Omar Zúñiga, por su película Los fuertes, de amor homosexual: “Nunca más nos dejaremos pasar a llevar”

Omar Zúñiga, por su película Los fuertes, de amor homosexual: “Nunca más nos dejaremos pasar a llevar”

Por: Elisa Montesinos | 10.03.2020
Los fuertes (2019), ópera prima del realizador chileno Omar Zúñiga y basada en su corto San Cristóbal, por el que ganó el Teddy Award en la Berlinale en 2015, se estrena este jueves en las salas nacionales. Conversamos con el director del filme sobre cómo realizó la película, su importancia respecto al escenario actual de los derechos LGBTQ, y la forma en que ha impactado a quienes ya la han visto.

Los fuertes cuenta la historia de dos hombres, un arquitecto y un pescador, que se enamoran en el sur de Chile y su resiliencia, resistiendo todo tipo de embates de su entorno. Viene cosechado éxitos en todos los festivales de cine donde se ha presentado, como el Festival Internacional de Cine de Valdivia (película de apertura), el Festival de Cine de Gotemburgo y el Festival de Cine Queer de Melbourne, y ahora llega a las salas locales.

-¿De qué parte de tu mente nacieron Lucas y Antonio?
-Comencé a escribir Los fuertes hace varios años, estaba viviendo en Estados Unidos y había filmado varios proyectos allá. Por distintos motivos me había quedado allá más tiempo del que esperaba, y tenía muchas ganas de poder filmar algo más cercano a mi experiencia de vida, a las personas que conozco, a mis afectos, a la realidad de lo que me ha tocado vivir. Me interesaba explorar una historia de amor de un modo íntimo, honesto, que diera cuenta de un momento en el que ellos dos encuentran una conexión profunda cuando menos se lo esperaban. También quería retratar una cultura de nuestro país, un lugar remoto que parece congelado en el tiempo, pero que al mismo tiempo ha evolucionado de un modo mucho más rápido de lo que uno piensa.

-¿Qué te hizo convertir San Cristóbal en un largometraje?
-El proceso fue a la inversa en realidad: cuando estaba escribiendo la película se dio la oportunidad de filmar algo inspirado en el universo de estos personajes, que diera cuenta de la capacidad de nuestro equipo y del tono y el estilo que queríamos explorar. Filmamos el cortometraje de un modo muy precario y de guerrilla, entre un equipo muy pequeño de colaboradores, y la ruta que tuvo fue una gran sorpresa para todos nosotros. Estos personajes continuaban en mi cabeza y de todos modos quería contar esta historia, que también es otra historia, porque junto a los actores (Samuel González y Antonio Altamirano) también evolucionamos hacia otro lugar. Con algunos años entremedio, todos estábamos en distintas etapas de nuestras vidas y queríamos dar cuenta de ese crecimiento, de esa adultez. La película es mucho más adulta, habla de la libertad, las elecciones que uno hace en su vida, y de cómo se gana la independencia. Al mismo tiempo, es una película que celebra este romance y la fuerza que tienen estos personajes, que resisten todos los embates de las olas que se vienen en su contra, a diferencia del corto, que creo que se enfocaba en la posible opresión que pudieran encontrar desde su entorno. Así, quería hacer una película más política, vigente, porque nunca más nos dejaremos pasar a llevar.

-El paisaje y las locaciones evocan un sentido de lugar muy vivaz, algo que también se advierte en los interiores, lo que le da al filme un contexto específico. ¿Por qué está ambientado al sur del país y no en una gran ciudad?
-Yo no nací en el sur, pero siempre me ha atraído el mar, la inmensidad que tenemos en Chile, las rocas, las olas. Desde un inicio sabía que iba a tener esa atmósfera, en la que el paisaje y el contexto tomarían un rol clave en la película. Mientras el proyecto fue avanzando, también aparecieron los fuertes de la bahía de Corral, que son únicos en el país, y que de algún modo han resistido los embates de las olas, durante siglos. Me atraía la idea de ese imaginario, que resuena con Lucas y Antonio, y su resiliencia ante otro tipo de olas. Quería también contar una historia que diera cuenta de la aceptación de este amor hoy en Chile, que se encuentra en lugares inesperados. A pesar de que todavía nos falta, hemos avanzado.

