Manifestaciones pro Bolsonaro y los discursos de ataques a las instituciones
En este domingo se desarrolló el segundo capítulo de la denominada “guerra de marchas” propuesta por el presidente de Brasil Jair Bolsonaro, como reacción a las protestas de estudiantes y profesores del pasado 15 de mayo y con respecto a las disputas por hegemonía en los sectores de la derecha brasileña.
Convocados por los grupos de apoyo al gobierno y a las Fuerzas Armadas, decenas de miles de personas estuvieron en las calles de diferentes ciudades para manifestar su respaldo al gobierno y al mandatario, y para atacar abiertamente a algunas figuras que fueron tratadas por los movilizados como enemigos de su administración, incluyendo el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, e incluso el vicepresidente, Hamilton Mourão.
Aunque el propósito de la marcha (al menos según la convocatoria) era respaldar la agenda de Bolsonaro con respecto al paquete anticrimen y al decreto de liberación del comercio de armas de fuego, también hubo registro de consignas defendiendo el cierre de la Suprema Corte y del Congreso, además de llamados abiertos al autogolpe por parte del presidente. Esto, pese a que éste aseguró a la prensa que “aquellos que defendieron ataques a las instituciones son una minoría que fue al acto equivocado, mientras que la mayoría se manifestó democráticamente contra las viejas prácticas en la política”. El hecho, en todo caso, es que hubo un gran número de carteles y lienzos apuntando a los poderes Legislativo y Judicial como “enemigos”.
Según la prensa local, el bolsonarismo llevó cerca de 50 mil personas a la Playa de Copacabana y otros tantos a la Avenida Paulista, principal vía de la ciudad de São Paulo, siendo estas las ciudades donde se registraron las mayores marchas. Lo anterior fue bastante menos que los cientos de miles registrados en las mismas ciudades en el 15 de mayo, cuando protestaron los estudiantes y profesores contra los recortes de 35% impuesto por el oficialismo al presupuesto de Educación.
Mientras que las marchas anti recortes reunieron un total de casi 2 millones de personas en 198 ciudades de todo el país, las de la extrema derecha, según el diario O Globo, movilizó a algo más de doscientas mil, en 52 ciudades distintas.
Por ahora, este escenario plantea una clara victoria cuantitativa de los estudiantes, que lograron un apoyo mucho mayor, pero también le sirve al presidente Bolsonaro para mostrar que todavía mantiene el apoyo social de su electorado más cautivo y radicalizado, sobre todo en las dos ciudades emblemáticas del país (São Paulo y Río de Janeiro), y pese a que las encuestas vienen mostrando una caída en su popularidad y aumento del rechazo a nivel nacional (que se ubican en un 28,6% y un 36,2% respectivamente, según la consultora Atlas Político).
Pero Bolsonaro también obtuvo una victoria dentro de su sector, según el experimentado periodista brasileño Rodrigo Vianna (con paso por Globo y actualmente en TV Record), y responsable por el blog Escrevinhador, para quien el mandatario ha cosechado un éxito relativo este domingo, “al demostrar que tiene fuerza para mantener su pelea por la hegemonía dentro de la derecha brasileña, al mostrar que es el único del sector que tiene gran apoyo en las calles, pero solamente para la disputa fuera de las instituciones”.
Sin embargo, el periodista también cree que el escenario se vuelve más peligroso institucionalmente, a medida en que “Bolsonaro también se da cuenta de que la manera de volverse más fuerte políticamente es reforzar la apuesta en la antipolítica, de esta vez apuntando al `Centrão´ (como llaman en Brasil al amplio espectro de sectores moderados de derecha)”. Para Vianna, los temores del Centrão, al igual que de algunos grupos empresariales (como la banca, o la poderosa red de multimedios Globo) y el sector más políticamente organizado de la Suprema Corte brasileña, podría llevar a que reaccionen unidos, caso empiecen a ver en Bolsonaro un riesgo para su status quo”.
Finalmente, el periodista considera que el escenario empieza a verse más favorable a la izquierda, “que puede ganar protagonismo, por ser el único otro sector capaz de movilizar gente para enfrentar la extrema derecha, si esa se vuelve más fuerte”.