Café Pasko: El secreto mejor guardado de Bellas Artes

Café Pasko: El secreto mejor guardado de Bellas Artes

Por: Bastián Fernández | 13.02.2020
Ubicado en el renovado pasaje Almirante Montt, el local busca ser un espacio de debate, conversación y en el que las personas vuelvan a conectarse. Para lograr este cometido, ha decidido aplicar un modelo de economía circular y barrial, la que permita no solo un crecimiento de su proyecto, sino que también de la comunidad.

Al final del pasaje Almirante Montt y a cuadras del Metro Bellas Artes, está la cafetería Pasko, que funciona en el zócalo del Hotel D' Door, emprendimiento de Carolina Mosqueira.

Con este local, querían revolucionar el barrio, transformarlo y empoderar a los vecinos para construir una comunidad. "El espacio lo tomamos nosotros como parte del emprendimiento, pero no puede ser exclusivamente nuestro, también pertenece al barrio, en ese sentido, es para que la comunidad pueda disfrutarlo también. El objetivo es darle vida a un hermoso pasaje con un patrimonio arquitectónico memorable", señala Mosqueira.

Además, comenta que cuando pensó en cómo debía ser su cafetería, siempre imaginó algo muy distinto a Starbucks, no solo para llevar un café al paso, "quería generar un espacio de conversación, de debate, en el que las personas se volvieran a unir. Que no fuera la dinámica tan impersonal de un Starbucks. Emular los viejos cafés capitalinos, crear un refugio".

Para lograr este objetivo, debieron superar dos grandes desafíos: el primero, convencer a la comunidad, básicamente, empujar la participación del proyecto de mejora del pasaje, con esto visibilizar y transformarlo en un polo cultural. Es por eso, que se armaron de valor, conversaron con los empresarios del sector y los vecinos para invitarlos a crear una comunidad y empoderarse del espacio, hacerlo un lugar de todos.

Además, durante las reuniones que sostuvo con los diferentes actores de la comunidad, les contó que su idea era realizar un proyecto de economía circular, en el que todos se beneficiaran del movimiento del lugar, lo que fue visto con buenos ojos. En esa línea, hoy conviven en el café "profesores de inglés, psicólogos, y otros profesionales, que dan atención a sus clientes. Con esto el beneficio es mutuo, costos de arriendo o gastos comunes para una pyme pesan, esto es lo que promueve Pasko, que cuenta el café con una gran mesa de reuniones en donde se realizan desayunos de trabajo, almuerzos y hasta cumpleaños de sus clientes", cuenta la dueña.

"Todos aceptaron, tanto Diego Baeza de la Casona Hostel y Rocío del Hotel Casa Noble, como los residentes. De hecho, Adriana Valdés, premio Altazor 2010 y presidenta del Instituto de Chile quedó tan fascinada con la idea que se puso con un cóctel y concierto de música docta al aire libre para la comunidad", señala Carolina Mosqueira.

Teniendo ya el primer punto logrado, fueron desarrollando el segundo: construir una comunidad desde el café. Para ello, tenían que hacer de Pasko, un espacio en el que las personas pudieran hacer lo que ellos quisieran, en el que no se sintieran presionados para salir rápido, ni mucho menos que les faltara intimidad.

Para cumplir con estos objetivos, procuraron una atención personalizada, de hecho, Carolina -una de las dueñas- también es parte del equipo de trabajo. Con el fin de lograr que las personas se acercaran, decidió colocar una terraza, un huerto y bancas, las que están disponibles para todo aquel que pasa por el sector.

"El café le dio vida a una plaza que estaba muerta, abandonada. Es un espacio para que los vecinos se conozcan, realmente ha sido un aporte total", comenta Diego Baeza, uno de los clientes del café y vecino del barrio.


Las luces del lugar son cálidas, para generar esa sensación de cercanía y de estar en el hogar. El sonido ambiente son clásicos del pop/rock de los ochenta y noventa, con alguno que otro ruido de la cocina. La combinación de colores juega con las tonalidades de la madera.

El arte es un también un elemento presente en el local. En el salón grande hay un mural, el que fue diseñado por la reconocida ilustradora Javiera Reszczynski, más conocida como Holamirona en redes sociales, quien además hace talleres los días viernes y sábado en el café. Si la idea de Mosqueira y compañía era crear un ambiente que permita estimular la conversación, lo logró. Se aseguró de que cada detalle ayudara a eso. Por ejemplo, desde las canciones, la distribución de las mesas, las tonalidades, las intervenciones artísticas, el reloj que se encuentra en la entrada e incluso el bajar las escaleras para entrar a Pasko, no están ahí por casualidad. Todos elementos que están para que la gente los comente y así inicie su tertulia, mientras disfruta de un buen café.

La mayor virtud del recinto es esa, hacer sentir a la gente como en casa, que se sientan libres de poder conversar y decir lo que piensan, desplazando el café a un segundo plano, dejando que lo central sea el momento que se encuentran compartiendo.