-El erotismo homosexual es infrecuente en las producciones nacionales, sobre todo en una historia de amor. ¿Cómo manejaste estas escenas con los actores?
-Desde un inicio sabíamos que era un elemento importante, porque es una parte clave de la intimidad que comparten los personajes. Para nosotros la idea era representar ese amor de un modo honesto y genuino. Esa pasión, esa conexión profunda y visceral entre los dos. Muchas veces se ha representado el sexo homosexual como algo tortuoso, escondido, macabro o incluso doloroso. Queríamos hacer lo contrario, representarlo de un modo placentero, y sobretodo, romántico. Los dos actores arriesgan muchas cosas en esta película, de un modo muy vulnerable, no solo con sus cuerpos y su presencia física, sino también con lo que atraviesan, con las emociones que nos dejan ver. Los admiro y los quiero mucho, y estoy orgulloso de su trabajo en la película.

-¿Cómo crees que será la reacción del público?
-Hemos pasado por distintas funciones en distintos lugares, y muchas personas pueden ver que esta relación se parece mucho a lo que ellos viven, independiente de su orientación o género. Un recuerdo que me quedó grabado de nuestro estreno en Valdivia es que a la salida estábamos firmando algunos pósters junto a Samuel para regalarle al público, con una fila de muchas personas. Entre ellos había tres señoras de la tercera edad, que eran de Corral, y que fueron a ver la película solo porque se había filmado allí, sin saber de qué se trataba. Estaban muy emocionadas, agradecidas, y se llevaron su póster felices. Me tocó mucho ese momento, porque creo que de eso se trata, de que ellas también se vean a sí mismas en este amor.

-¿Fue un desafío hacer Los fuertes? ¿Hubo contratiempos con el presupuesto, el clima?
Ciertamente fue un gran desafío. Es una película que fluctúa entre momentos muy íntimos y otros mucho más complejos de producir, escenas en alta mar, o otras con muchos extras, entre varias otras cosas. Afortunadamente contábamos con un gran equipo de producción, incluyendo a José Luis Rivas, productor con un conocimiento profundo de la región, y María José de la Vega, asistente de dirección, quien fue la líder de la organización del rodaje. El cine es un medio muy colaborativo, en el que encontramos soluciones como equipo, y en el que fuimos sorteando juntos los distintos obstáculos que iban apareciendo en el rodaje.

-La fotografía de Nicolás Ibieta recurre a la cámara en mano, planos en la hora mágica, bellos colores e iluminación. ¿Cómo diseñaron el look del filme?
-Con Nicolás hemos trabajado antes y fue un colaborador muy importante en la película, tanto en la filmación como en la posproducción. Él es muy talentoso y propositivo, y además una gran bola de energía, que realmente necesitábamos en esta filmación, donde había varios requerimientos complejos. Yo tenía algunos planos muy claros desde el guión, pero él fue muy creativo en solucionar escenas y reinventar ciertos momentos. Vimos juntos varias referencias de películas que nos gustaban, y además hicimos juntos un storyboard de una gran parte de la película, dejando algunas escenas en un modo más libre a descubrir en el set. Nos interesaba sobretodo una sensación de libertad. La Región de Los Ríos es ciertamente un personaje más, que queríamos retratar de un modo genuino, anclado en las experiencias de los personajes.

-En el corto hay una escena de violencia de la que se hace eco aquí en dos oportunidades, en la calle con Lucas y en una embarcación con Antonio. ¿Qué opinas de la violencia que recibe la población LGBTQ en Chile? ¿Cómo crees que responde la película a eso?
-Siento que es necesario tener representación de nuestras historias, porque nunca hay suficientes. Creo que esto contribuye a un sentido de pertenencia, verse reflejado de algún modo en nuestra ficción, y sentirse acogido, menos solo en el mundo. Estoy muy atento a lo que sucede en nuestro país, y me conmueve la violencia que aparece periódicamente en contra de miembros de nuestra comunidad. Sin embargo, de un modo muy deliberado, quise que este tipo de violencia no fuese un foco principal en la película, porque quise enfocar mis esfuerzos en celebrar este amor, esta fuerza que ellos tienen, y cómo ellos son capaces de contrarrestar la hostilidad que llega en su contra. Quería celebrar ese empoderamiento, esa luz, esa libertad.

https://youtu.be/dY95t44cZxU