Realidad aumentada para recuperar la memoria histórica: Rocas de Santo Domingo, el balneario popular convertido en escuela de tortura

Realidad aumentada para recuperar la memoria histórica: Rocas de Santo Domingo, el balneario popular convertido en escuela de tortura

Por: Meritxell Freixas | 11.09.2020
Hace seis años fueron demolidas las cabañas de Rocas de Santo Domingo, el balneario de trabajadores levantado por el gobierno de la Unidad Popular que la dictadura convirtió en campo de concentración y escuela de torturas. Un proyecto interactivo del documentalista Pepe Rovano reconstruye el lugar con técnicas de realidad aumentada y revela los aportes de las nuevas tecnologías en la recuperación de la memoria histórica.

Audífonos, tablet en mano y la app descargada. Fue todo lo que necesitaron los estudiantes secundarios de la escuela de verano de la ACES para reconstruir por unos momentos las seis cabañas que conformaron de las Rocas de Santo Domingo (Región de Valparaíso), el balneario de trabajadores levantado en los años 70 –hoy destruido– y que la dictadura convirtió en campo de concentración y escuela de torturas. 60 jóvenes de entre 15 y 18 años se adentraron en la historia del lugar y experimentaron la sensación de moverse por un espacio en el que ocurrieron las peores atrocidades. “Los chicos no podían creer que un lugar de felicidad máxima se convirtiera en el origen del exterminio en Chile”, expresa el creador de la obra, Pepe Rovano. La recreación es parte de su proyecto Memorial Rocas AR, una obra interactiva, basada en la realidad aumentada, que a través de dispositivos móviles (celulares y tablets) sumerge al usuario en un recorrido sonoro, audiovisual y en 3D sobre la historia de este simbólico espacio.

Rocas de Santo Domingo

Rocas de Santo Domingo

El director del proyecto, que es documentalista e investigador, dedicó cuatro años a invesigar el espacio para reconstruirlo de forma virtual en lo que fue su tesis-obra del Doctorado en Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad de la Universidad de Valparaíso. Recrear un espacio de memoria ya destruido a través de la realidad aumentada es, en cierta forma, una manera de revivir y levantar el lugar aniquilado, aunque sea por un lapso de tiempo: “La realidad aumentada, como técnica inmersiva, me permitía reconstruir las cabañas a tamaño original, en el lugar donde estuvieron”, asevera el documentalista.

Las cabañas de las Rocas de Santo Domingo no solo están demolidas, sino que el terreno donde reposan sus vestigios son hoy propiedad del Ejército, con lo que está prohibido su acceso. “Legalmente no se puede entrar porque es una propiedad privada y por eso decidí crear una instalación inmersiva que me permita recrear la experiencia de visitar un sitio prohibido de visitar”, explica.

"Reconstruir espacios que ya no existen"

La propuesta de Rovano ofrece varios recorridos virtuales que el usuario puede experimentar a través de la realidad aumentada. Desde transitar por las ruinas de las ex cabañas, hasta recorrer el sitio y visualizar cómo eran las cabañas antes de ser destruidas. La obra también incluye la instalación física de las ruinas de una de las cabañas diseñada en 3D a tamaño real y en realidad aumentada, que alberga microdocumentales, testimonios de audios y fotografías, puestos en el espacio virtual; además de un sitio web interactivo en 3D que complementa la información de la experiencia en vivo.

[caption id="attachment_400283" align="alignnone" width="1024"]Rocas de Santo Domingo Rocas de Santo Domingo / Foto cedida[/caption]

“A través de la tablet el usuario puede entrar virtualmente a las cabañas e incluso caminar por dentro de ellas”, comenta el director. El mecanismo funciona cuando el usuario coloca la tablet o el celular sobre una imagen determinada [preparada para esa técnica] y la imagen reproduce la obra en 360 grados.

Una veintena de entrevistas a veraneantes, sobrevivientes, torturadores y miembros de la comunidad de la zona sustentan el trabajo documental de Rovano y su equipo, que el año pasado recibió apoyo financiero de un Fondart en la línea Memoria y Derechos Humanos. Para la recreación de los espacios, se valieron de los planos arquitectónicos originales del sitio.

