Que se vaya el presidente: hasta el loro del Flaco lo pide
Mientras esperaba esta quinta noche del Festival, dos o tres cosas me llamaron la atención. La primera fue la noticia que circuló temprano que daba cuenta de las quejas de las autoridades. La Moneda quejándose a los canales de televisión porque este Festival ha dado tribuna a la voz popular, porque se ha llamado explícitamente a cambiar la Constitución, se ha denunciado las violaciones a los derechos humanos, y se les ha acusado como clase política de ser culpables de la actual crisis social. El presidente pidiéndole a los organizadores de este evento que se intervenga en su defensa. Resulta patético, no se me ocurre otra palabra. Sin novedad en ese sentido.
Lo segundo que me llamó la atención fue, al pasar de un canal a otro, un partido de fútbol femenino entre Colo Colo y Boca Juniors. El público asistente gritaba lo mismo que el de la Quinta Vergara: el que no salta es paco, Piñera ctm asesino igual que Pinochet. O sea que también: sin novedad en ese sentido. Es vox populi. Está en todas partes.
Como sea, con la Juana nos preparamos para la quinta noche, esperando ver cómo le iba al Flaco Paul Vásquez, ídolo indiscutido de esta jornada, y por supuesto queríamos que se mojara el potito, que dijera lo que al final dijo. O lo que le hizo decir a su loro. Pero para llegar a ese momento tuvieron que pasar casi tres horas de largo aburrimiento. Porque lo primero fue una banda norteamericana, Maroon 5, que se presentó como si no fuera parte del Festival. Ni gaviotas les dieron. Un show independiente. Nos vemos mañana en Santiago, dijo el vocalista como única despedida. La totalidad de las entradas se agotaron para ir a verlos a ellos hoy. El presagio era fatal para el brasileño Alexandre Pires, a cargo de cerrar la jornada. ¿Quién se iba a quedar si todos fueron a ver a los Maroon 5 y los que se quedaron fue por el Flaco? No lo íbamos a averiguar la Juana y yo tampoco desde la cama.
Más de una vez hemos visto qué pasa en el llamado festival latino más grande del mundo, con estos números de bandas de rock o de pop, inglesas, norteamericanas, o genéricamente gringas. Números artísticos que independiente de su calidad, de su popularidad, de su buen momento o de su carácter vintage, parecen un anexo, por su público exclusivo. Artistas que tienen sus propios circuitos y seguidores al margen de la parrilla habitualmente AM que nutre o identifica a Viña. Ni ellos ni su público están ahí en realidad, no van al Festival. Que cantó desafinado y sin ganas, que se vistió como si fuese un ensayo. A quién le importa. Los fans fueron y disfrutaron y luego se mandaron cambiar, nada tiene en común Maroon 5 y Alexandre Pires. Lo bueno de esto, para que no se diga que solo me fijo en lo negativo, es que para cumplir con los estándares de shows de ese tipo, la Quinta Vergara ha tenido un progresivo desarrollo técnico en pantallas, iluminación, sonido y escenografía, que lo ha posicionado como un escenario y anfiteatro exquisito. Como trabajé en ese ámbito logístico y concreto muchos años, sé de lo que hablo. El setting de ese stage puede recibir sin achuncharse a cualquier banda de exigencia mundial. Y el espectador puede percibirlo.
Ahora, con la Juana estamos de acuerdo en que María Luisa Godoy parece enchufada a una batería, a un cargador. Digo que su gestualidad es dura, robótica, como si estuviese jalada. Suena forzada siempre. Y qué mandíbulas, qué órbitas oculares. Parece histérica. No sé, no me logra convencer. ¿De qué sirve que digan que Maroon 5 estuvo en el show de medio tiempo del Super Bowl?, ¿quién sabe qué es eso?, ¿cuántos acá juegan fútbol americano? Quizá ella proviene de ese otro país que dicen queda también en Chile, donde hay el mejor sistema de salud del mundo y donde un sueldo de 3 millones es “reguleque”. Acaso sea porque su maridito era asesor del empresario presidente. Quién sabe.
[caption id="attachment_346755" align="alignnone" width="3947"] FOTO: FRANCISCO LONGA/AGENCIAUNO[/caption]
Pero por suerte la hicieron corta los gringos y llegó el turno del Flaco. Tristemente predecible, honestamente llorón. Buen rescatista y firme en la primera línea, codo a codo en las barricadas, pero pucha qué lata otra vez su canuteo. Ya lo vimos en esa, contando cómo dejó la cocaína, y el costo de su familia y etc. Y sigue con la lesera. 17 años y estoy limpio. Bien por ti Flaco, pero ya está bueno ya po. Lo bueno sí, es que fue bien claro en su posición, a favor del matrimonio y la adopción homoparental, y con un mensaje (nada borrará la sangre derramada) en su polera. Igual se llevó regaladas las gaviotas que a estas alturas como en una tradición se entregan sin mayores méritos, como un souvenir. Claramente hoy, para humoristas como Paul Vásquez, hay una enorme dificultad en la búsqueda de nuevos rumbos y sentidos en el humor, al tener que evadir la genitalidad, no recurrir a la coprolalia infantil, superar los juegos de palabras, las alusiones a personajes de la televisión, todo lo que es habitual. Lo más notable en cualquier caso, es la fidelidad de su fanaticada. La galería se quedó soportando el frío hasta el final de su rutina, que cerró por fin con un recurso simple: contar un chiste. Por fin. Escúchalo señor te rogamos. Al loro, digo.
¿Alcanzó la paciencia para que el brasileño se presentara luego de la competencia con algo de público? No lo sé. Me enteraré mañana. Aburrido y a la espera de una última noche con menos expectativas aún, a la una dije ya está bueno ya. El Festival se acabó al tercer día y a esta sopa le van a seguir echando agua no más.