Presidente la Asociación Española de Microbiología: "En septiembre aún no tendremos vacuna"
Cuando le preguntan cómo está, responde "sobreviviendo". Y es que, casi literalmente, para muchos profesionales de la salud en España, superar la COVID-19 sin infectarse y sometidos a altos niveles de estrés, carga laboral y responsabilidad ha sido una cuestión de supervivencia. Jordi Vila es jefe del Departamento de Microbiología del Hospital Clínic de Barcelona, uno de los centros españoles de referencia en infecciones respiratorias. Es catedrático en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona y preside la Asociación Española de Microbiología (SEIMC).
Desde que se desató la pandemia, Vila ha estado al pie del cañón en la gestión médica de la crisis sanitaria. Su hospital ha sido uno de los cinco establecimientos que ha duplicado la capacidad de testeo gracias a un proyecto –"Superobot"– que fue parte de una donación y que permitió automatizar algunos pasos del proceso de análisis de las muestras PCR. Hasta 2.000 determinaciones diarias llegaron a examinar con la ayuda de estos aparatos.
En España, el virus ha impactado fuerte. Hasta este martes, 26.920 muertes y 269.520 contagios. En las últimas horas, se sumaron más de 170 fallecidos y los casos positivos por PCR superaron los 400. Poco a poco, el sistema sanitario español ha ido rebajando las cifras de contagiados y el país trata de volver progresivamente y por fases a la normalidad: la desescalada, que le llaman allá. "Estamos expectantes a lo que pueda pasar", asegura Vila al otro lado del celular, en referencia a las posibilidades que el relajamiento de medidas produzca un rebrote de casos. Sobre ese temor y su trabajo fundamental en el testeo de sospechosos y enfermos de coronavirus, conversa con El Desconcierto.
*La entrevista se realizó el viernes 8 de mayo. Tanto las cifras que aquí se muestran como las preguntas sobre el carnet COVID eran vigentes a la fecha en la que se mantuvo la conversación con el doctor.
En Chile cerramos la décima semana de crisis sanitaria con más de 26.000 casos y una tasa de letalidad del 1,1. Hay zonas del país que llevan más de 50 días en cuarentena. ¿Tiene que ver con estos resultados?
Esa tasa de letalidad está muy bien. Las medidas adoptadas tempranamente juegan un papel importantísimo. Ese fue el problema que tuvo España. Hay un estudio muy interesante de unos ingleses, basado en modelos matemáticos que, pese a las limitacions que pueda tener, demostró que si en Wuhan las medidas de confinamiento se hubieran tomado solo una semana antes, se hubieran registrado un 60% menos de casos. Esto es mucho. Las medidas preventivas son uno de los factores más importantes y segurísimo que han tenido impacto. Las altas temperaturas también contribuyen a disminuir la transmisibilidad del virus. De hecho, hay estudios que así lo sugieren.
En estos últimos días, los ventiladores y camas UCI han aumentado , pero el sistema sanitario no está colapsado.
La letalidad aumenta cuando se llega al colapso del sistema, sobre todo con los adultos mayores.
Hasta ahora, en Chile, se han hecho casi 256.000 test y, en los últimos días, diariamente se informaron entre 8.000 y 12.000 exámenes. ¿Cómo observa estas cifras?
Como el virus allá llegó más tarde, ha habido mejores condiciones en el testeo porque las compañías de diseño de equipos diagnósticos, cuando el virus llegó a Chile, ya tenían los equipos armados. Cuando nosotros empezamos, pocas compañías tenían kits para hacer PCR y mucho menos para hacerlos al mismo tiempo. Con el pasar de los días, las casas comerciales han ido optimizando y estandarizando sus metodologías de PCR y sacándolas al mercado. Ahora hay un abanico de diferentes casas comerciales para comprar kits. Hubo un momento en el que había mucha competencia: había mucha demanda, las casas comerciales no daban abasto y se produjo una falta de reactivos. En España, en el peak en nuestro hospital llegamos a hacer unos 1.600 diarios, esa fue la cifra récord. Fuimos el primer Hospital en armar pruebas de determinación del SARS-CoV2. y el primero caso en Cataluña lo detectamos nosotros.
¿Qué nivel de fiabilidad tienen los PCR? Se habla de falsos negativos y falsos positivos.
