La cantante chilena estrenó hace unos días su nueva canción y video 'Antifa dace', primer adelanto del disco que llevará el mismo nombre y que se espera edite a fines de este 2020. Si bien Tijoux sorprendió en octubre con '#Cacerolazo' al inicio del estallido social, con este material entra de lleno a mostrar el sucesor del aplaudido Vengo (2014).

“Ante el autoritarismo, el odio implacable por el otro, volvemos al arte, con toda su fuerza. Arte que es cargado de música y color. Arte que responde en la danza, un movimiento organizado de hermosa rebelión”, dijo la cantante a través de un comunicado. para el clip, dirigido por Daniela López Lugo, contó con la colaboración de los artistas nacionales Tata Barahona y Álex Anwandter.

Con 'Antifa dance', Ana da las primeras pistas de cómo se viene la versión 2020 de su rap siempre cargado a la crítica social, esta vez más apegado a los ritmos bailables, algo que a dicho es totalmente pensado. "Es nuestra profunda creencia de que del dolor, nace el acto más puro de amor y resistencia. Antifa Danza”, contó. Con gorra policial y mentholatum, el equipo de Babel da su #PrimeraImpresión de este estreno de nuestra gran MC.

César Tudela: En medio de un Chile convulso que lleva meses pidiendo cambios estructurales en las calles y ahora viviendo la incertidumbre de la pandemia por el coronavirus (con gobernantes cuyas declaraciones son un constante meme), la rapera lanzó esta bomba bailable, distópica y combativa, en la que intenta saldar un par de cuentas pendientes: a los que le gritaron "cara de nana" en Lollapalooza 2014, la falsa izquierda y a los nuevos grupos fascistas que han resurgido intentando buscar una épica de lucha que jamás tendrán. Ana se los deja en claro con una letra directa, que en lugar de proyectar exasperación o derrota, canaliza su fervor en una alegre y desafiante resistencia. Un rap con conciencia de clase –"Somos los choros, los flaites y los caras de nana, los cara de na’ / Somos los patipelados, los cumas, los rotos y los chulos, ¿y qué más?"– con un beat que coquetea con las mejores melodías que ha venido cosechando el género urbano, tan contagioso como el COVID-19.  El latinoamerican dance popular.

Cristofer Rodríguez: ‘Cacerolazo’ fue un entremés espontáneo, que brotó desde la sorpresa de Ana al observar los acontecimientos que ocurrían en Chile a dos días del 18 de octubre. Una canción sencilla que se transformó en chispa para que la creatividad se extendiera por un centenar de músicos de diversos estilos. Entonces no había acuerdo por una nueva Constitución ni mucho menos una crisis sanitaria producto de una nueva pandemia, con coletazos económicos inéditos en la historia reciente. El panorama efectivamente se ha complejizado y con la misma intención, pero con mucha más claridad y tiempo para entregar una propuesta musical, textual y estética definitiva, Ana toma el espíritu de ‘Cacerolazo’ y lo lleva a un nivel superior. El discurso es más directo (declaradamente internacionalista), la música toma una postura más definida (entre el dance y el trap) y el video se inscribe en una narrativa apocalíptica que más que el fin del mundo, propone el fin del capitalismo (con fans service de Alex Anwandter incluido). El segundo tiempo del estallido social, que ha sido marcado por la reprogramación del plebiscito y la urgencia del COVID-19, estaba a la espera de un nuevo tipo de canción, menos visceral y mejor preparada. Ana lo ha vuelto a hacer, con la autoridad que le da el bueno juicio.

Bastián Fernández: ¿Quién dijo que no se podía bailar durante la revolución? Ana Tijoux nos invita a movernos y reflexionar en ‘Antifa Dance’, su más reciente sencillo. Durante la canción la artista “dispara” una demoledora crítica social e incluso señala “Pa’ mi que tu izquierda siempre fue derecha”, frase que aplica para más de un personaje de la política nacional. La producción e instrumental como siempre a la altura, la calidad nunca ha sido un problema en los trabajos de Tijoux. Si bien no posee un coro tan pegadizo, funciona perfecta como la primera probada de su estilo en sonidos más bailables. Por otro lado, con una letra tan potente como esa, el estribillo pasa a un segundo plano.