Elecciones presidenciales: crisis política y pelea interna en la derecha boliviana

Elecciones presidenciales: crisis política y pelea interna en la derecha boliviana

Por: Victor Farinelli | 19.02.2020
Grupos de derecha que fueron aliados durante el golpe de Estado de noviembre de 2019 ahora están peleados entre ellos y dispersos en diferentes frentes, lo que favorece al MAS, aunque no asegura que el partido de Evo Morales regresará al poder.

Recordemos aquel día 12 de noviembre de 2019, cuando Jeanine Áñez asume irregularmente el gobierno de Bolivia. No había cuórum mínimo en el Senado durante la sesión que la habilita como mandataria interina, pero sí el amenazante respaldo de las Fuerzas Armadas del país y el apoyo de diferentes grupos de derecha, ligados a los candidatos Carlos Mesa, Chi Hyun Chung y Óscar Ortiz, junto a otras figuras importantes de ese sector, como Samuel Doria Medina, Jorge Tuto Quiroga y Luis Fernando Camacho.

Fue la unión de todos esos grupos en un solo frente que permitió el golpe de Estado de dos días antes, el 10 de noviembre de 2019, basado en un informe de la OEA (Organización de los Estados Americanos) de que hubo un fraude en las elecciones del 20 de octubre.

Sin embargo, esa unidad parece no existir más. Diferentes declaraciones más recientes de muchos de esos personeros empiezan a mostrar rupturas entre ellos, especialmente los que tratan de usar este periodo de transición para llegar al poder el 3 de mayo, no con la fuerza de las armas, pero con la legitimidad del voto.

El alejamiento más notorio es entre la presidenta interina Jeanine Áñez y el líder político de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho.

El joven empresario acusa a la mandataria de no cumplir su promesa de que solo lideraría un periodo de transición. Efectivamente, cuando asumió el poder, Áñez aseguró que no pretendía candidatearse y que solo organizaría las elecciones, algo que definitivamente no cumplió, al lanzar su opción en enero, en fórmula junto a Samuel Doria Medina.

Por su parte, Carlos Mesa apoya los reclamos de Camacho contra Áñez, e incluso la reprocha por tomar acciones que “hacen eco a los argumentos de los que dicen que en Bolivia sí hubo un golpe de Estado”.

Pero Mesa también trata de alejarse de Camacho, de quien reclama sus cercanías con grupos violentos y de un discurso abiertamente racista, como la UJC (Unión Juvenil Cruceñista) y La Resistencia, además de su cercanía con el presidente ultraderechista de Brasil, Jair Bolsonaro – quien no esconde que Camacho es “su hombre” en Bolivia, y de hecho ya lo ha recibido al menos 2 veces en Brasilia, desde mayo del año pasado.

En cambio, Áñez trata de hacer su juego, con la ventaja del que ejerce el poder. Bajo su mandato, el TSE (Tribunal Supremo Electoral), presidido por Salvador Romero, ha mostrado un rigor exagerado con muchas candidaturas de sectores que amenazan a Áñez. Aunque la mayoría de las decisiones cuestionables son contra del MAS (Movimiento Al Socialismo, de Evo Morales), como, por ejemplo, la inhabilitación de la candidatura de Adriana Salvatierra como diputada – recordemos que Salvatierra era la presidenta del Senado y fue forzada por los militares e renunciar, lo que permitió que se pudiera activar a Áñez, vice-presidenta del Senado, como la siguiente en la línea de sucesión – también hay figuras de la derecha amenazadas de sufrir la misma sanción, como Marco Antonio Pumari, candidato a vicepresidente en la fórmula de Luis Fernando Camacho, que ha sido notificado por TSE por presuntas irregularidades en sus documentos.

Además de las peleas entre candidaturas, las intrigas en la derecha boliviana también siguen en otro ámbito, desde que se descubrió el viaje de Elio Montes Chávez a Miami, el pasado jueves 13 de febrero. Montes fue nombrado gerente de Entel (Empresa Nacional de Telecomunicaciones de Bolivia) el 16 noviembre, cuatro días después de la asunción de Áñez. Tras 87 días en el cargo, fue destituido por la mandataria, el 7 de febrero.

Entre su salida de Entel y su viaje a Miami, Montes ganó algunas portadas de diario en Bolivia, que lo involucraban en el uso de dinero del Estado para lujos personales, como el alquiler de una avioneta que él usaba los fines de semana y feriados, el pago de hospedaje en hoteles de 5 estrellas para él y sus empleados de confianza, entre otras excentricidades.

Ahora, dos sectores de la derecha se pelean por quien empuja al otro el rechazo por las sospechas sobre Montes. Los seguidores de Camacho atacan a Áñez por el hecho obvio de que ella lo nombró, y por lo tanto fue parte de su gobierno, al igual que sus actos. Pero el grupo de Áñez dice que Montes llegó a Entel recomendado por Camacho, cuando este era aliado del gobierno, y recuerdan que su arribo a la política fue como persona vinculada al Comité Cívico de Santa Cruz, partido de Camacho.

Aunque todo eso lleve a suponer que las disputas en la derecha favorecen al MAS y a la izquierda en general, no hay evidencia real de que eso sea definitivo.

En la encuesta realizada por la consultora CiesMori, conocida el último domingo, Luis Arce muestra que ha ganado votos, y aparece con 31%. Sin embargo, Jeanine Áñez también ha crecido bastante, y aunque sus 16% la ubican todavía  lejos de Arce, lo cierto es que ya empieza a mostrarse como su principal adversaria, no solo porque es la que está en el poder, se muestra como la única candidata de derecha que ha mejorado sus índices – Carlos Mesa está estancado en el 17% y Luis Fernando Camacho ha perdido espacio, cayendo hasta un 9%.