Jorge Sharp y violaciones a los DD.HH: "(Son) consecuencia de la incapacidad para defender su modelo económico por la vía democrática"
La administración del alcalde Jorge Sharp en Valparaíso se ha caracterizado por llevar adelante iniciativas de corte social, como el sueldo mínimo ético y la jornada laboral de 40 horas semanales, así como por promover un modelo de construcción de políticas “de abajo hacia arriba”.
Un discurso y una forma de administrar el poder municipal que le ha costado críticas de concejales y comerciantes, que alegan una excesiva preocupación del edil por los Derechos Humanos, versus una insuficiente preocupación por el orden público en los últimos meses.
En lo personal, el alcalde ha tenido conflictos con el Frente Amplio, que lo llevaron a dejar Convergencia Social hace unos meses, y a criticar la actitud de muchos en el conglomerado que no se estarían “tomando en serio” la oportunidad de derrotar a “ciertos sectores autoritarios” en el proceso constituyente. “Diferencias ideológicas”, denunció en esa oportunidad Sharp.
En esta entrevista, el edil de Valparaíso se refiere a todas estas problemáticas, criticando duramente las políticas represivas del gobierno, y explicando lo que considera "un cierto fracaso" de quienes como él buscan construir una "izquierda democrática del siglo XXI" en el FA.
Contexto nacional
-¿Cómo se explica que el gobierno no haga caso de las recomendaciones de los organismos de DD.HH. nacionales e internacionales?
-Estamos en presencia de un gobierno que ha hecho del recurso de la fuerza una forma de gobernar en condiciones de una tremenda falta de legitimidad, acreditada por encuestas de las que nadie podría sospechar de una tendencia de izquierda. La constante y suficientemente acreditada violación de los derechos humanos de quienes se han manifestado es consecuencia de esa incapacidad para defender su modelo económico y social por una vía democrática.
-¿Qué opina de la asociación entre “Violencia” y “Apruebo” que algunos desde la derecha han comenzado a utilizar como parte de las campañas por el “Rechazo” en el plebiscito de abril?
-Quienes se oponen a los cambios, generalmente se mueven en el marco de las campañas del terror y eso demuestra que no tienen un proyecto o que la crisis política y social removió los pilares fundamentales de un modelo agotado. Sin embargo, no podemos confiarnos y pensar que esta es una carrera corrida. El movimiento no debe perder su fuerza, ser capaz de tomar respiros para poder desplegarse territorialmente y dialogar con las comunidades, con las organizaciones sociales, con los jóvenes, con las agrupaciones y comités por la vivienda, la salud y la defensa del agua, entre otras, con el objetivo de compartir diagnósticos y construir caminos comunes. El plebiscito tiene mucho de disputa de sentido. Es fundamental votar por el Sí, que sume mucha gente, que voten los que usualmente no lo hacen. Por eso no se trata solo de votar, sino de conversar, de debatir cara a cara en los territorios.
-Respecto de la agenda de orden público: ¿está la derecha aprovechándose de la violencia en las calles para aprobar leyes de corte represivo con la anuencia de la izquierda?
-Lo raro, por decirlo de alguna forma, es que un gobierno tan deslegitimado aún cuente con la capacidad de construirle la agenda al parlamento. Sabemos que en un régimen presidencial esto es así, pero de verdad no es fácil explicar que luego del 18 de octubre, un Ejecutivo con un 6% de respaldo logre que las leyes represivas hayan tomado la delantera por sobre la agenda social. Las izquierdas tenemos la obligación de hacer lecturas correctas de estas estrategias del gobierno, pero también sobre ese campo fragmentado e inconsistente que se ha dado en llamar "oposición".
-¿Cuáles deberían ser las prioridades de la clase política hoy?
