Entrevista a un capucha: “En la primera línea damos la cara contra la yuta”

Entrevista a un capucha: “En la primera línea damos la cara contra la yuta”

Por: Elisa Montesinos | 07.12.2019
Acaba de salir de cuarto medio, lee libros sobre la historia reciente del país, escucha hip-hop, dará la PSU, quiere estudiar Trabajo Social y sale a la calle con su capucha negra a luchar contra la desigualdad y las injusticias sociales, a exigir dignidad y más oportunidades para todos. No tiene miedo y sueña con transformar esta sociedad de mierda en la que le tocó nacer y construir algo mejor. Se llena de newen en la primera línea, lo más bonito que le ha pasado en la vida por el nivel de hermandad y solidaridad que ha experimentado.

–¿Cómo es la primera línea?

–Nosotros protegemos a los manifestantes, es autodefensa. No tenemos armas y estamos en contra de la apología del uso de armas, los que tienen las armas son los pacos. Mientras se desarrollan las manifestaciones más familiares, el carnaval y la fiesta, aunque lo que está pasando no es una fiesta, en la primera línea damos la cara contra la yuta. No queremos que más gente pierda sus ojos. Los pacos están eliminando personas, matando. Si no estuviera la primera línea, los pacos arrasarían con las personas comunes y corrientes que se manifiestan. La primera línea está con los escudos protegiendo, la segunda línea tira camotes, la tercera línea también, pero está alerta para que los pacos no nos hagan encerronas. Hasta cuarta línea hay. Nosotros podemos estar dando la pelea más de cinco horas sin comer ni tomar agua, pero hay señoras que nos dan comida gratis. Si nos cansamos, nos tiramos más atrás y así se va cambiando la gente. Nos cuidamos entre todos. El agua con bicarbonato ya no sirve mucho porque las lacrimógenas están más tóxicas. No tengo mascarilla porque son muy caras pero tengo anteojos que me cubren de los balines. Ya perdimos el miedo, estamos despiertos hace mucho, esta es nuestra lucha, de los cabros, de la juventud, nosotros vamos a escribir la historia, lo que hicieron nuestros padres contra la dictadura ya fue, ya pasó, cómo llevaron las cosas ellos antiguamente no funcionó y no nos pueden decir cómo hacer las cosas. Ahora nosotros somos los protagonistas. La primera fila es algo muy bonito porque yo no conozco a ninguno de mis compañeros, esto es pura hermandad y lo individual queda en segundo plano. Hoy el arma de las nuevas generaciones es la cámara del celular, con ellas registramos la realidad contra los montajes y la criminalización del movimiento, como uno puede grabar todo lo que pasa, nosotros vamos a mostrar la verdad. 

[caption id="attachment_328790" align="alignnone" width="1024"] @nicovaldebenitog[/caption]

–¿Qué te inspiró a ser capucha?

Ser capucha es símbolo del rebelde que lucha contra este sistema y dice: ya basta de abusos, de que nos estén basureando y pisoteando, ya basta de tragarse la rabia y escupir odio. Nací un 29 de marzo y nacer en el Día del Joven Combatiente me marcó, desde que tengo uso de razón tengo rabia de la desigualdad y el autoritarismo, desde chico tengo ese odio y rabia a los pacos y a los milicos, pero ellos también son del pueblo, solo que son mandados por el poder a reprimir, están matando a su propio pueblo, perros del Estado. Tampoco le creo a la clase política, mienten y se arreglan los bigotes. La Nueva Constitución va a ser escrita por el pueblo. La generación de mis padres fue paralizada por el miedo a la dictadura, pero la mía no. Los trabajadores independientes que se jubilan ganan ahora 107 mil pesos de pensión. Luchamos por dignidad y contra la exclusión. La gente dijo basta y llegó la hora de que el pueblo controle lo que pase en su país sin ningún color político detrás. El Estado debería preocuparse de los que menos tienen y ya es hora que los empresarios empiecen a soltar el billete. La revuelta social no va a parar hasta que logremos cambios estructurales al modelo y esto no lo estamos haciendo por nosotros, los resultados tal vez los vean mis hijos o nietos.

