Patricio Zapata por acusación contra Cubillos: “Si se hubiese ganado, era solo un parche dentro de la espiral de decadencia de la oposición”
El rechazo de la acusación constitucional contra la ministra de Educación, Marcela Cubillos, fue algo esperable para el abogado constitucionalista, Patricio Zapata (DC). Pero tampoco lo ha tenido celebrando con champaña, como lo dice a El Desconcierto, a horas de que la oposición sufriera una derrota en su búsqueda por destituir a la secretaria de Estado.
En su opinión, el documento que impulsó la oposición, y desde su inicio el Partido Socialista (PS), era jurídicamente débil. “Si esa parte no era fuerte, entonces, la parte política tampoco se hace suficiente. Es decir: apelar a una lealtad al legado de la presidenta Michelle Bachelet, a sus reformas, a la unidad de la oposición y a la necesidad de acusar al ´enemigo común´. Esto no es algo de negro y blanco. Pero eso no quita que el argumento fuese insuficiente”, indicó.
Zapata cree que la oposición debe sacar lecciones en esta pasada y que el rechazo de la acusación no es más que un síntoma de un problema de fondo: la espiral de decadencia en la que está sumido el bloque.
-Ha planteado que la acusación era una “medida desproporcionada” para los errores que se advirtieron en la gestión de la ministra Cubillos. ¿Fue un error de la oposición optar por ese camino?
-Si tienes un grupo de diputados muy comprometidos con la educación pública, que se sienten conmovidos porque creen que la ministra está boicoteando esas reformas, no se puede sino entender que lleven adelante la acusación. Si hay una convicción, es respetable. A veces puedes ir con una convicción y perder; hiciste el punto y lo demostraste a los ciudadanos. En ese sentido, tu derrota en los números no es necesariamente política. Ahora, con la mano en el corazón, se ganó políticamente el debate de mostrar la defensa a la educación. Pero el instrumento que se escogió, parece que no fue el adecuado. Además, a poco andar, pones como único objetivo ganar en votos, ya no es convencer, solo ganar.
- Entonces, ¿hubo un error en la herramienta que se utilizó?
-O sea, con la ventaja que te da comentar el partido del domingo el lunes en la mañana, podemos decir que fue un error poner todo el acento en un instrumento, si no tenías toda la base jurídica suficiente para convencer. No digo que no se tuviera ninguna base, ni un “guantán jurídico”, como lo señaló la UDI. Los fundamentos no fueron suficientes para justificar lo que en derecho constitucional es prácticamente la pena de muerte.
-¿Era preferible la interpelación?
-Absolutamente, y ahí, en esa interpelación, muestras o tratas de mostrar ante el país que en el ministerio, más que estar preocupados por cumplir la ley o de preocuparse de los colegios, han estado preocupados de hacer reformas y de hacer un planteamiento ideológico. Pero para eso tenías este otro instrumento. Con la movilización de los profesores, por ejemplo, no se pidió la renuncia de la ministra, sino que se acogieran sus demandas. Ahí hubo una victoria política al tener apoyo de la ciudadanía. Lo mismo que ha ocurrido en las 40 horas, que ha convencido a mucha gente. Si tu no convences, es difícil que ganes en serio.
-¿Qué costos tiene esto para la oposición?
-Yo no creo que este sea el camino de la convalecencia ni tampoco que esto sea una causa de nuevos problemas. Lo que pasó es un síntoma del problema real. Yo no creo que vayamos a entrar en un espiral de decadencia, estamos en esa espiral y la solución va por otro lado. Este era un parche si se hubiese ganado y como tal, hubiese creado una ilusión. Carlos Marx diría “hubiera sido un poquito de opio” para creer que “estamos súper unidos” y para creer que “derrotamos al Gobierno”. Pero cuando uno mira más de cerca, el hecho de estar unidos contra Marcela Cubillos no dice nada de nuestra capacidad de gobernar Chile. ¿O alguien cree que esto demuestra que estamos preparados?
-¿Esta es una muestra de lo quebrada que está?
