Desbordes: una provocación cultural
El ministro de Defensa se ha reunido con la ministra de las Culturas para proponer que la Parada Militar sea declarada patrimonio cultural inmaterial. Según el ministro Mario Desbordes, son miles los que tuvieron alguna vez la experiencia de desfilar en la elipse del Parque O’Higgins y atesoran para el resto de sus vidas ese momento; que la Parada se echará de menos este septiembre, y no muchos méritos más para que sea considerada patrimonio cultural.
Es difícil imaginarlo, pero al ministro le parece pertinente situar la Parada en un nivel cultural análogo al Canto Bizantino en Grecia, o a la práctica milenaria de la astronomía en Pakistán. De ese nivel hablamos cuando decimos patrimonio cultural inmaterial.
El tema del patrimonio alude indefectiblemente a la memoria colectiva. Por eso esta propuesta es una provocación cultural, que irrita el sentido común de los chilenos, llamándolos a recordar la participación de las FF.AA. también en la dimensión cultural de la oprobiosa dictadura cívico militar de nuestra historia reciente.
Sorprende que, por falta de agudeza o de pudor, el ministro piense que en Chile y en el mundo se ha olvidado que las instituciones que se exhiben en la Parada Militar fueron las que destruyeron el símbolo mismo del patrimonio político-cultural de Chile: La Moneda. Y se ensañaron con muchas otras entidades culturales, materiales e inmateriales: universidades, canciones, radios, bibliotecas, libros y también personas: creadores, artistas, artesanos, periodistas y un elenco sin fin que aún le duele a Chile.
Por otra parte, la iniciativa ignora o desconoce los fundamentos de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobada en la 32ª Conferencia General de la UNESCO, del 17 de octubre de 2003.
En efecto, esa convención señala algunas referencias a la hora de pensar en un patrimonio cultural inmaterial. Dice, textualmente: “Se tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos”. Y agrega tener como “primera referencia: los instrumentos internacionales existentes en materia de derechos humanos, en particular a la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966 y al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966”. Instrumentos que las FF.AA., que protagonizan la Parada Militar, se permitieron archivar o violar sistemáticamente.
Mientras el escenario cultural chileno se debate entre el abandono y la desconsideración, dada la indiferencia que el gobierno ha mostrado ante los efectos que la crisis originada por la pandemia ha tenido en el mundo de la cultura y el espectáculo, dos ministros destinan su tiempo a analizar el carácter patrimonial de la Parada Militar.
Ministro Desbordes, con todo respeto: dedíquese a su ministerio. Las FF.AA. necesitan de alguien que las posicione como sujetos de respeto, partiendo por entregar el total de la información sobre la verdad histórica y los desaparecidos, para ser consideradas convincentes defensoras de su pueblo. Y si se trata de nostalgia por marchas para la memoria, no son miles sino millones los chilenos que no olvidarán jamás la Marcha por la Dignidad, marcha patriótica que, esperamos, usted tampoco olvide.