[caption id="attachment_400282" align="alignnone" width="1024"]Rocas de Santo Domingo Rocas de Santo Domingo / Foto cedida[/caption]

Interactuar, recorrer y conocer un lugar que ya no existe físicamente en el espacio, pero que las nuevas tecnologías reviven en la virtualidad y, de rebote, en la memoria individual y colectiva. Una fórmula de combate contra el olvido y de rescate de la memoria histórica. “La tecnología nos ayuda a reconstruir espacios que ya no existen y a recuperar lo que otros quisieron destruir”, resume Rovano.

Balneario para el "veraneo popular"

Ana Becerra recuerda que pisó arena y escuchó el murmullo del mar cuando la bajaron del vehículo que la llevó detenida hasta Las Rocas. No duda que estuvo prisionera ahí y hoy es una de las seis sobrevivientes del lugar. También fue uno de los testimonios clave del proyecto de Rovano. El director quiso contar la historia del balneario luego de quedar atrapado por la película Un verano feliz, de 1971, en la que se promocionaba el “veraneo popular”.

El gobierno de Salvador Allende, en la medida 29 de su programa, había establecido el derecho al descanso de los trabajadores, una disposición que levantó distintos complejos turísticos a lo largo de todo el país, entre ellos las cabañas de Santo Domingo, donde cientos de personas fueron a veranear. “Para muchos trabajadores de Chile era la primera vez que iban de vacaciones e incluso la primera oportunidad de conocer el mar”, destaca el documentalista. Varios de los testimonios que conoció que pasaron por este centro de tortura reconocieron el lugar porque habían veraneado ahí: “Eso les provocó un doble trauma”, asegura.

El balneario fue convertido por el régimen pinochetista en una academia de tortura, por la que pasaron distintos personajes, desde Ingrid Olderock Bernhardt, oficial conocida en el centro de detención la Venda Sexy por ser la responsable de entrenar a un perro para que violara a las mujeres detenidas; hasta la secrtaria de Manuel Contreras y ex agente de la DINA, Adriana Rivas. “Rocas es el origen del exterminio en Chile”, sentencia Rovano.

Se desconoce la cifra exacta de personas que llegaron a pasar por las cabañas del horror porque la mayoría fueron hechas desaparecer en los vuelos de la muerte. Pero sí se sabe que 120 prisioneros fueron asesinados en este lugar como parte de la Operación Colombo. Sus cuerpos fueron arrojados al mar desde el helipuerto de Santo Domingo.

Un sitio abandonado

En 2014 la Municipalidad de Santo Domingo ordenó la demolición del lugar, argumentando razones de seguridad. Aunque el espacio ha sido declarado oficialmente Monumento de Nacional y Sitio de Memoria por el Ministerios de Bienes Nacionales de Chile, se encuentra aún bajo la propiedad, tutela y gestión del Ejército de Chile, por lo que no se puede entrar en el terreno. La comunidad de sobrevivientes ha denunciado en reiteradas ocasiones que el espacio ha quedado en completo abandono, pero lo que abrió una disputa legal y política por recuperarlo. “Tenemos un sitio de memoria destruido y transformado en basural, pero rodeado de mansiones”, alega Rovano, en referencia a la clase pudiente que se instaló en el lugar cuando dejó de existir el balneario popular.

Un oficio de 2015 suscrito por el ministro de Defensa del último gobierno de Bachelet, José Antonio Gómez Urrutia, dirigido al presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de la época revela la firma de un acuerdo (Acta de Chena versión N° 4) que establece que “los terrenos donde estuvieron emplazadas las cabañas del Balneario Popular Rocas de Santo Domingo, se traspasarán por parte del Ejército de Chile al Ministerio de Bienes Nacionales”, tal y como solicita la Fundación para la Memoria de San Antonio. Sin embargo, ni desde la Fundación ni el director de Memorial Rocas AR, que han estado detrás de este asunto, han sabido más sobre el tema.

Mientras nada avanza, Rovano rescata y atesora esa frase que alguien le dijo una vez al recorrer y visualizar su obra: “Le ganamos a los milicos porque aunque derrumbaron las cabañas, en el fondo, nunca las pudieron destruir: están acá”.

Revisa aquí la obra: