Además de dibujar y crear el guión de sus viñetas, Damivago diseña sus propios libros, los manda a imprimir y los vende él mismo en ferias y a través de su página web y redes sociales. En los últimos años el ilustrador y colaborador habitual de El Desconcierto ha pasado de la autoedición a publicar con Editorial CK, especializada en cómics. Su trabajo pone el dedo en la llaga de varios vicios nacionales como el machismo y la xenofobia, y en su reciente libro Chaqueteo Nacional –una nueva versión dedicada al estallido social con más de 90% de nuevo material– agrega además un recorrido por los principales hitos del último año.

-¿Cómo se dio tomar el camino  del humor gráfico y ser ingeniero comercial a la vez?

- De pequeño siempre leía Condorito, Mampato, Barrabases y las revistas Disney que venían en un formato pequeño. También era fanático de dibujos animados como los Looney Tunes, El laboratorio de Dexter, Las Tortugas Ninja, entre otros. Más grande empecé a ver Los Simpson, Padre de familia, American Dad, South Park, series de animadas con mayor contenido sarcástico y con bastante humor negro. También me encantaban los libros de animales, por esa razón que tengo muchos personajes animalísticos. Bueno, esto me motivo a empezar a caricaturizar a mi familia, y luego en el colegio creaba cómics basados en experiencias escolares mías o de mis compañeros y las repartía en el curso. Todo siempre como un hobby. Luego estudié Ingeniería Comercial solamente por cumplir una “carrera normal” por un tema familiar, lo del dibujo siempre fue mi sueño. Pasaron los años y pude ir a a Canadá y a España a estudiar Animación Clásica y un Máster en Cómics e iIustración respectivamente para mejorar mi técnica y guión. Tomé un camino más largo, pero finalmente pude llegar a dedicarme a lo que me gustaba realmente y la Ingeniería Comercial me ayudó a establecerme como independiente (gracias a negocios personales pude financiar mis libros) y poder vender en mis redes sociales mi arte.

-Publicas a diario en tus redes sociales viñetas inspiradas en la actualidad noticiosa y los desaciertos de nuestros gobernantes y la clase política. ¿Siempre has estado tan activo o se debe a que en el último tiempo han dado a los dibujantes material de sobra para crear?

-En realidad, en mis  inicios (año 2015 con mi primer libro El Descerebrado mundo de Damivago) mis viñetas eran de temáticas más generales y muchas veces básicas, con poco contenido social. Pero el humor evoluciona y como artista también lo debo hacer, y pasé por un periodo de retroalimentación, pensé: debo crear contenidos que perduren en el tiempo, que dejen un mensaje, algo que aporte a la sociedad. A partir de ahí  mis viñetas se basaron en experiencias personales o de terceros enfocándome bastante en el sarcasmo y la ironía, y me dediqué a sacar contenido con temas específicos, así nacieron los otros libros: Humor Animal, Redes Antisociales, Chaqueteo Nacional y No Soy Machista pero… todos basados también en experiencias personales y/o de actualidad nacional e internacional. Obviamente en este último tiempo los políticos han dado material en bandeja y uno como humorista gráfico debe aprovechar esos momentos. 

Tratar de cambiar la mentalidad

-¿Son la misoginia, la homofobia, xenofobia y el doble estándar un deporte nacional tan arraigado como el chaqueteo? 

-Claramente son temas que en Chile siempre han existido, pero con las redes sociales de hoy eso se ve reflejado mucho más. La idea es dejar un mensaje en cada viñeta,  que la gente tome conciencia de lo grave que son esos temas, y  tratar de cambiar la mentalidad de la gente. Es complicado, pero el humor es una manera más “amena” para llegar a las personas. Lo veo cuando me comprar libros en las ferias, algunos me dicen: “Oooh, yo he dicho ese comentario machista en algún momento” o “Chuta, yo he  tenido actitudes xenófobas pero no me di cuenta”. Como dije anteriormente, el humor evoluciona y la idea es aportar  a la sociedad elementos que permitan que las nuevas generaciones no caigan en lo mismo, por eso muchas viñetas también son críticas sociales fuertes y algunas veces ácidas que caen mal en quienes se sienten identificados con el personaje que se critica. En mi opinión, la idea es que la imagen impacte para crear el cambio brusco que uno está buscando en la mentalidad de las personas.

-¿Por qué publicas y distribuyes tú mismo los libros que haces? 

-En realidad, hasta hace poco era totalmente independiente debido a que nadie creyó en mí en ese momento (a excepción de  mi familia y la biblioteca  regional de de Antofagasta que me dio un espacio para una exposición con mis viñetas, por lo que siempre se los agradeceré); lo entiendo, no tenía una temática tan clara como hoy.  Decidí lanzarme independiente, invirtiendo con mi sueldo la impresión de mis cómics y llevándolos a los eventos a los que asisto en circunstancias normales. De hecho, yo soy de Antofagasta y me mudé a Santiago por lo mismo, para poder difundir  mi arte a todo Chile. Hace un par de años ya estoy trabajando con una distribuidora (Alphilia)  que me ayuda a distribuir mis libros en librerías y desde el año pasado soy parte de la Editorial CK, que me permite seguir trabajando de manera independiente todo mi contenido, pero me apoyan con el tema de la difusión y distribución en tiendas de cómics.

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