[#Viña2020] El cambio de piel de Denise Rosenthal
Denise partió su carrera mediática representando a una niña cuica mimada, esa que si no consigue lo que quiere simplemente hace un berrinche para lograrlo. María Fernanda McGellar –la Feña– era el personaje que proyectaba aquel estereotipo en la extinta serie juvenil Amango, emitida por Canal 13cuando aún se hacía contenido para adolescentes en la pantalla chica nacional.
A pesar de lo desagradable que en ocasiones podía ser su personaje, rápidamente se convirtió en uno de los favoritos de la audiencia. Al punto que, debido al éxito tuvo, los ejecutivos del ex canal del angelito se la jugaron por un spin-off centrado en la adolescente llamado El blog de la Feña al año siguiente. La gran novedad que tenía esta producción es que, mediante mensajes de textos, el público podía tener injerencia en las decisiones del personaje, como por ejemplo, qué hacer con la persona que le gustaba.
Como suele pasar en las sombras de la industria del entretenimiento, seguro algún productor le debe haber recomendado seguir manteniendo la imagen de aquel popular y querido personaje que fue bastante seguido por pre-adolescentes de mediados de los 2000 que se emocionaban cada vez que la veían. Es más, al más puro estilo Disney, cuya fórmula de sacar personajes de series y posicionarlos sobre un escenario les funciona muy bien (siendo un negocio que factura millones), llevaron a la Feña al terreno musical para publicar el single 'No quiero escuchar tu voz'. ¿Por qué si a Hanna Montana le resultó a ellos no? Dicho y hecho, Denise grabó todas las canciones de la serie interactiva, sus videos salieron por MTV y logró disco de oro. Se dio vuelta el primer mundo de su odisea pop.
En 2010, agarró sus maletas y viajó a Argentina a perfeccionarse en canto, baile y actuación (todo, después de su periplo en la serie Corazón Rebelde) y preparó un disco solista –lanzado en 2013– bajo el seudónimo D-Niss, como aún intentando ser otra persona. ¿La que quiere el medio? Quizás. El estigma con el que carga aun la persigue. Pese a ser un personaje ya reconocido, en el terreno de la música el éxito es más bien esquivo, así que se refugia en la actuación, con roles protagónicos en películas y teleseries nacionales.
Pero como le suele pasar a las estrellas pop adolescentes, llega un instante en que paran la máquina, se toman un segundo y se replantean lo que están haciendo. En algún momento de 2016, Denise Rosenthal debe haberse mirado al espejo y sentir que la imagen que tenían las personas de ella no era real. Tenía 27 años, la edad maldita. En ese instante, rompió el espejo. Decidida y firme debe haber corrido a tirar al tacho todo ese concepto estereotipado que se había formado en torno a ella –y con el que aún, a veces, debe seguir lidiando–, y sacar a la luz a la persona que parecía esconderse ante las cámaras y que distaba de la que la pantalla proyectaba.
Seguro, en ese momento de despertar, fue a su piano, el instrumento que escogió como su nuevo gran aliado, y con la emoción flor a piel y las pulsaciones a mil, se sentó a componer su manifiesto, su nueva declaración de principios que gritaría al mundo: soy una mujer libre y feminista. En la música encontraría su cable a tierra y un espacio en el que podía ser ella misma.
Algo que en realidad solo me hacía mal
La ilusión jugo contra mi mente
Alejándome de todo lo que soy y quiero ser
En ese instante, Denise cambió su estética y el sonido de sus canciones. Necesitaba volver a comenzar y con ‘Cambio de piel’ dio el primer golpe. “Recogí pedazos del espejo / Para ver de nuevo mi reflejo / Y en la libertad mis colores vuelven a brillar”, canta en uno de los versos, para luego declarar en el estribillo “Cambio de piel / Me dejo ver / Cambio de piel / Soy yo de nuevo”.
El segundo impacto lo entregó con la balada ‘Isidora’, la que escribió en honor a una amiga que falleció producto de un atropello. En esa canción, mostró una faceta aun más íntima, delicada, como nunca lo había hecho antes. Fue el momento en que dejó en claro que ya no había vuelta atrás y que ese personaje por el que alcanzó la fama ya no existía.
Rosenthal en su álbum Cambio de Piel cumplió con lo adelantado y con creces. Logró imponer su nueva imagen, sello y estilo, consiguió que las personas la vieran de otra manera y se convirtió en una de las referentes femeninas de la música chilena. Se declaró feminista, y la causa no la apoyó solo con una frase en sus redes sociales, sino que armó su banda y su staff técnico solo de mujeres, con la que ha recorrido todo el país y en diciembre llenó sola el Movistar Arena. Hoy, la chilena no necesita más fundamentos que su voz y su militancia feminista.
Denise, en este lapso de tiempo que ha transcurrido entre 2016 y 2020, se empoderó, creció y se volvió uno de los rostros más reconocidos del pop local y uno con los de mayor proyección, que resalta no solo por su música, también por el contenido de su discurso, que dejaba la liviandad de romance juvenil por uno social y sumamente político. Una mujer bacana que además, durante el estallido social, al igual que muchos otros artistas nacionales, estuvo en la calle, tocando gratis y llamando nuevamente al empoderamiento de las adolescentes ahí donde las papas queman: en pleno Liceo 7 de Niñas de providencia. El mensaje era uno solo: "Soy suficiente, soy muy valiente / Poco obediente, intransigente".
Ha estado como jurado de este Festival, donde cada noche luce una polera diferente en donde rinde homenaje a mujeres luchadoras chilenas, desde la poetiza Gabriela Mistral a Patricia Muñoz, actual defensora de la niñez. “Hey, ya no te compares / Quiérete entera, pierde el pudor” dicen las primeras frases de 'Tiene sabor', la canción que estrenó a solo días de subirse a la Quinta Vergara, la que seguro se rendirá a sus pies y que cantará al par cada canción que ha compuesto sobre empoderamiento femenino y autoaceptación. “Bueno, sí, me perdí, me aburrí, me casé de perseguir / De aparentar, de fingir / De buscar la perfección”. Mujer bonita es la que lucha.