"Por fin estarás con tu gran amor": Daniela Vega y el mundo de la cultura despiden a Armando Uribe
"Ya estoy aburridísimo. Es absurdo estos años de vida. Este aumento del promedio de vida es una cosa demencial. Ya está bueno ya", decía en una de las últimas entrevistas que dio Armando Uribe. Poeta, abogado, diplomático, llevaba más de veinte años sin salir de su departamento en el Parque Forestal, donde se dedicó a escribir con fruición, con ese pesimismo tan característico de su obra, en la que la muerte era un tema recurrente. Hasta que la encontró, a sus 86 años, cuando una insuficiencia respiratoria lo hizo fallecer esta madrugada de jueves.
Uribe publicó su primera creación “Transeúnte pálido” en 1954 y perteneció a la llamada Generación de 1950, junto a escritores como Enrique Lafourcade, quienes fueron influenciados por la poesía y por la novela norteamericana (Walt Whitman entre los poetas, Ernest Hemingway y William Faulkner entre los novelistas) y por la novela clásica Rusa (Leon Tolstoy, Fedor Dostoievski). También evidenciaron como especial referente el psicoanálisis de Sigmund Freud, el determinismo científico y el existencialismo.
El también abogado, obtuvo en 1990 el Premio Municipal de Literatura de Santiago, en 2002 se adjudicó un Altazor por su obra “A peor vida” y en 2004 fue condecorado con el Premio Nacional de Literatura.
A la par de su carrera como escritor, trabajó como embajador en China y Representante Diplomático en Washington, Estados Unidos. Estos puestos los desempeñó bajo los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende.
Su muerte coincide con las de Pedro Lemebel y Nicanor Parra, quienes también fallecieron un 23 de enero, como si en Chile fuese una fecha reservada para despedir a los gandes.
El velorio se realizará en su casa, esa que está que está ubicada a un costado del Parque Forestal y que decidió no abandonar nunca más, un día de 1998.
Adiós al poeta
"No podemos más que lamentar su partida", señaló la ministra de Cultura, Consuelo Valdés. Y no fue la única. "Lamento muerte de Armando Uribe, con quien tuve una inolvidable conversación sobre poesía, fonética y ciencia del sueño en su casa de Ismael Valdés hace unos años. Egresado, maestro y estudiante de la Universidad de Chile y una de las mentes más brillantes y espeluznantes del siglo", escribió el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi.
"Querido Armando Uribe: grande, atrevido, crítico, directo. Hay que seguir aprendiendo de usted, de ese legado gigante y poético que nos supera. Muchas gracias!", fueron las palabras de la académica Emilia Tijoux. Mientras que la actriz Daniela Vega le dedicó una palabras aún más poéticas y sentidas, como es su estilo: "Hasta siempre querido y admirado Armando Uribe. Por fin estarás con tu gran amor, buen viaje maestro de voz poderosa y ojos solitarios".
Su gran amor
Muerto
No soy viudo, soy el muerto que deja viudos a sus alrededores. La agonía conozco, la del huerto. Lo sé muy bien: He muerto. No me llores.
"Lo más importante que me ha ocurrido es haberme casado con Cecilia Echeverría Eguiguren y vivir con ella durante cuarenta y cuatro años, hasta el día de su muerte. Las consecuencias de esa muerte, en mi vida, son el motivo para escribir este libro”, dijo en 2018 sobre su última creación, "Vida Viuda". En él, relata su vida desde su temprana edad hasta la muerte de su fallecida mujer, de quien se enamoró cuando tenía 14 años. Ella era unos 3 años mayor. Dice que lo suyo fue un estado psicótico, ya que su enamoramiento surgió al ver imágenes de ella. La buscó por siete años hasta que la conoció. Luego de unos años pidió su mano a su padre, aunque sabía que Cecilia no tenía planes ni deseos de casarse con nadie. Pero se casaron y estuvieron juntos 44 años.
El día de su muerte, Uribe se alertó al notar que su mujer estaba enferma, un fuerte peso en el estómago no la dejaba respirar, a tal punto que el poeta tuvo que practicarle respiración boca a boca. Pero ella ya había muerto. 15 años después, al pensar en Cecilia, Uribe dice: "He tenido suerte, la Providencia, no sé cómo llamarlo, de recibir en mi vida una visitación de la Divinidad".