Norah Jones: Una clase de sencillez y virtuosismo
“Sencillas, tranquilas y con corazón propio”, son las palabras que usó la hija de Ravi Shankar para definir su séptimo disco "Begin Again" (2019), el regreso a sus inicios, es decir, al jazz de tomo y lomo, aquel suave e inmaculado que la caracterizó en sus inicios cuando recorría escenarios de pequeños bares del Nueva York de principios de siglo.
Esta vez, el escenario que la recibió fue uno emblemático de Santiago, el Teatro Caupolicán, acondicionado con sillas en la cancha para la ocasión y colmado de gente cuyo objetivo era escuchar la aterciopelada voz de la mujer que debutó en el 2002 con "Come Away With Me".
Pasadas las 9:00 de la noche, con músicos ya en el escenario, se dejó ver con su cabellera crespa al natural, un vestido negro que dejaba una estela tras su caminar y una blusa con brillos. Los mismos que tenía el telón de fondo, iluminado levemente por colores que mutaban a lo largo del show resguardando a Jesse Murphy en el bajo y contrabajo y a Brian Blade en la batería, ambos con una habilidad descollante y sincronía perfecta.
‘Just a little bit’, canción que cierra el disco que la tiene de gira, marcó el inicio de un show que duraría dos horas aproximadamente y estaría marcado por la simpleza y elegancia que la caracterizan. Sonaron éxitos como ‘Sunrise’, ‘Come away with me’, ‘Don’t know why’ y ‘Flipside’, sin embargo, se extrañó la ya clásica ‘Happy pills’ y algo del country que entregó en 2013 en el disco Foreverly junto Billie Joe Armstrong (Green Day).
Anoche, no hubo comentarios sobre la situación del país, pese a que su concierto en Bogotá fue cancelado por la agitación social y que en la canción ‘Begin again’ repite: “¿Puede una nación construida de sangre, encontrar su salida del barro? ¿Los de arriba, perderán su camino y pararán?; probablemente Jones es de las mujeres que habla menos y actúa más. Su discurso está en ese discreto arte que no reconoce como jazz, ya que siempre repite que no se siente cómoda encasillada, es por eso que a lo largo de su catálogo ha incorporado sonidos pop, country y rhythm and blues, trabajo que hace con total prolijidad. Norah Jones se sienta en ese bendito piano y hace la pega a la perfección.