Qué se lee: Pamela Jiles, el libro del hije

Qué se lee: Pamela Jiles, el libro del hije

Por: Elisa Montesinos | 07.05.2019
En reposo tras haberse quebrado la tibia y el peroné en el Congreso, y someterse a una operación, la diputada Pamela Jiles ha seguido activa en redes sociales, donde incluso mostró su pierna fracturada. Por lo mismo, ha tenido más tiempo de leer. Aquí nos recomienda su última lectura, el libro que su hijo, el curador transexual Gastón Muñoz, publicará en las próximas semanas.

Desde hace dos semanas disfruto el manuscrito Capitalismo Cagüay, de Gastón J. Muñoz J, mi hije, dedicado a la teoría del arte, la curatoría y la performance, y que a sus 24 años es considerado por la crítica “un intelectual que vino a revolver las aguas del arte chileno, un pensador transexual que sorprende por su erudito rigor que mezcla critica, juego e ironía desde una perspectiva estética”. Así varió mi tendencia –desde que soy diputada– a dedicar el tiempo de lectura a propuestas legislativas, análisis político y contingencia, todo esto a través de mi amado tablet.

Hace mucho tiempo que no tomaba un libro de papel, hasta que Gastón me pidió que corrigiera los originales de su publicación que tiene fecha de lanzamiento para julio próximo por la Editorial Pólvora. De partida, el título Capitalismo Cagüay es un guiño a Capitalismo Gore, de la teórica crítica y Drag King proveniente de Tijuana, Sayak Valencia, que explora cómo el sistema económico impuesto en el continente gatilla una serie de prácticas de violencia patriarcal en los sectores más precarios a través del narcopoder. Pensadora de la frontera, la escritora y mi hije se han encontrado en distintos seminarios contraculturales en países como Argentina y México, y han desarrollado una enriquecedora amistad e intercambio intelectual.

En Capitalismo Cagüay, Gastón deja en evidencia otra frontera, esa en que se encuentran el pop nipón con el arte chileno postransicional. Tiene una pluma tan rigurosa como lúdica con la que descubre todos los secretos de lo que conocemos como “monos chinos”. Analiza los cómics populares que ingresaron en Chile durante la llamada transición. Se interesa por la subcultura ñoña de los otakus, los fanáticos del animé japonés, y observa cómo estos productos culturales implican un cambio en la conformación sexo-política y social de una nueva generación de artistas.

Su mirada transfeminista se construye a partir del prisma de la interculturalidad, a través de tráficos estéticos inesperados, como los Pokemones, que hicieron la revolución pingüina del 2006 mientras exploraban su sexualidad en los parques y plazas. Algunos de esos jóvenes son hoy artistas de la escena under,  juegan con las referencias otaku, la performance y los nuevos medios para criticar la sociedad neoliberal contemporánea.

El libro es interesante y revelador tanto para los iniciados en temas de cultura y migración como para quienes simplemente quieran enterarse un poco más de los trabajos de artistas emergentes de Chile y Latinoamérica, incluidos el Gokú gigante de Marco Arias en el Centro Cultural de España o el poemario sobre la geisha chilena y el Suchipleta escrito por Fernanda Donoso y Javiera Gómez.

Esta lectura me ha devuelto al papel y me ha llenado de orgullo por la lucidez de mi hije. Además le ayudo a corregir los borradores. ¡Son los beneficios de tener una mamá periodista! En el velador tengo esperando Un apartamento en Urano, del filósofo español Paul Preciado, con quien comparto la idea de que el género es una herramienta similar a la prótesis: una tecnología que nos impone el patriarcado pero que tenemos el deber de alterar para mejor reflejar nuestros deseos.

Foto portada libro: Lucas Nuñez Saavedra @lucasnunezsv