-Si me pregunta por lo que debe hacer la clase política hoy, creo que lo más franco que puedo decir es que debería hacerse a un lado, entender su propia obsolescencia, es decir, más allá de personas, asumir que la forma en que se condujo la política formal hasta ahora es lo que está en crisis y que resulta muy difícil asumir que eso lo van a arreglar los mismos que han gozado de los privilegios de este sistema. Ahora, para no rehuir la pregunta, añadiré que desde nuestra perspectiva es necesario avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo con verdaderos procesos democráticos y de participación, con el aseguramiento de derechos fundamentales como la salud, la vivienda, la educación y el medio ambiente, donde la protección del agua como recurso fundamental esté asegurado y existan pensiones dignas para las personas que cumplen la edad para jubilar. También hemos venido pensando en cómo avanzar hacia un nuevo tipo de municipio que permita concretar una estrategia de co-gobierno con las comunidades y territorios, por lo tanto, si bien debemos avanzar en una serie de derechos sociales, es central que el control y gestión política de las instituciones del Estado se democratice.
Municipio y conflictos locales
-Usted ha sido increpado por comerciantes y concejales para que se preocupe más del orden público y menos de los DD.HH. de los manifestantes. ¿Cree que debería cambiar el foco de sus preocupaciones? ¿Qué le responde a quienes hacen estas críticas?
-El proyecto de la Alcaldía Ciudadana tiene como motor principal avanzar en el bienestar de todos los habitantes de nuestro territorio, la protección del medio ambiente, entre otras cosas. Desde el 19 de octubre, cuando el gobierno decidió sacar a los militares a las calles, emitimos un mensaje de paz. Junto a una gran cantidad de dirigentes sociales dijimos "Valparaíso no está en guerra", también que el orden público no podía conseguirse a costa de la violación de los derechos humanos, como lo han determinado diversos organismos internacionales. Asimismo, solicitamos protección al comercio local que es un bastión fundamental no solo para la economía porteña, sino para la vida cotidiana y la cultura de nuestra ciudad. Hemos presentado recursos de protección a favor del comercio y por eso durante todo este tiempo hemos trabajado junto con más de 10 organizaciones una propuesta que permita reparar en cierta medida el abandono que el Estado de Chile ha hecho de Valparaíso. Por lo tanto, es legítimo que existan críticas, pero si estas apuntan o buscan presionarnos para que no defendamos la integridad de las porteñas y porteños o buscan que nos tapemos los ojos frente a la violación de los derechos fundamentales, tengan claro que van a fracasar en ese intento. Estoy convencido de que Valparaíso necesita paz y justicia para prosperar.
-¿Qué iniciativas porteñas a nivel municipal destacaría en términos de justicia social?
-Lo primero que hicimos fue generar un alza del sueldo de las trabajadoras y trabajadores con menores ingresos. Si bien hay casos donde la normativa vigente no nos permite avanzar más allá, con esta medida cerca de 400 personas vieron incrementados sus salarios. Además, junto a los sindicatos de honorarios acordamos una jornada laboral de 40 horas y el acceso a sala cuna, derecho que no existía hasta ahora. Pero junto a todo ello, creo que el documento que expresa mejor nuestra concepción de la justicia social en el territorio es el Plan de Desarrollo Comunal, terminado en el mes de septiembre, que fue construido en un proceso participativo que arribó a una concepción amplia de la justicia, que involucra lo socioeconómico, la justicia de género, la sostenibilidad ambiental.
-¿Qué responde a quienes lo criticaron por aparecer en una foto junto a personas encapuchadas en la re inauguración del Mercado Puerto el pasado viernes?
-Mire, en esa inauguración había 300 personas, locatarios, comerciantes, vecinos, funcionarios del gobierno de Piñera, equipos del municipio y turistas, por lo tanto, son críticas sin sentido. Lo importante de ese acto es que por fin después de 10 años pudimos reabrir un lugar simbólico para la ciudad que además va a permitir contribuir a la recuperación del Barrio Puerto y dinamizar la economía local con emprendedores y emprendedoras porteñas.
Atropello de Jorge Mora y nueva ola de manifestaciones
-¿Cómo se explica el atropello del hincha de Colo Colo Jorge Mora?
