Las inapropiadas que no se rinden, hacen historia: Reflexiones en el Día contra la LGTBIQ+fobia

Las inapropiadas que no se rinden, hacen historia: Reflexiones en el Día contra la LGTBIQ+fobia

Por: Sebastián Navarrete | 17.05.2020
La heterosexualidad es un sistema que ordena y excluye aquello que se escapa de sus fronteras. Esto significa que anula la legítima diferencia dentro de una democracia. Este es un problema político que necesita ser enfrentado con herramientas de reconocimiento para disminuir la desigualdad social en todas sus dimensiones.

Se nos ha enseñado que la heterosexualidad es el sol que ilumina la tierra y que todo aquello que sobrepase las fronteras de la luz es, en realidad, algo desconocido y temido.

Podemos ver que los caminos heterosexuales están trazados desde hace siglos por la luz de la biología, permitiéndoles colonizar la realidad y convirtiéndola en el deber ser universal. Pero nosotres hemos habitado las sombras y con suerte hemos podido ver la luz mutilando nuestro deseo amatorio y sexual, escapando de la opinión pública, articulándonos en las sombras. La LGBTIQ+fobia institucionalizada tiene sus razones científicas y también su historia. No nació de la sola ocurrencia de una persona, sino que proviene de sociedades colonizadas por la ideología blanca, burguesa, varonil y autónoma en su clave religiosa-capitalista, ahora profundizadas por un neoliberalismo condescendiente que ocupa al mercado como forma de integración.

Es cierto que, con el avance de internet se han abierto más escenarios para existir públicamente, pero los viejos hábitos y las malas experiencias son marcas en la piel hechas a fierro caliente. Además, la democratización inminente y el creciente acceso al conocimiento científico, ha permitido que las verdades de mujeres y de disidentes sexuales alcancen notoriedad pública y logren tensionar la verdad dominante.

Se han hecho grandes esfuerzos en la academia para contrarrestar la hegemonía heterosexual, muchas veces menospreciados y subestimados. ¿Qué podemos decir de re leer la historia? Tendríamos que aceptar que Juana de Arco es un personaje histórico travesti, condenado, no por hablar con Dios, sino por ser una mujer que gustaba de usar vestimentas masculinas. Además, algunes de les nuestres han y siguen creando saberes que nos ha permitido entender nuestras existencias.

Dentro de la academia, hemos podido comprender qué es el sistema sexo-género con Gayle Rubin. Descubrimos el pensamiento heterosexual con Monique Wittig y la heterosexualidad obligatoria con Adrianne Rich. Estudiamos las masculinidades con Raewyn Connell y así muches otres pensadores disidentes sexuales que han aportado al cambio radical del pensamiento crítico. En el mundo de la filosofía, hemos recibido los aportes de Butler y Preciado, quienes, nos han ayudado a enfrentar la oscuridad, el miedo a existir en la luz y no desde una política identitaria. ¿Qué pasa con Foucault?¿La gente recuerda que una de las mentes más brillantes del siglo pasado fue homosexual y seropositivo? Yo creo que no, pues su imagen higienizada habla de biopolítica sin entender la historia que hay detrás, ignorando la influencia de la homosexualidad en la filosofía foucaultiana.

La heterosexualidad es un sistema que ordena y excluye aquello que se escapa de sus fronteras. Esto significa que anula la legítima diferencia dentro de una democracia. Este es un problema político que necesita ser enfrentado con herramientas de reconocimiento para disminuir la desigualdad social en todas sus dimensiones. Además, necesitamos de un feminismo lleno de especificidades, que ocupe todas las dimensiones de la vida combatiendo el monolingüismo heterosexual y que también sea capaz de interpelar al feminismo hegemónico-institucional. Necesitamos de un pensamiento vivo, de combate, que sea capaz de levantar nuevas perspectivas históricamente dejadas de lado, de proponer una alternativa al neoliberalismo rompiendo su clausura. Sin embargo, no podemos quedarnos en la teoría, esta nos permite elaborar críticas y tradiciones intelectuales, pero debemos avanzar hacia la organización social.

Recordemos algunos hitos en la lucha por la justicia social de personas no heterosexuales. Uno de los más relevantes en la historia, los movimientos de la travesti puertorriqueña Sylvia Rivera y la travesti negra Marsha P. Johnsons, quienes fundaron S.T.A.R.S. (Street Transvestite Actions Revolutionaries o Acción Travesti Callejera Revolucionaria). Ellas fueron rechazadas por la comunidad LGBT de la época. No obstante, fueron capaces de dejar una huella profunda en la memoria de las calles de New York y del mundo con su activismo callejero. Ellas lucharon contra el clasismo, el racismo, la heteronormatividad y por derechos civiles mínimos. Su rabia y organización colectiva explotó en lo que se conoce como la Rebelión de Stonewall Inn en 1969, dando origen a las marchas del Pride u Orgullo LGBTIQ+.

También tenemos historia en Chile. En pleno gobierno de la UP, protestaron los maracos cansados de la discriminación y hostigamiento policial el 22 de abril de 1973. La Colectiva Ayuquelén fue fundada en 1984 por Susana Peña, Cecilia Riquelme y Carmen Ulloa, lesbianas feministas fundadoras de la primera organización no heterosexual con posición política. ¿Cuál fue la respuesta de los conservadores? Juan Rafael Allende, dirigía un diario que se llamaba El Padre Padilla. Satírico y preocupado por el aumento del mariconismo en el país durante los 80, se encargaba de funar a políticos y hombres de élite por homosexuales. Otro fue la Lira Popular, que también dedicó espacio a la denostación pública de las personas no heterosexuales. Estos son algunos ejemplos, porque hay varios con un común denominador: el hostigamiento policial, los asesinatos sin culpables e incluso las justificaciones científicas menoscabando a los homosexuales desde la perspectiva médica-legal.

El Estado de Chile ha sido cómplice de la violencia, y lo seguirá siendo si no hacemos algo al respecto. Daniel Zamudio y Nicole Saavedra fueron asesinades por el odio que genera la ignorancia fundada en valores religiosos e ideológicos. Sus vidas fueron tomadas recordándonos cuál es nuestro lugar. Sus juicios fueron tormentosos, aún esperamos la sentencia que determine qué pasará con el asesino de Nicole.

No podemos seguir dejando que el pensamiento conservador enquistado en la institucionalidad, sea el que decida sobre nuestras existencias, que nos deje morir o nos permita vivir solo si probamos que merecemos dignidad. A esta idea le sumamos que existen cuerpos que no importan, algunes caducan con la edad y otres son excluides por el modelo que domina; no importa cuánto muestren su valor, se les deja a su suerte o incluso se les deja morir en la clandestinidad, sin un nombre, sin una identidad, sin importar cuánto esfuerzo puedan hacer para sobrevivir.

Este 17 de mayo conmemoramos 30 años desde que la Organización Mundial de la Salud despatologizó la homosexualidad. Este es el Día contra la LGBTIQ+fobia. Seguimos necesitando de la acción colectiva para conquistar y crear una institucionalidad que no nos quiera hacer desaparecer. Se viene el proceso constituyente y tenemos que estar presentes o todas nuestras arengas habrán sido en vano. Sylvia y Marsha lo dieron todo y nos demostraron que nadie va a regalarnos nada si no nos organizamos y combatimos, la lucha es siempre ahora; los maracos del  73 y la colectiva  Ayuquelén, fueron colas y tortas que nos antecedieron, entregándonos un lección valiosa: la organización es la única forma en que la historia cambia.