-Es una muestra, pero lo complejo es que algunos pensaban que por esa vía empezábamos a sanar el problema. Es como pensar que una enfermedad seria se arregla con una aspirina. Hay problemas dentro de la oposición que se tienen que ir despejando, fracturas entre los partidos que tampoco se solucionan con calmantes. Sabemos lo que ocurre en el Partido Socialista, que quedó en evidencia en la última elección interna; tensiones en la Democracia Cristiana, que son bien evidentes; otras diferencias al interior del Frente Amplio, por ejemplo, sobre los juicios que merece la situación en Venezuela.
Si bien mi sensación es que evitamos algo que no era conveniente para el país, yo no celebro la derrota de la oposición. La mayoría de los diputados de mi partido votaron a favor.
-¿Qué pasó con los votos en contra? Lo mismo se repitió con la votación en la reforma de pensiones, en la comisión de Trabajo, en julio pasado, donde la DC nuevamente se cuadró con el gobierno.
-Ahí fue distinto, porque sí se puede hacer una discusión política. En este caso la DC no dio una orden de partido y la mayoría votó a favor. Entiendo que alguien diga que no le gusta la forma en que la DC apoyó la reforma previsional o la reforma tributaria. Perfecto, tengamos ahí un debate. Y aquí el partido no tiene por qué esconder su responsabilidad y tiene que estar dispuesta a defenderse. Pero aquí, de los seis votos que votaron contra la acusación, dos fueron democratacristianos y cuatro que no. El jefe de bancada (Gabriel Ascencio) estuvo a favor y el que la defendió también fue DC (Mario Venegas). Si alguien cree que una manera de tapar el problema es echarle la culpa a la DC, se equivoca.
-¿Cómo habría votado usted?
-Si yo hubiese sido diputado, habría votado en contra. Lamentablemente, no se dio la oportunidad de que me preguntaran antes porque esto se manejó de una manera muy hermética durante varios meses. Solo después de que se presentó nos pudimos enterar. Hubo filtraciones y titulares por los que nos enteramos, pero nunca se produjo una conversación. Yo te diría que si quieres jugar el partido de la unidad, empiezas a jugar de manera unitaria desde el minuto uno del primer tiempo y no el minuto ochenta y seis del segundo tiempo.
-¿Hubo un mal manejo del Partido Socialista, que impulsó esta acusación?
-Es que creo que si tú quieres la unidad y quieres un resultado, empiezas a consultar desde el momento uno y eso es cuando tienes la idea: 'Oye, acusemos a esta ministra porque mira lo que acaba de ocurrir'. 'Perfecto, armemos un grupo'. Ya, entonces, ¿qué grupo armamos? ¿A quiénes invitamos? Y durante meses fueron solos socialistas. No estoy diciendo que, si hubiesen participado más personas, hubiésemos estado de acuerdo. Capaz que no. Capaz que, si me invitan a mí, yo les digo que no. Pero de todas maneras nos hubiésemos enterado antes. Lo otro son los hechos consumados y aquí se dio que 'si votabas a favor, estabas con la presidenta Bachelet, es decir, con la educación pública; y si votas en contra, significa que tienes una especie de acuerdo con la derecha'.
-¿Fue un debate muy ideologizado?
-La acusación constitucional siempre va a ser ideologizada, pero lo importante es que tenga base jurídica. No critico que haya sido ideologizado porque son diputados de la República, elegidos por sus ideas. Esas cosas tienen que notarse. Pero para acusar constitucionalmente a alguien y destituirla por cinco años, tienen que contar con una base suficiente.
-Y, a su juicio, falló esa base.
-Es que creo que solo puedes ocupar la acusación cuando estás ante grave abuso de poder, a diferencia de otras personas que creen que basta una falta. El año pasado se acusó al ministro de Salud, Emilio Santelices, porque después de la ley de aborto en tres causales, obligado a dictar un reglamento sobre la objeción de consciencia constitucional, sacó un decreto que fue devuelto por el contralor, que dijo 'no, esto está mal'. Ahí varios saltaron diciendo que violaba la Constitución y que había que destituirlo, aunque llevaba tres meses en el cargo. Sabíamos que estaba en una situación compleja porque, por un lado, estaba la ley, estaba el fallo del Tribunal que había creado la objeción de consciencia institucional, y un dictamen discutible de la Contraloría.
