Jorge Sharp: "El 'acuerdo por la paz' es solo en el papel porque en Chile se sigue reprimiendo de manera dura"
Horas después de conocido el acuerdo constitucional, donde tres partidos del Frente Amplio se hicieron parte y firmaron, se conoció la renuncia del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, a Convergencia Social junto a otros 72 militantes. Aunque el partido no puso su firma, sí lo hizo el diputado Gabriel Boric.
Sharp aclara que su renuncia no se debe particularmente a la actitud del diputado —que rechaza—, sino que a las posibilidades de incluir a la ciudadanía en las decisiones de las colectividades políticas. Hasta ahora, enfatiza, el acuerdo está excluyendo a las personas movilizadas.
Por eso es que el alcalde estima necesario que se haga un plebiscito al interior del bloque, para ratificar o no la postura que se tendrá frente al proceso. En esta entrevista que concedió a El Desconcierto comenta los detalles.
—La clase política ha calificado este acuerdo como “histórico”. ¿Usted lo cree así?
"Sería un error no señalar de que el acuerdo contempla elementos positivos, como lo es el establecimiento de un plebiscito de entrada y uno de salida. Sin embargo, el protagonismo del proceso constitucional no lo va a tener la gente, no lo van a tener los sectores sociales que se han movilizado en la calle, ya que en su creación y en su configuración no jugaron ningún rol. En ese sentido, me parece que más allá del contenido del acuerdo, la señal que se entrega es mala porque el país cambio y las formas políticas de representación tienen que cambiar también. Pero la forma en que se desarrolló este acuerdo expresa todo lo contrario.
"El hecho de que sea el sistema político que tenga bajo su control el itinerario constitucional genera complejidades respecto del proceso. En ese acuerdo, por ejemplo, no están los estudiantes secundarios, ni en su creación, tampoco van a poder presentarse como candidatos a la convención y menos van a poder votar, aunque fueron ellos los que iniciaron esta movilización. No están las organizaciones sociales del sector privado, del sector público, las organizaciones territoriales, el mundo feminista, los académicos, tampoco se recogió la opinión del pequeño y mediano comercio que ha tenido que resistir un mes de pérdidas. El acuerdo, en definitiva, presenta problemas de legitimidad. En esta pasada la última palabra no la pueden tener los partidos políticos, sino la sociedad chilena que se ha movilizado".
—¿Se va a sumar al proceso constituyente del gobierno tal como está hasta ahora? ¿Cuál es su propuesta?
"Nuestra propuesta es bien clara: vamos a participar naturalmente del itinerario constitucional que fue fijado. Insisto en que fue el triunfo de la gente y no del acuerdo mismo para que hoy tengamos la posibilidad de discutir sobre una nueva Constitución. Incluso más: la posibilidad de los plebiscitos ya había sido aceptada por parte del gobierno. Queremos hacer básicamente dos cosas: trabajar a través de un espacio político y social y ciudadano lo más amplio posible, para velar que el protagonismo sea de la sociedad".
"En ese sentido, proponemos que la comisión que va a ser elegida para llevar el proceso sea elegida y compuesta por la sociedad. Un punto de muestra: ¿dónde está la fuerza creadora de los cabildos y de las asambleas autoconvocadas? Más de un millón participó y esas personas tienen algo que decir, más allá de votar en el plebiscito de entrada y de salida. La forma en que se desarrolle condiciona los resultados del mismo proceso. En segundo lugar, proponemos que en el voto podamos integrar una tercera opción de Asamblea Constituyente. En tercer lugar, creemos que la elección de los miembros del órgano constitucional no puedan tener participación en las elecciones, ni siquiera autoridades electas (sean parlamentarios, concejales, alcaldes). Somos parte del problema y la gente lo está diciendo, pero vamos a ser parte de la solución mientras le demos espacio a la gente para que pueda tomar el protagonismo de la transformación constitucional".
"También somos partidarios de que los quórums sean fijados por el órgano constitucional y no previamente. Es una materia de extrema relevancia. Como es tan importante, (proponemos que sea) no el Congreso quien debe fijarlo, sino que el órgano constitucional mismo".
—Esas modificaciones que plantea, ¿cómo se encauzarían?
"Yo creo que la discusión de los últimos días se ha centrado en el contenido y sobre eso hay posiciones legítimas y respetables, pero el problema de fondo no está ahí, sino en que en el acuerdo no se ve reflejada la sociedad, sino los partidos políticos y el Congreso nacional, que la gente ha visto como actores que han profundizado el problema. Pero también las municipalidades. Pienso que el Frente Amplio aún tiene la posibilidad para tener una mirada distinta en lo que ha venido haciendo en los últimos días, porque es parte de la sociedad que despertó y no puede repetir ni reproducir esas prácticas que la gente nos dice que enterremos de una vez por todas".
