Un nuevo hito en la carrera de Stéphanie Frappart y un nuevo hito para la historia del fútbol, fue lo ocurrido la noche de este miércoles en el Besiktas Park de Estambul. A sus 35 años, la árbitra francesa se convirtió en la primera mujer que dirige una final masculina de competición europea, tras su conducción de la Supercopa entre el Liverpool y el Chelsea.

Ya el pasado 28 de abril se había convertido en la primera mujer que arbitró un partido de la primera división francesa, entre el Amiens y el Estrasburgo. Y en junio, la Federación Francesa de Futbol (FFF) anunció su promoción a la nómina de árbitros de la Ligue 1 de forma permanente para la temporada 2019/20.

Hoy, quien también arbitró en julio la final del Mundial femenino entre Estados Unidos y Países Bajos, suma un nuevo mérito en una carrera llena de éxitos. 

Abriendo caminos

Frappart nació en Valle del Oise, Francia, en 1983 y saltó a la escena mediática en 2014 cuando se convirtió en la primera árbitra que llegaba a la segunda división del fútbol francés.

Su  incursión en el campo no ha estado exenta de polémicas. En 2015 sufrió un ataque sexista por parte del entrenador del Valenciennes David Le Frapper por no cobrar un supuesto penal. 

Pero este tipo de episodios no frenaron su pasión, que inició a los 13 años, tras comenzar a jugar al fútbol en el equipo Pierralaye del norte de París. Allí, según propias palabras, decidió inscribirse en una escuela de arbitraje “para conocer mejor las reglas”.

A los 19 años, decidió dar prioridad completa a su pasión y abandonó la práctica del fútbol. Desde entonces, ha superado etapa tras etapa para llegar donde se encuentra hoy. 

Quienes la conocen la describen como una buena árbitra, que no quiere destacar por ser mujer, ni ser noticia porque “los árbitros saben que han hecho un buen trabajo cuando no son noticia”, según sostiene Frappart.

“Quiero arbitrar en primera por mis competencias, no por ser mujer”, aseguraba en abril al diario deportivo “L’Équipe”.

Uno de los responsables del arbitraje francés, el director técnico Pascal Garibian, considera que Frappart “siempre busca progresar y tiene una enorme capacidad de sacrificio”.

“Pita con justicia, controla los partidos con limpieza, respetando a jugadores y entrenadores, pero cuando es necesario se hace respetar”, resume Garibian respecto de la árbitra francesa que está haciendo historia una vez más.