CARTA| Problematizando el derecho a la educación a partir de la crisis humanitaria

CARTA| Problematizando el derecho a la educación a partir de la crisis humanitaria

Por: El Desconcierto | 02.04.2020
"Hace falta desarrollar la educación emocional y de habilidades como pilar formativo, donde alrededor se logre la cobertura curricular, y no al revés. Es necesario que la educación, como antesala de la realidad país, asuma como colectiva la realidad de las mujeres trabajadoras que han de cumplir doble y a veces triple jornada, una de trabajo remunerado, otra de trabajo doméstico y de cuidado y una más de educación", dice un extracto de la misiva de las y los docentes de la Izquierda Libertaria.

El SARS-CoV-2 llegó a nuestro país en un momento en que el pueblo de Chile había despertado, cuestionando los fundamentos ideológicos y políticos del neoliberalismo instalado en dictadura. La rápida propagación del virus en Chile, segundo país de Latinoamérica con mayor índice de contagios, ha desencadenado una crisis humanitaria sin precedentes en nuestra historia reciente. Esta puso en jaque a todos los ámbitos: lo sanitario, laboral, económico, político, institucional y educacional, se encuentran en crisis, demostrado cuánto le preocupa el pueblo y sus necesidades al 1% que nos gobierna.

Hace dos semanas que Chile sumó sus estudiantes al 80% alrededor del mundo que están con suspensión de clases (UNESCO). En nuestro país, el MINEDUC declara como “primordial que las y los estudiantes continúen con su ritmo de estudio”, es decir, sostener la normalidad de la educación en una modalidad a distancia, habilitando plataformas virtuales y llamando a sostener el trabajo a través de internet. Naturalmente, no se puede suponer lo que no se conoce, y así como el ministro de Vivienda supone que una “altísima mayoría de los chilenos tiene una casa, un departamento y una casa en la playa”, el recién nombrado ministro de Educación supone, naturalmente, según su posición privilegiada, que “todos tenemos internet, computador e impresora”.

Así, la instrucción de educación a distancia reflejó las condiciones por la que la educación ha sido uno de los nudos críticos donde se ha acumulado más tensión social desde la transición democrática. La educación a distancia se impuso con mucha “libertad de enseñanza”, que como sabemos, significa que cada escuela se las arregla como pueda. La clase alta con todos los recursos a disposición facilitados por el ministerio y sus escuelas, y las clases bajas sin acceso a conectividad, ni recursos tecnológicos necesarios para recibir una educación de calidad. Los trabajadores de la educación entramos a una dinámica marcada por la flexibilidad laboral, donde la falta de lineamientos pedagógicos por parte del Estado se sumó a su abandono crónico de la educación. Esto ha generado un cuadro de comunidades educativas altamente desorientadas, tentadas a dar cumplimiento al mandato de cobertura curricular y aparentar normalidad a costa de la explotación de docentes y estudiantes, en vez de poner en el centro del proceso educativo a los sujetos de enseñanza-aprendizaje y sus necesidades en tiempos de crisis.

En este contexto, se han evidenciado las necesidades de las comunidades educativas que debiesen ser acogidas por el movimiento docente para repensar la educación. Es necesario diversificar los ritmos de aprendizaje, posicionando la evaluación formativa y la importancia de una retroalimentación personalizada y centrada en el desarrollo emocional del estudiante. Hace falta desarrollar la educación emocional y de habilidades como pilar formativo, donde alrededor se logre la cobertura curricular, y no al revés. Es necesario que la educación, como antesala de la realidad país, asuma como colectiva la realidad de las mujeres trabajadoras que han de cumplir doble y a veces triple jornada, una de trabajo remunerado, otra de trabajo doméstico y de cuidado y una más de educación. En muchas ocasiones las comunidades educativas organizadas han logrado que sus instituciones se reorganicen en función de estas necesidades, aún así, sigue siendo una problemática latente e invisibilizada que hoy, donde el cuidado es tema central de la crisis humanitaria, debe tomar preponderancia

En la vereda contraria, el gobierno persiste con su ansiedad de normalidad. El adelanto de vacaciones por parte del Ministerio de Educación y su llamado a volver a clases presenciales el 27 de abril, generan más desorientación que cualquier otra cosa. Su improvisación demuestra que su única preocupación es la formalidad del papel y para nada la educación integral de las y los jóvenes de nuestro país.

Es momento de crear un proyecto educacional entre todas las comunidades educativas donde podamos dibujar la educación que queremos, democratizar el currículum y armarnos de las fuerzas necesarias para disputar ese proyecto educativo cuando tengamos que definir la educación del Chile post 18 de octubre. La pandemia ha demostrado y seguirá demostrando, que solo la organización de nuestras comunidades educativas y su articulación en un mismo proyecto nacional de educación, marcará la diferencia en la nueva educación que necesitamos. La educación es la primera de las batallas, por eso es que las y los profesores de todos los territorios debemos asumir sin excusas nuestro protagonismo en el combate de la nueva sociedad que está naciendo, disputarla y aportar decididamente en la discusión pública sobre la educación que nuestras niñas y niños necesitan.

Enfatizamos en la importancia de crear, con participación crítica, horizontalidad y junto a los distintos actores,  una educación que acompañe emocionalmente a las comunidades educativas en esta crisis humanitaria, donde pensamos que lo mejor es realizar un ajuste curricular que priorice la implementación y ejecución de un plan de intervención emocional que, sin desatender las diferencias, se centre en el apoyo y contención, dotando a nuestro pueblo de herramientas para afrontar un escenario que es desconocido con empatía y solidaridad.

 

Aracely Farías y Camila Navarro (Iquique) - Javier Insunza (Santiago) - Francisco Castillo (Talcahuano) - Antonio Pavez (Temuco) - Benjamin Infante (Coyhaique): Profesores y Profesoras de Izquierda Libertaria