—¿Apunta a que los parlamentarios del Frente Amplio presionen para hacer esas modificaciones?
"Creo que con el acuerdo del viernes la situación del país entró en una nueva etapa. La gran tarea que van a tener todos los actores sociales que se han opuesto es empezar a articularse de manera unitaria, precisamente para proponer un itinerario en base a lo que ya está, donde el protagonismo no lo tengan los partidos políticos. Eso se expresa en propuestas específicas porque no puede ser que en el momento cumbre de la democracia no nos atrevamos a hacer las cosas de manera distinta, a permitir que sea la gente la que participa. La gente quedó molesta con lo que sucedió, no le gustó la foto del viernes porque no fue una foto representativa del nuevo Chile. Pensamos que en la etapa que viene lo importante es proponer, sobre la base de los plazos que ya están propuestos".
—¿Entonces su postura es que se presente un nuevo acuerdo que recoja esas propuestas?
"Creo que la gente tiene el legítimo derecho a disentir y ese derecho no puede ser visto como una forma de 'hacerle la pega a la derecha'. Eso es falaz, es negar el debate y cerrar por fuera la posibilidad de los millones que han estado marchando y participando de los cabildos de decir que no están de acuerdo. Particularmente el Frente Amplio debe ser receptivo a eso, es su deber, es la tarea fundamental de una coalición que busca superar lo viejo y tratar de empujar por la creación de lo nuevo".
—Bajo esa mirada, ¿qué le pareció que tres partidos de la coalición, más el diputado Boric, firmaran el acuerdo?
"Son posiciones legítimas dentro del Frente Amplio que yo no comparto. No las voy a calificar de la forma que algunos lo han hecho, como 'traición', porque no me corresponde. Entiendo que tienen una posición distinta y, en ese sentido, es respetable. Pero sí creo que es equivocada. Creo que nos perdemos una oportunidad si el FA no termina de darse cuenta de la fuerza creadora que supone en su interior y no termina de asumir que, como reflejo de la sociedad chilena, puede hacerlo de manera distinta. Pero creo que todavía existe espacio para que eso sea así. Me parece que se debe hacer un proceso de reflexión de lo que pasó la semana pasada porque, de lo contrario, las posibilidades de que sea la sociedad chilena la verdadera protagonista del cambio que viene, se van a ver sumamente complicadas".
—¿Sigue creyendo en el proyecto inicial del FA?
"Yo soy frenteamplista, los 73 que renunciamos a Convergencia Social lo somos y vamos a trabajar por un FA con una fuerte democracia interna, diverso y que intente estar a la altura del nuevo Chile que se abre. Las formas políticas y las formas de representación tal cual como están hoy, no sirven para interpretar el país que viene y lo que mejor interpreta esto es lo que sucedió el viernes. Eso no tiene que ver con el actuar de otro, o alegrarse porque a una compañera como a Beatriz Sánchez la están funando o le estén diciendo algo que no corresponda, porque son cosas que uno rechaza. Sino que más bien, pensar que el FA tiene, a mi juicio, una oportunidad para marcar el protagonismo de la sociedad".
—¿Qué le pareció la actitud del diputado Gabriel Boric?
"No estoy de acuerdo con lo que hizo Gabriel".
—El tribunal del partido va a tomar la decisión respecto de él. Más allá de eso, ¿cuál cree que debería ser el camino que tome el partido respecto de su actitud?
"No me corresponde pronunciarme sobre eso porque, junto a 73 compañeros, ya no somos parte de Convergencia Social".
—¿Y por qué no esperar a la decisión del tribunal, antes de salir de Convergencia Social?
"La decisión que nos llevó a alejarnos de Convergencia Social va más allá de lo que hizo Gabriel. Tenemos serias diferencias con sus acciones, pero también respecto a la capacidad de ser un instrumento que esté a la altura de lo que supone el país desde el 18 de octubre en adelante. Le deseamos a los compañeras y compañeros de Convergencia Social el mejor camino y seguramente vamos a encontrarnos dentro del FA, van a ser aliados privilegiados. Pero es una decisión que trasciende simplemente a lo que hizo Gabriel. Las formas de representación y partidarias también cambian. Convergencia Social era instrumento que estaba pensado para poder legalizarse y para competir en elecciones. Pensamos que lo que hay que hacer es otra cosa y por eso hemos decidido dejarla. Esto no es una pelea entre caudillos como algunos lo han planteado, es parte de una reflexión colectiva".