Está claro que hay falsos negativos, pero creo que no hay falsos positivos. Si los hay, son muy pocos. El PCR tiene una especificidad muy alta, que significa que si la PCR es positiva en 99% de posibilidades es un coronavirus. La sensibilidad sí puede ser baja y, sobre eso, hay un componente a considerar, según el kit que se utilice. Hay tres escuelas o tres protocolos de PCR: uno es el norteamericano, que amplifica tres regiones de un gen del genoma del virus; otro es alemán, que amplifica dos genes del virus; y otro protocolo que es chino, que amplifica otros dos genes distintos. Entonces podría haber ligeras diferencias en función de eso, pero todos –los tres– están a un nivel de sensibilidad superior al 80%. El problema puede ser la toma de la muestra.
¿La extracción por la nariz?
Sí. Tomar la muestra muy bien es crítico, es imprescindible, para tener una PCR positiva fiable. Porque si pones con la escobilla hay que frotar el epitelio de la nariz y la faringe. Los virus son intracelulares y hay que frotar para llevártelo en el cotón. Si la muestra no se toma bien, te puede salir un falso negativo. Esta es la explicación más importante a los falsos negativos.
¿Qué uso hay que darle al PCR para que su aplicación sea la óptima?
El testeo por PCR es muy importante al principio de la epidemia porque permite que, cuando tienes un caso, hacer el análisis de sus contactos. Así, si uno es positivo se puede testear a la gente que le rodea para que no haya amplificación. Esto es importante para confinar a una persona o separarla de sus familiares si estos no estan contagiados. Luego llega a un punto en que hay tantos casos que esto es inviable desde el punto de vista de la salud pública porque controlar se hace imposible. No hay suficiente personal ni exámenes para hacer un análisis de los contactos. Pero al principio y final de la epidemia el testeo con PCR es muy importante. La duda principal es hacer el análisis poblacional. ¿Vale la pena hacer muchos exámenes? La pregunta es a quién hacerlos y la respuesta es a la población de riesgo. Por ejemplo, en España uno de esos grupos son los adultos mayores que están en residencias. También al personal sanitario que está en primera línea, en contacto con pacientes porque entre ellos puede haber casos asintomáticos. Haciendo más exámenes controlas mejor la cadena epidemiológica, pero no evitas –para nada– lo que evitas con la cuarentena: el confinamiento precoz es el factor clave del control de la epidemia.
Un carnet COVID "no tiene ningún valor"
Las autoridades sanitarias de Chile hablan de que este virus tendría una inmunidad de entre tres meses y un año. Desde este fin de semana entregarán un "Carnet-Covid" para quienes han superado la enfermedad. ¿Qué opina?
El histórico de esta infección es de seis meses y sabemos que al menos por este tiempo los anticuerpos permanecen en las personas. Si perduran uno o dos años, no lo sabemos. Además, hay que considerar que no todos los anticuerpos son protectores. Hay un estudio que analiza un total de 175 casos y cuántos de ellos habían hecho anticuerpos protectores que permiten etiquetar a una persona de inmunizada. De éstos 175 casos, 70% tenían alto nivel de anticuerpos protectores. Del 30% restante, 25% tenían anticuerpos pero a niveles no muy elevados. Pero había 5% –que además correspondía a la gente más joven– que no había desarrollado anticuerpos, pero sí había pasado la infección. Probablemente, la respuesta de este 5% no fue por producción de anticuerpos, sino por producción otro tipo de células del sistema inmunitario que también destruyen el virus. En conclusión, según eso, el 95% de la gente tiene anticuerpos y seguramente no volvería a infectarse si estuvieran en contacto con el virus, pero aún no sabemos cuánto tiempo dura la inmunidad.
Entonces, ¿qué tipo de validez pueden tener estas medidas tipo carné para identificar a personas que han superado la enfermedad?
No tienen ningún valor. En España, el porcentaje de positividad de la población sintomática y asintomática está alrededor del 6%. Esto es muy bajo. Hablamos de un virus muy contagioso, pero las medidas que se tomaron han evitado mayores contagios. Ahora aquí [España] se discute si en las empresas tienen que hacerse exámenes de anticuerpos. Si tengo 100 trabajadores en la empresa y tengo seis que han pasado la infección, tienen anticuerpos y no pueden infectar, ¿cómo distribuiré el trabajo? Confirmar ese dato no me dice nada. En cambio, sí le veo una aplicación en el personal sanitario, sobre todo ahora que el COVID ya ha bajado mucho. Si sé que de todos los médicos del hospital hay un porcentaje que han pasado la infección y que no transmitirán el virus, este grupo puede ocuparse de los enfermos que llegan por patología no Covid. Los enfermos no lo tienen y los médicos tratantes no los contagiarán porque están inmunizados. Aquí hay una aplicación clara.