-La muerte de Jorge no solo nos hizo retroceder a los días más violentos de esta crisis política y social, sino que dejó de manifiesto que falta mucho para poder decir que el país está avanzando hacia una solución. Lo que le ocurrió a Jorge o Ariel, que está en investigación, es algo que nunca debió haber pasado como tampoco las pérdidas de todos estos meses o las personas que perdieron su vista por la acción de Carabineros. No entiendo cómo el gobierno no es capaz de mostrar un poco de empatía por todas las víctimas de la estrategia represiva que han impulsado.
-¿Quiénes son a su juicio los responsables tanto directos como indirectos de su muerte?
-Mire, podría decirle que son los tribunales los que determinan la responsabilidad, pero ese joven murió atropellado por un vehículo policial que era manejado por un funcionario policial. Me parece que al país le quedó bien claro quiénes fueron los responsables.
-¿Qué piensa del accionar de los hinchas que interrumpieron el partido entre Coquimbo y Audax el viernes? ¿Es entendible en algún grado la manifestación?
-Todo esto se hubiese evitado si quienes gobiernan hubieran hecho las cosas de manera distinta y escucharan lo que la ciudadanía viene diciendo incluso antes del 18 de octubre.
Frente Amplio
-¿Cuál es a su juicio el mayor error que cometido el FA desde el 18 de octubre hasta la fecha? ¿Y qué error podría estar cometiendo hoy?
-Creo que el FA ha pasado por una crisis evidente. Los sectores que lo hegemonizaron desde el comienzo decidieron avanzar por un camino de negociación que tenía un supuesto fundamental: la existencia de una derecha democrática, y, por así decir, sinceramente republicana. El Acuerdo firmado el 15 de noviembre es resultado de eso. Se trata de una decisión política legítima, basado en la comprensión de la política de ese sector, que no creo que procesarla como una traición, o cargarla de epítetos morales sirva de algo. Mi diferencia es de naturaleza política y radica en el hecho que, desde nuestra mirada, se privilegió por la acción en los marcos de una institucionalidad desgastada y deslegitimada, lo que trae como consecuencia que se pierda parte importante de la potencia transformadora que como alternativa política se había conseguido. Es necesario debatir los diagnósticos que estén sobre la mesa porque lo que se juega en el escenario tiene directa relación con una real posibilidad de transformar el modelo.
-Usted afirmó que en el plano ideológico en el FA conviven “proyectos más cercanos al liberalismo progresista y otros que apuntan al perfilamiento y a la construcción de una izquierda democrática del siglo XXI”. ¿Cómo pueden ser conciliadas diferencias de esta índole en un proyecto político único?
-En base a lo que usted pregunta, debo y debemos ser autocríticos. A riesgo de simplificar un tanto las cosas, creo que hoy el FA representa más bien la primera de las dos posiciones, y que quienes buscábamos ir dando forma organizativa a una izquierda democrática del siglo XXI debemos asumir con sentido autocrítico un cierto fracaso. Para mi esa es una tarea abierta, que debemos encarar con claridad. Por favor, con esto en ningún caso quiero denostar a quienes se sienten de izquierda dentro del FA, mi reflexión se dirige a situar lo que creo constituye el eje dirigente.
-¿Es este un momento decisivo para el FA?
-Creo que es un momento decisivo para el pueblo de Chile. Espero que el FA, como todo sector progresista, democrático y toda la izquierda impulsemos juntos una política democrática y constructiva. Hay que entender que es la democracia lo que está en serio riesgo, y que lo está en su sentido más profundo, no en sus procedimientos institucionales, sino en la posibilidad de que sea la sociedad chilena, y no un puñado de actores de la élite, quienes deliberemos, construyamos en conjunto y decidamos el país que queremos; o caigamos, de lo contrario, en la espiral de violencia y represión a la que nos intenta empujar todo el tiempo una derecha antidemocrática.
-¿De qué dependerá su suerte?
-La suerte del FA dependerá, básicamente, de su capacidad, y su voluntad, de imbricarse más con el pueblo movilizado, de hacerlo verdaderamente, a fondo.