Policía homofóbica: El relato de un estudiante víctima de torturas sexuales y brutales agresiones por ser homosexual
“¡Se está muriendo. Se va a morir. Ayuda!”. Josué Maureira Ramírez (22) escuchó los gritos desde el interior del supermercado Santa Isabel de avenida Carlos Valdovinos en la comuna de Pedro Aguirre Cerda.
Eran las 2 de la mañana y estaba incumpliendo el toque de queda, lo reconoce. Sus conocimientos en primeros auxilios, sus estudios de medicina en la Universidad Católica, le hicieron creer que podría ser útil para quien clamaba por ayuda.
Josué decidió entrar al supermercado, pero a poco caminar se topó de frente con un grupo de carabineros armados. Al verlos, se lanzó al suelo y levantó los brazos. Nada evitó que los uniformados se lanzaran a agredirlo.
Allí comenzaron los cinco días más duros de su vida. Discriminación, maltrato físico y violencia sexual marcaron su paso por la 51° Comisaría de Pedro Aguirre Cerda.
Este lunes deberá reconocer a sus agresores en una audiencia de careo, dado que sólo tres de los más de diez carabineros que lo agredieron tenían identificación al momento del ataque. Según relata Josué a El Desconcierto, estos funcionarios policiales le imputaron cargos falsos y desde el primer contacto lo trataron de “maricón”.
El trayecto del supermercado a la comisaría no lo recuerda. Sólo tiene un par flashes que le indican que lo siguieron golpeando durante el traslado. Pocos minutos antes de que lo subieran al carro policial, un carabinero le quitó su celular para evitar que grabara el procedimiento, y una funcionaria le dio varios golpes en la cabeza y perdió el conocimiento.
Homofobia en la comisaría
La claridad la recuperó ya en la comisaría, donde el calvario sólo se intensificó. Sus uñas pintadas con esmalte rojo, la blusa del mismo tono que vestía, los pantalones apretados y su forma de hablar, sospecha, provocaron que los policías se ensañaran aún más con él.
“Maricón culiao” le gritaron incontables veces al interior de ese cuartel, mientras lo golpeaban sin piedad en el calabozo.
Luego de llevarlo a constatar lesiones, donde -sin siquiera revisarlo- indicaron que tenía lesiones leves, lo devolvieron al cuartel en Pedro Aguirre Cerca a registrar sus huellas. Allí, entre amenazas, le preguntaron “si era maricón”, ante lo que el estudiante de medicina respondió que sí, que era homosexual.
“De ahí en adelante, empezaron a golpearme con mucha más fuerza. Me obligaron a gritar que era maricón ante toda la comisaría, entremedio de golpes”, cuenta el joven a El Desconcierto.
“Me rompieron la ropa, me bajaron los pantalones. Esto culmina en un hecho que me daña y me duele mucho: introducieron una luma dentro de mí, y me decían “maricón, te gusta por el hoyo”. Me preguntaban si me gustaba. Había un odio tácito por mi orientación sexual”, relata.
Los policías habrían permitido que otro de los imputados allí recluido lo golpeara, sin que ellos intervinieran en la golpiza.
Luego de todos estos graves atropellos, el joven fue trasladado hasta el penal Santiago 1. Específicamente al módulo 4, donde debió convivir con otros 104 reclusos, hasta que este viernes fue liberado. En ese lugar, personal de Gendarmería se habría preocupado de su seguridad, señala.
[caption id="attachment_320581" align="alignnone" width="1024"] Rastros de las agresiones sufridas por Josué, tras cinco días recluido.[/caption]
Próximas acciones
Desde el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) denunciaron que algunos carabineros amenazaron al joven con matarlo, luego de que fuera detenido. Por eso estarían brindando protección a Josué.
El organismo acusó que al momento de la formalización, el estudiante no habría sido debidamente entrevistado por el defensor público que le fue asignado y tampoco por los jueces, por lo que no habría podido denunciar todas las vejaciones que sufrió en la comisaría.
El INDH presentó este sábado una querella por los delitos de tortura con abuso sexual en contra de efectivos de Carabineros. Esta acción legal considera la agravante de discriminación por orientación sexual, que incluye la Ley Zamudio.
Desde la misma institución detallaron que los delitos de tortura sexual son considerados -en todo el mundo- como uno de los atropellos más graves a los Derechos Humanos de las personas.
En este punto coincide la diputada Natalia Castillo (RD), quien calificó esta denuncia como “gravísima”, dado que ningún Estado de Excepción autoriza las graves vulneraciones vividas por Josué.
“Las víctimas de violencia sexual tienen derecho, además de que se haga justicia, a tener una debida reparación. Y al ser además en razón de su orientación sexual o expresión de género, esto se cruza con la vulneración de otros derechos fundamentales”, señala la parlamentaria, que ha promovido una agenda LGBTI en el Congreso.
Castillo espera que los uniformados involucrados en las agresiones sean “debidamente sancionados” y anunció que pedirá que se revisen los actuales protocolos de Carabineros y la formación en Derechos Humanos, temas de género y respeto a la diversidad sexual.
La diputada además mencionó que no se trata de casos aislados, dado que desde que comenzaron las intensas protestas se han conocido varias hechos similares. Según el último informe del INDH, se denunciaron 15 casos de violencia sexual en todo el país.