¿Cómo cambiará el virus las dinámicas de trabajo de los profesionales y establecimientos de salud?
Dependerá un poco de si el virus llegó para quedarse. No sabemos qué comportamiento va a tener, si será similar a la gripe, si quedará afectado por el calor y la temperatura y regresará con el frío. Ahora, en la fase de desescalada, se están tomando medidas para proteger tanto al paciente que llega al hospital como al profesional. Serán necesarias mascarillas y el distanciamiento social y esto afectará porque, por ejemplo, se relantizará el ritmo de visitas en las atenciones médicas.
El Hospital Clínic es uno de los centros que está llevando a cabo ensayos con el antiviral remdesivir, utilizado habitualmente para curar a los enfermos de ébola y aplicado ahora en el tratamiento de coronavirus. ¿Cómo van las pruebas y hacia dónde apuntan las conclusiones?
El estudio aún no se ha terminado, pero los datos que tenemos dicen que podría ser un buen tratamiento, sobre todo para enfermos que están en la UCI, pero tiene que tomarse en el tiempo adecuado. En general, en siete u ocho días de infección se ve si hay mejoras en el paciente. Hay individuos que no mejoran y al séptimo día se produce un empeoramiento brusco. Si a estos pacientes les das el antiviral antes [de estos siete días], el tratamiento va muy bien y se logran curar. Es efectivo, pero lo importante es cuándo empiezas el tratamiento.
Se ha comparado este proceso con el remdesivir con la búsqueda de tratamiento contra el VIH. ¿Tiene similitudes?
No. En el VIH se tuvieron que hacer muchos estudios previos porque eran antirretrovirales nuevos y cuando tienes una molécula nueva hay que hacer estudios de toxicidad (trabajar primero con voluntarios sanos para ver que no es tóxico), comprobar que no hay efectos secundarios, etc. Todo esto ya se sabía con este antiviral, ya se había hecho previamente, y por eso se pudo pasar directamente a una fase clínica. Esta diferencia nos ha permitido hacer un estudio muy rápido, lo que es muy importante en el contexto de una pandemia.
Según un centro de investigación de Minnesota, la pandemia podría durar entre 18 y 24 meses. Hay casi 100 proyectos para buscar una vacuna. ¿Cuánto podemos tardar en obtenerla?
Alguien tendría que poner medidas a todo eso, priorizar estas vacunas. Seguro que una de ellas funcionará, pero los estudios no se harán de hoy para mañana. Cuando se busca una vacuna, lo que se hace es que se vacuna a un grupo de gente y al otro no y, luego, se mira si los vacunados hacen anticuerpos. La evolución de los propios grupos hace que miembros de ambos adquieran la infección. Pero para que eso ocurra y para poder valorar las diferencias tienen que pasar al menos tres o cuatro meses porque, si no, el número que tienes no es significativo. Precisamente, este tiempo que necesitas para tener resultados es lo que limita el análisis de la efectividad de la vacuna. Por eso, en septiembre aún no tendremos vacuna. Habría otra aproximación, pero no es éticamente viable: se llama Human Challenge y se ha ocupado para la malaria. Lo que se hace es tomar un grupo de voluntarios, normalmente gente joven a quienes se les paga, se les pone la vacuna y se mira si tienen anticuerpos. Si los tienen, se les infecta. No se espera a adquirir la infección espontáneamente, como en el caso anterior. Con la malaria, si una persona que ha sido vacunada y se le ha inyectado el parásito, a los dos días hace fiebre, se le da en seguida la cloroquina y no muere. Pero con el coronavirus, ¿cómo lo tratamos? Si uno reacciona mal y empieza a hacer síntomas, no se puede tratar porque hoy todavía no hay tratamiento efectivo para la COVID-19. Por lo tanto, esta aproximación no se puede desarrollar y esto significa que nos demoraremos en tener resultados.