Ahora, lo que también era extraño es que los mismos que el año pasado decían que la opinión del contralor era una especie como de oráculo, si decía que el ministro estaba mal, había que echarlo. ¿Qué pasó este año? El contralor dijo que estaba bien. Ahí tenemos una diferencia de opinión y espero que con los meses, y que sirva lo de ayer, se vaya instalando un consenso de que vamos reservar la acusación para cuestiones graves.
[caption id="attachment_314604" align="alignnone" width="640"] /Ministra Cubillos durante la votación en la Sala de la Cámara.[/caption]
-¿Qué lecciones políticas tiene que sacar la oposición de esto?
-Te diría que una muy importante, definitivamente, es dejar de pensar que las acusaciones constitucionales son una herramienta más de la lucha política a la que tu echas manos para hacer un punto ideológico-político, aunque sea un punto válido. Si eso lo sigue haciendo, la derecha o la izquierda, estamos haciéndole un daño al sistema presidencial. A propósito de las 40 horas, use una expresión que me parece importante, y es que nunca hay que hacer ni usar la Constitución pensando que siempre vamos a estar nosotros en el poder, o vamos a ser la mayoría. Entonces, si le damos una interpretación de que la mayoría pueden echar a los ministros que cometen errores, o que nos resultan insufribles, no nos pongamos a llorar después cuando no seamos mayoría.
-¿Eso no se tomó en cuenta en esta pasada?
-Un profesor una vez dijo que la acusación ya había mutado, que ya no es lo que se supone que era. Yo me opongo a aceptar a que eso ocurra y la manera es que no prosperen estas acusaciones. Porque si esa mutación ocurriera, estamos condenando a la inoperancia absoluta a todos los futuros presidentes del país. Entonces, si tengo la capacidad de elegir a un equipo, voy a tener que cruzar los dedos y en mi caso, rezar. Porque a ese sujeto lo estoy lanzando a los leones. Puede lanzarse una declaración como la de Varela, como la del bingo, o la Contraloría va a devolver contratos, que es grave, pero pasa.
-Con esto ¿se fortalece la carrera política de la ministra Cubillos? Ha dado vuelta información sobre una posible candidatura como parlamentaria.
-La verdad no sé. Hay veces que una derrota en estas circunstancias no impide que la persona después tenga una brillante carrera política, el caso de la senadora Yasna Provoste (DC) lo demuestra. Ella logró convencer a muchísima gente de que había sido víctima de una injusticia y fue elegida como primera mayoría nacional en Atacama. Entonces, en una de esas, esto a la ministra Cubillos la ayuda políticamente. Puede que si se hubiese aprobado la acusación, ella se fortaleciera con sus electores. Hay que pensar en la gente que podría votar con ella, ahí podría haber quedado como una mártir o heroína también. No creo que haya que leer lo que pasó como un favor político que se le hizo a alguien.
Lo que sí sé es que estamos en mejores condiciones de asegurar que esta institución no se transforme en un taladro que haga daño al presidencialismo, de izquierda o derecha. Al presidente Allende les acusaron a ocho ministros suyos porque la oposición era mayoría, y algunas de esas personas no debieron ser destituidas, como José Tohá. Nosotros los DC, con una historia llena de errores, y nosotros nos sumamos a acusaciones constitucionales que, en el fondo, más que castigar conductas graves, buscaban castigar al presidente por lo que estaba haciendo. Esa es una lección que la gente de izquierda también debería recordar.
-En la discusión por las 40 horas usted está trabajando con el equipo que va a preparar la defensa de la oposición, en caso de que el gobierno lleve el proyecto al Tribunal Constitucional. ¿La votación de ayer funciona como antesala a lo que se verá en la de este proyecto?
-No, son cosas distintas. Aquí lo que hay que hacer es convencer porque hay razones importantes para estar a favor. Pero también se han planteado riesgos. A pesar de eso, creo que de las personas que votaron en contra ayer, como Matías Walker (DC), puede que vote a favor de las 40 horas. Y al revés, personas que rechazaron la acusación, pero que en este otro debate tengan dudas, porque quizás piense que va a aumentar el desempleo o que las pymes van a verse asfixiadas.