"La élite no estaba dispuesta a abandonar su cómoda distancia social": Matamala desnuda la autocomplacencia de la clase dirigente
Durante la mañana de este domingo, en su columna en La Tercera, el periodista Daniel Matamala analizó cómo la élite recepciona las críticas, cuestiona la exigencia del distanciamiento social implementada por las autoridades, que resulta imposible de acatar en situación de hacinamiento, además de abordar el tema de las insuficientes medidas del gobierno para enfrentar la emergencia sanitaria derivada del coronavirus.
El columnista comienza relatando la historia de Alejandro Venegas, quien subiendo la "escalera de la meritocracia", llegó desde un hogar de clase media al Instituto Nacional, egresó del Pedagógico, creó academias literarias a lo largo del país y fue vicerrector del Liceo de Talca, accediendo a "una posición de poder y prestigio en esa época".
Así, narra que "a principios del siglo XX, Venegas comenzó una serie de viajes, desde las salitreras del norte hasta La Araucanía, intentando abrir los ojos del poder a la realidad del país que gobernaban".
Firmando como el Dr. Julio Valdés Cange, "critica la autocomplacencia oficial, 'los ecos de las salvas, los acordes de las músicas marciales que pregonan nuestra mentida grandeza'. En 1910 escribe al Presidente que 'acabamos de celebrar nuestro centenario y hemos quedado satisfechos, complacidísimos de nosotros mismos'.
A esos 'oropeles', Venegas opone la realidad del Santiago profundo, con sus 'horrorosos conventillos, sus interminables y desaseados barrios pobres'. 'Si vos pudiérais, señor Presidente, dejar por unos días los palacios y descender a los conventillos de las ciudades (…), vuestro corazón se enternecería y vuestro rostro se enrojecería al ver la vida inhumana que llevan tres cuartas partes de nuestros conciudadanos', escribe en su libro más célebre, titulado Sinceridad", cita Matamala.
De esta forma, relata que el doctor ya menciona este "sincericidio", como calificó la periodista Lorena Penjean los dichos de Jaime Mañalich, quien en televisión admitió durante esta semana, que en Santiago "hay un nivel de pobreza y hacinamiento del cual yo no tenía conciencia de la magnitud que tenía".
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"Hoy la autocomplacencia de la clase dirigente, vuelve a chocar con la realidad de conventillos hacinados y barrios pobres", dice el periodista en su columna, agregando que "pregonar la 'distancia social' en Chile, refiriéndose en realidad a la distancia física para evitar los contagios, tiene una doble lectura triste. Porque, en la crisis de 2020 como en el centenario de 1910, seguimos siendo expertos en otra distancia social. En esa que nos permite vivir sin enterarnos siquiera de lo que ocurre en las otras burbujas que confinan a los estamentos de nuestra sociedad".
Con estos antecedentes, Matamala alude a las autoridades chilenas, diciendo que "solo parecen tener oídos para cifras positivas y analistas complacientes", ignorando las recomendaciones y proyecciones de expertos, las cuales han evidenciado que "la curva no se había aplanado, no estábamos en una meseta, y el aumento de casos no se explicaba por la cantidad de exámenes".
Así, el columnista se cuestiona las cuarentenas implementadas por el gobierno, que han revelado las grandes diferencias entre distintos sectores socioeconómicos: "en Las Condes o Vitacura, la cuarentena bajó la movilidad de las personas en 60%. Pero en El Bosque, Puente Alto o Quinta Normal, donde el sustento depende de lo que se gane día a día en trabajos informales, la movilidad apenas bajó entre 15% y 25%".
De esta forma, Matamala releva la preocupante realidad ya anunciada por expertos. "Sin un ingreso que les permita subsistir, los jefes de hogar de familias vulnerables deberán salir a la calle", sostiene. Además, expresa que "aún si se quedan en casa, el hacinamiento seguirá propagando el contagio si no hay un sistema eficaz para identificar a los contagiados y llevarlos a residencias sanitarias".
Finalmente, en su columna Daniel Matamala compara el escándalo causado en el establishment por las denuncias de Venegas en Sinceridad, con la situación que atraviesa actualmente en el país. "Venegas debió renunciar a su cargo y dejar la docencia. La élite no estaba dispuesta a tanta sinceridad; a abandonar su cómoda distancia social, esa que le permite ignorar día a día la realidad. Así era entonces y así es hoy. Hasta que los porfiados hechos la vuelven imposible de ocultar", concluye.