—El diputado Miguel Crispi, de Revolución Democrática, dijo este fin de semana que “hay diferencias profundas” que resolver al interior de la coalición. ¿Cree que se están defendiendo intereses distintos al interior del bloque?
"Creo que, sobre la coyuntura actual, todo el FA está de acuerdo con cambiar la Constitución de Pinochet y en avanzar en torno a un plebiscito de entrada y de salida. Pero tenemos diferencias respecto a las formas en que se han ido construyendo este acuerdo y respecto al rol que debiera tener la sociedad en el camino que viene. Nosotros no pensamos en un rol pasivo, es decir, invitando solamente a la gente a votar. Pensamos más bien en un rol activo y eso no está asegurado en el acuerdo. De hecho, la opción Convención Constituyente, que es la Asamblea, una cuestión que yo no comparto, no asegura que académicos, la ciudadanía independiente, dirigentes vecinales, puedan participar. Incluso puede ser una Convención compuesta por un número importante de parlamentarios.
"No existe límite para que los parlamentarios en ese punto pueden presentarse. Claro, el acuerdo dice que solo el presentarse hace que no deba renunciar a su calidad parlamentaria. Pero, en estricto rigor, un parlamentario tiene más recursos, más despliegue y más capacidades por el rol privilegiado que tiene en la sociedad, para poder ganarle una elección a un académico o a un dirigente social. Si analizas en detalle la opción de Convención Mixta, asegura el 50% de participación ciudadana. Lo paradójico está en que esa opción sería la que asegurara la participación de la gente. Eso es delicado y complejo. Yo creo que las diferencias, que son legítimas, no nos niegan la posibilidad de seguir conviviendo".
—Señaló que se debe hacer un proceso de reflexión en el FA.
"De manera concreta, proponemos que se pueda convocar a una convención del Frente Amplio, porque en el acuerdo político del viernes no se realizó un proceso de consulta a la base frenteamplista. O sea, el millón trescientas mil personas que votaron por Beatriz Sánchez no fueron parte del acuerdo. Entonces me parece súper legítimo que pudiéramos, por ejemplo, convocar a una instancia o a los miembros del FA donde elaboráramos un plebiscito de ratificación del acuerdo del viernes. Démosle paso a la democracia interna".
"Los militantes del FA son dirigentes de base que han estado en la calle y que han participado de cabildos autoconvocados, y para ellos ha sido difícil sostener la decisión que tomaron RD, el Partido Liberal, Comunes y el diputado Boric. ¿Por qué no abrimos esa posibilidad de plebiscito a acuerdo y ver qué posibilidades hay de empujarlo más allá? Yo estoy de acuerdo con lo que se ha dicho de que tenemos una coyuntura histórica, pero como lo vemos nosotros, es insuficiente. Entonces, por qué no, con generosidad y sin ánimos de que el proceso se caiga, darle paso a que los frenteamplistas puedan dar su opinión sobre lo que resolvieron estos partidos".
—¿Cree que el gobierno del Presidente Sebastián Piñera se acabó el “18 de octubre”?
"Hoy el Presidente Piñera no gobierna, en estricto rigor. Creo que el gobierno pretende impulsar un 'acuerdo por la paz' y que esa es la parte más dramática de lo del viernes, cuando en Chile se sigue reprimiendo, al día siguiente fallece una persona, miles han perdidos sus trabajos. Creo que este es un gobierno que tiene serias dificultades para continuar con su gestión y carece de legitimidad para conducir los destinos del país. Muchos sectores sociales así lo ven".
-¿Ve que esto sea, a la vez, un proceso “destituyente”?
"Eso está en juego hoy en día. La potencia del movimiento iniciado el 18 de octubre tiene que ver con el cuestionamiento profundo y la destitución de un montón de certezas del modelo neoliberal. Es una rebelión ante la precariedad de la vida, ante los privilegios de algunos y ante la democracia cerrada y chica que tiene el país. La derecha en Chile no está dispuesta a tocar el modelo, sí a conceder un proceso constituyente que va a pelear con todas sus fuerzas, pero no a dar un centímetro a lo que la gente está demandando, como es terminar con el modelo de AFP, resolver los problemas de la salud pública".
—¿Qué espera que ocurra en el corto plazo tras el acuerdo?
"En la agenda social no se ha ganado nada. El 'acuerdo por la paz' es solo en el papel, porque en Chile se sigue reprimiendo de manera dura. Los cuestionamientos a Carabineros van a ser crecientes. Espero que en el acuerdo constitucional al que se arribó, la última palabra la tenga la sociedad y no el sistema político".