climático que los combustibles fósiles porque, hasta que los árboles recién plantados crezcan y maduren, las áreas taladas liberan constantemente más C a la atmósfera por descomposición de desechos y del suelo desnudo, de lo que los árboles jóvenes pueden capturar y absorber.

… POR LO QUE SE DEBE PROTEGER Y PROMOVER EL CARBONO CONTENIDO EN LOS BOSQUES NATIVOS Y OTRAS FORMACIONES

Cifras recientes del Instituto Forestal, indican que sólo los bosques nativos de la zona centro sur almacenaban 5.300 millones de toneladas de CO2-eq, y según cifras oficiales del Inventario de Gases de Efecto Invernadero (INGEI), el bosque nativo retira 65 millones de toneladas de CO2-eq al año. Invertir recursos en evitar perder estos millones de toneladas por quemas, extracción hormiga por leña, pastoreo extensivo de ganado y otros usos que deterioran el bosque, es lo más importante porque:

a) No hay tiempo suficiente para que las plantaciones a establecer – a partir de 2021 – logren un almacenaje de importancia sino hasta 30, 40 años y más, especialmente porque la mitad de la superficie plantada será cosechada antes de tener esa edad. Las que no se corten fijarían el C mucho después de los 10 a 20 años del límite que nos señala el IPCC, y que sumarían sólo 200 mil ha – superficie que se tiene que establecer escalonadamente en varios años – la nada misma en comparación con la superficie cubierta sólo por bosques nativos,

b) El costo de establecer plantaciones excede con creces el costo de realizar actividades para evitar la deforestación y perder C ya almacenado, y supera el costo de realizar actividades de manejo que proveerán fijación de C e importantes servicios ambientales. Según la Mesa de Biodiversidad, “debido a la pérdida de bosques naturales, hoy es urgente su restauración a escala global, estos ecosistemas representan la mejor opción para el cumplimiento de las metas climáticas al considerar la necesidad de fijar el C atmosférico de forma costo-eficiente y debido a los múltiples servicios ecosistémicos que proveen, como la regulación del ciclo hidrológico, conservación de la biodiversidad, prevención de erosión, turismo, servicios culturales, entre muchos otros”.

No comprender estas diferencias de tiempo, de costos, de escala y almacenaje entre millones de hectáreas de bosque nativo aún existentes, en comparación con las miles de hectáreas de plantaciones que aún no existen, llevó a Chile a plantear contribuciones forestales cuyos resultados no son significativos para esta emergencia climática, y que, de paso, implican renunciar a grandes cantidades de C acumulado.

En resumen, con las Contribuciones Forestales propuestas por el Gobierno se está arriesgando una pérdida neta de C en gran escala.

Para proteger y manejar las Formaciones Vegetacionales Nativas se requiere:

a) Manejo sustentable de las FVN

Las contribuciones abundan en distintas formas de establecimiento de plantaciones (a pesar de que se ha explicado a menudo que las plantaciones a establecer emitirán C inicialmente y por un tiempo largo no lo almacenarán en volúmenes importantes), en cambio, no se destaca la gran cantidad de C almacenado en la vegetación nativa y no se menciona formas específicas de manejar y proteger el bosque nativo, sólo se menciona técnicas de manejo silvícola muy generales.

Es importante considerar la recuperación de las áreas que hemos destruido y degradado (como grandes superficies del bosque esclerófilo), el manejo de los millones de ha de renovales y los 2 millones en áreas silvestres protegidas cuya protección real es dudosa – tanto por el estado como por los privados – y que la contribución no explicita.

Una de las formas de este manejo es a través de la prevención de incendios, lo cual es urgente de hacer, y no se debiera esperar compromisos internacionales para actuar. El pino es más susceptible al fuego, se quema y arrastra en el incendio al nativo; además el SNASPE no tiene cortafuegos pudiendo ser afectado.

b) Protección de la FVN contra los incendios y la deforestación

La contribución 16 es la más importantes en nuestra línea de argumentación, y debiera ser reforzada y realmente aplicada, ya que los incendios son responsables del 25% de las emisiones de C a nivel mundial, y la degradación y desforestación del 12%. Es decir, tenemos primero que prevenir que escape C, porque las plantaciones prometidas tardarán mucho tiempo en atrapar lo que se puede perder.

Por otro lado, establecer una plantación de especies nativas (70 mil ha prometidas) no es lo mismo que perder bosques nativos con una relación entre planta-fauna-suelo-clima afiatada en decenios y centurias. Además, el compromiso 16 agrega: “(Habrá) Ajuste normativo y desarrollo agropecuario compatible con los recursos vegetacionales”,…pero vemos que este compromiso choca de frente con el masivo reemplazo de bosque nativo, disputa legal que hoy se lleva a cabo.

c) Educación e incentivos económicos para proteger/ mantener las FVN

Consideramos que debió incluirse en este compromiso la educación e incentivos económicos para la mantención de las FVN (incluyendo las Áreas Silvestres Protegidas) y el pago de servicios ecosistémicos. Estos incentivos han sido solicitados por más de una década por el mundo científico, sino ¿cómo es posible esperar que los propietarios no sigan degradando o reduciendo la superficie de las FVN que están en su propiedad? A través de la educación y pagos ya no será el Estado quién hace el manejo sino el propio propietario, y el consumidor ya sea de leña, carbón, tierra de hojas u otros subproductos del bosque.

Es necesario dar la real importancia a las FVN actualmente en pie en este esfuerzo y protegerlas. Esto implica evitar el reemplazo de cubierta vegetacional nativa, la deforestación y manejar sustentablemente los bosques para mantener y acrecentar el C almacenado a gran escala, dentro del límite de tiempo indicado por IPCC y de paso restaurar millones de hectáreas de formaciones vegetacionales degradadas, en los próximos 10 años de emergencia climática, Ello significa recuperar funciones y procesos ecosistémicos hoy alterados (ciclo hidrológico, vida del suelo, biodiversidad, estabilidad del paisaje, etc.), y dar trabajo y bienestar a las comunidades locales, integrándolas en este esfuerzo nacional extraordinario.

Las referencias bibliográficas consultadas se encuentran en el documento “Fallas en la mitigación del sector forestal” .


Alfredo Unda; Ingeniero forestal, Master in Environmental Studies, York University, Canada

Cecilia Smith; Doctora en Ecología, profesora titular Universidad de Los Lagos.

https://www.eldesconcierto.cl/2020/06/24/estudio-senala-que-subsidio-forestal-en-chile-ha-generado-perdida-de-biodiversidad-y-una-escasa-captura-adicional-de-carbono/