–¿Cómo ha cambiado Chile desde el 18 de octubre?

 –Hemos vuelto a conversar, a mirarnos a la cara, dejamos de estar dentro de una pantalla con audífonos en el metro sin importar lo que le pasaba al del lado, como nos quería tener el sistema.   

–¿Qué quieres estudiar?

–Acabo de salir de cuarto medio y me gustaría estudiar Trabajo Social, aunque la PSU no sirve de nada, es una prueba estandarizada y deshumanizada que no mide valores o principios. Quiero trabajar con niños en riego social, niños del Sename, a esos cabros les quitaron la infancia, los han violentado desde chicos. Hay niños en las poblaciones que se prostituyen por drogas, por tener un poco más de plata, todos sabemos que la droga fue metida a las poblaciones por la dictadura y los milicos para adormecer al pueblo, mientras los cuicos siguen en sus burbujas. Con lo de las manifestaciones en los malls, los cuicos dicen que ya llegaron rotos. Orgulloso de ser roto, orgulloso de ser clase trabajadora, no tiene por qué ser un insulto, es identidad de clase. Las manifestaciones ya no son solo en Plaza Italia y se han movido hacia arriba. Eso es bonito, antes no pasaba, hay que llegar hasta donde más les duela, hasta la propia casa de Piñera.

–¿Qué libros te han inspirado?

Los Fusileros, de Cristóbal Peña, que habla del Frente Patriótico y la lucha armada contra la dictadura. Me llamó la atención que Raúl Pellegrín y Cecilia Magni, líderes del Frente, fueran de clase alta pero que salieron de su burbuja y dieron la pelea. Hay gente que dice que esa lucha no sirvió de mucho, creo que era la forma de responder y defenderse de la represión y las muertes en las poblaciones. En esa época, si te estaban tirando balazos no les podías responder con piedras. No sabemos qué hubiera pasado si hubieran matado a Pinochet, quizá la reacción hubiera sido más violenta y sangrienta. No viví esa época, nací por el 2000, por eso creo que leer e informarse es fundamental. Me interesa la historia, pero no la que te enseñan en el colegio que no sirve de nada. La verdadera educación es la que te da tu familia y donde uno más aprende es en la calle, en contacto con la realidad social. Son los pueblos los que realmente escriben la historia en las huelgas, las manifestaciones. Lo que estamos viviendo es una nueva colonización y debemos admirar las demandas y la resistencia de 500 años del pueblo mapuche, un pueblo que sobrevive a un genocidio hasta el día de hoy. Me duelen mucho los asesinatos y los montajes contra el pueblo mapuche, hay que recordar el asesinato de Camilo Catrillanca, el más reciente. Son guerreros y todavía no pueden con ellos. Deberíamos aprender de ellos. Eso no me lo pasaron en historia, pero lo he escuchado en canciones de rap.   

[caption id="attachment_328789" align="alignnone" width="1024"] @nicovaldebenitog[/caption]

–¿Qué música escuchas?

La música que viene de las clases oprimidas, no sólo hip-hop o rap también el punk chileno que resistió a la dictadura como Fiskales Ad-Hok, ellos son hijos de la dictadura, vivieron la represión cuando mataban, desaparecían, degollaban, violaban. Punk fue lo primero que empecé a escuchar cuando chico. También escucho rap social y combativo, a Portavoz y Salvaje Decibel, que era su grupo original, a Ana Tijoux. El rap critica la desigualdad, las injusticias sociales como los chilenos SubVerso, Resonancia y La Legua York que es un referente histórico. Todas sus letras se mantienen vigentes, como también las de El derecho a vivir en paz, de Víctor Jara, o El baile de los que sobran, de Los Prisioneros, himnos que trascienden generaciones, pero también hay avance y evolución. El baile de los que sobran habla de patear piedras, ahora la letra hip-hop de Rebeldía Poblacional, de Salvaje Decibel, toma eso y dice: ya no pateamos piedras ahora las tiramos la capucha te oculta de la yuta y no es una puta moda traje lenguaje del sabotaje pa que la poli no pase trifulca contra el Estado.